Centro Holística Hayden

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28 de agosto de 2016

Teoría del desdoblamiento del tiempo y el espacio. Jean Pierre Garnier-Malet.

“Yo soy el alfa y el omega, el primero y el último, el principio y el fin”


Llamada antiguamente principio del alfa y el omega, el movimiento de desdoblamiento une el horizonte omega mayúscula y la partícula alfa minúscula por el vínculo rho. No se trata de una casualidad que en griego Oura (palabra formada por estas tres letras) signifique “la división del tiempo”. El caduceo, símbolo de clarividencia de Hermes- y, sobre todo, esquema del movimiento de desdoblamiento- estaba coronado por el espejo de la prudencia que permite asociar el futuro con el pasado. ¿Para qué buscar la
respuesta a una pregunta que nunca hemos querido hacernos? Un movimiento de desdoblamiento divide el tiempo para separar el presente, del pasado y del futuro. Es fundamental, pues permite explicar el universo, las fuerzas en juego y la necesidad de un único “Maestro de los Tiempos”. Este entendimiento cambia toda una vida. Un ser excepcional y muy sabio me dijo: “Tu vida presente es el futuro posible de un pasado real y actual en el cual tienes múltiples problemas en este mismo momento, pero es también el pasado real y actual de un futuro posible en donde se fabrican -siempre en este mismo momento- soluciones potenciales“. Me ha costado un cierto tiempo entender esta ley científica. Era necesario que cambiase totalmente mi visión de las cosas para entender que el pasado, presente y futuro son tres realidades simultáneas transcurriendo a velocidades diferentes. Pero esta visión es estupenda pues mi vida sobre la Tierra me permite actualizar a cada instante un pasado o un futuro potencial experimentado por otra realidad desdoblada de la mía. Y puedo pues decir de manera totalmente racional: “yo era, yo soy y yo seré“, simultáneamente pero en tiempos diferentes. Nueve años de trabajo intensivo, iban a ser coronados por una teoría universal pudiendo ir más allá de lo imaginable, explicando paradojas, barriendo postulados, dando por fin sólidas certezas científicas a confusas aproximaciones esotéricas o a creencias ancestrales, empíricas, metafísicas o religiosas. Me quedé pasmado al comprobar que a excepción de ciertos círculos restringidos de científicos, la desinformación era casi total. Hasta llegué a pensar que era deseada al más alto nivel por los responsables políticos y militares.
Esta nueva noción ilustra perfectamente lo que Platón, escribía en Timeo-Critias, cinco siglos antes de J.C.: “Se trata de divisiones del tiempo. Ciertamente decimos que él “era”, “es” y será”, pero, a decir verdad, sólo la expresión él “es” se aplica al Ser que es eterno.” Imaginaos que utilizáis dos mundos idénticos en donde el tiempo no transcurre a la misma velocidad. Mientras un tiempo imperceptible de una mil millonésima  parte de segundo transcurriría en el primero, el segundo viviría en un tiempo acelerado, digamos que durante horas, lo cual permitiría aprender tranquilamente cual es la mejor manera de franquear ciertos obstáculos. Un intercambio de información entre los dos mundos daría de manera instantánea en el tiempo normal la información necesaria para llegar directamente al objetivo de manera instintiva o intuitiva. Además, los numerosos fracasos realmente vividos en un mundo serían memorizados en el otro para de esta manera nunca tener ni ganas ni la idea de vivirlos. El éxito vendría de la actualización de la mejor experiencia gracias a un buen intercambio de informaciones debido a aperturas entre ambos tiempos. Claro está, cada pregunta tendría múltiples respuestas creando así infinitos futuros posibles, y cada respuesta sería la consecuencia instantánea de la mejor elección entre esta diversidad de potenciales. Una percepción periódica o estroboscópica puede suprimir las variaciones continuas del transcurso del tiempo. Para el que se desdobla, esta supresión aparente permite disponer al mismo tiempo de dos transcursos de tiempos diferentes, caracterizados por vibraciones luminosas opuestas. Éstas se intensifican en el futuro hasta el punto de volverse tinieblas. Es, pues, de rigor afirmar que el desdoblamiento pone luz en la oscuridad. Las civilizaciones antiguas sabían que el presente separaba la luz creadora de las tinieblas en donde se escondían potenciales peligrosos. Los tiempos imperceptibles son siempre tiempos reales pero oscuros, en donde se fabrican futuros instantáneos. Sin estos potenciales, la vida es imposible. El presente actualiza futuros potenciales creados por el pasado. Podríamos pues crear el futuro a cada instante en aperturas inobservables entre instantes observables con la apariencia de un transcurso de tiempo continuo. Un cambio de pensamiento de un segundo debía entonces crear numerosos potenciales de equilibrio en un tiempo acelerado cuya síntesis instantánea en nuestro tiempo conllevaría una puesta en forma rápida de apariencia milagrosa. Un “doble” experimenta muy rápidamente nuestro futuro y, por aperturas imperceptibles entre los dos tiempos, intercambios permanentes de informaciones nos llevan por el buen camino. Ahora bien, para ir por este camino, es necesario saber por qué vivimos obligatoriamente “a dos” en dos tiempos diferentes. También es necesario dejarnos guiar por esta otra parte de nosotros mismos que, desde pequeños, hemos aprendido a ignorar. Nuestro cuerpo está concebido para recibir informaciones vitales en el transcurso de nuestros sueños durante un período bien determinado llamado “sueño paradoxal”. El sueño paradoxal o sueño R.E.M (rapid eyes movement / movimiento rápido de los ojos) no es el único momento -las aperturas temporales están a nuestra disposición de continuo- pero es el más importante. En esta fase del sueño hay una asombrosa actividad intelectual, mucho más intensa que la existente mientras estamos despiertos. Este curioso momento del sueño se explica de manera perfectamente lógica, debido a la necesidad de intercambios de informaciones entre tiempos diferentes. Nuestro doble está a nuestro servicio, y lo ignoramos. Está a la espera de nuestro buen querer para transmitirnos los mejores instintos de Supervivencia. Podréis de esta manera mejorar vuestro futuro, y por consiguiente el nuestro, puesto que podremos extraer de un potencial colectivo diferente. Poco a poco, alejaremos graves problemas planetarios, viviendo en espíritu y en verdad, modificando los futuros de la tierra y todo el mundo se beneficiará de ello. Primeramente, es necesario controlar el momento de dormirnos para poder beneficiarnos de una noche enriquecedora. ¡Nada más fácil que controlar nuestros pensamientos antes de quedarnos dormidos! Este sencillo principio era conocido desde la noche de los tiempos. Cinco siglos antes de J.C., los seguidores de Pitágoras ya decían en “Los Versos de Oro”: “Acostúmbrate a controlar tu sueño… y no dejes que el dulce sueño se apodere de tus lánguidos ojos sin antes haber repasado lo que has hecho en el día.” El día nos aporta problemas que siempre podemos resolver por la noche mientras dormimos. Preferimos complicar esta sencillez para esconder nuestra total responsabilidad en nuestros trastornos y desequilibrios. Nuestro “doble” no es el cuerpo astral o etérico del que algunos hablan. Es verdaderamente otro “yo”. El cuerpo visible explora el espacio en nuestro tiempo, el otro, totalmente imperceptible, viaja en los diferentes tiempos de nuestro desdoblamiento. De manera esquemática podemos decir que un cuerpo energético informa nuestro cuerpo físico. En efecto, nuestro organismo posee una característica común a todo el universo: toda partícula emite y recibe ondas. Así pues, los físicos hablan del carácter ondulatorio y corpuscular de la materia.
Podemos pues afirmar que tenemos un organismo corpuscular observable en nuestro mundo y un cuerpo ondulatorio encargado de emitir y de captar informaciones vitales, en otro. Para simplificarlo, diremos que el cuerpo energético es capaz de desplazarse muy rápidamente y de volver a yuxtaponerse al cuerpo físico con informaciones vitales que el agua de nuestro organismo transmite por todo para hacernos vivir. Más rápidos que la luz, estos viajes modifican nuestra percepción así como nuestro tiempo de vida. De la misma manera, nuestro regreso es tan imperceptible como nuestra partida, y cada instante permite la actualización instantánea de futuros posibles desencadenados por nuestras preguntas antes del viaje de nuestro cuerpo energético. La creación y la actualización de futuros es una seguridad. No hay pues nunca una predestinación, puesto que un futuro puede “expulsar” a otro instantáneamente.

Bienaventurados   los   pobres   en   espíritu;   porque   de   ellos   ES   la   Realidad Celeste, lo Perfecto.

Tampoco hay lugar alguno para la casualidad pues el presente no será nunca sino un futuro potencial ya vivido de manera más rápida en otro lugar y que actualizamos en nuestro tiempo de vida. Nuestro cuerpo está hecho así. Para sobrevivir, recoge del futuro las informaciones que puede captar en su presente.
Esta “actualización” instintiva es personal.
Depende de cada uno de nuestros proyectos.
El pensar en un porvenir siempre la hace vivir. Pensar que es imposible, la suprime. Si pensáis que vuestra creencia es buena, entonces, con toda seguridad, siempre obtendréis la prueba, que es digna de fe, pero habréis sencillamente actualizado un futuro potencial que vuestra fe -o la de vuestro entorno- habrá creado en el pasado. Sólo el intercambio de nuestros cuerpos energéticos nos permite saber si vamos por el buen camino, y esto se lleva a cabo por la noche. Es necesario para vivir bien. Lo sabíais hacer cuando nacisteis pues todavía ninguna persona sobre la tierra os había desinformado. Lo podéis volver a hacer con éxito volviéndoos despreocupados como cuando erais pequeños. Este intercambio es demasiado rápido para podernos dar cuenta, y nos permite prever un porvenir peligroso pero apasionante al tiempo que nos evita una predestinación que da seguridad pero que es asfixiante. Es la finalidad de la aceleración del tiempo que suprime la posibilidad de memorizar en el tiempo normal los datos de una vida demasiado rápida. Debido a la diferenciación de los tiempos, el inconsciente es en realidad un consciente memorizable pero en instantes tan rápidos que siempre parece fuera de nuestra conciencia. Sin embargo, modifica instantáneamente nuestro presente. Pues sólo las informaciones provenientes de esas “aperturas temporales” imperceptibles os permiten mejorar vuestro presente. Son siempre tan rápidas, que os llegan bajo forma de intuiciones, sugerencias y premoniciones. Vuestro cuerpo se ve obligado a seguir esas informaciones para obtener un instinto de supervivencia permanente. Si las ignoráis, sufre, y desarrolláis un estrés con su inevitable secuela de preocupaciones y angustias, que causan desórdenes físicos o psíquicos. Si las seguís, podéis conocer los problemas con antelación, prever las soluciones, encontrar los proyectos útiles o imprescindibles, y abandonar otros proyectos, sin añoranza. Sin perjudicar nunca la libertad de nadie, os permiten construir un futuro potencial agradable, perfeccionar vuestros proyectos, mejorar vuestros resultados y, sobre todo, dar una finalidad concreta a cada momento de vuestra vida. Sabiendo esto, no deberíamos nunca olvidar que en la Tierra, disponemos a la vez de una energía eterna y de un receptáculo corporal, provisional y mortal, de esa energía. El equilibrio de la mente sólo es posible junto con el del cuerpo. El uno no funciona sin el otro.






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