Posted by Carolina
G
El tránsito de Venus en Virgo nos mueve hacia el contacto con
nuestra más pura naturalidad, para relacionarnos desde la
inocencia, contemplando la sensualidad de la pureza y
la transparencia para crear vínculos sanos y estables. Es tiempo de
abrirnos a lo nuevo, limpiarnos el maquillaje, hacer contacto con la
sencillez y valorar nuestra belleza natural.
Venus es el planeta que representa la energía femenina, y se expresa en
la forma de dar y recibir amor, goce sensual y cuidado con los demás. El deseo
y la atracción, el amor por uno mismo, el erotismo, la autoestima, la belleza y
la armonía, son el eje central de esta energía.
Durante su tránsito por Leo, Venus alimentó
nuestro poder personal, que sigue vibrando fuerte ahora y durante todo el
tiempo en que el Sol transita por la energía leonina.
Venus representa al arquetipo cósmico de la integración de los opuestos,
el balance entre energías diferentes que, al mezclarse, forman una nueva
entidad. Es la energía de la Alquimia. Es la energía de la integración del
Yo con el Otro para crear el Nosotros.
Por eso, al vibrar en la energía de Virgo, Venus nos lleva
a replantear nuestros vínculos, analizar nuestra realidad vincular aquí y
ahora para observar aquello que debemos mejorar al momento de abrirnos al otro
para crear lazos de unión.
Venus en Virgo nos conduce hacia la integración de la transparencia,
sencillez y simpleza en nuestros vínculos íntimos, y nos deja ver que no
hay lazo más fuerte que aquel que se construye paso a paso con naturalidad y
pureza.
Así, durante este tránsito de Venus en Virgo el Cielo nos
irradia energía para cultivar la inocencia y contemplar la sensualidad de
la transparencia. Crear vínculos sanos y estables es la gran oportunidad,
haciendo contacto con la sencillez a la hora del compartir.
Es tiempo de meditar y reflexionar sobre aquellos vínculos que
dejan brotar nuestra más bella naturaleza humana. Es tiempo de valorar la
simpleza, la autenticidad y la transparencia para armonizar realmente con el
otro.
Es tiempo de tener bien presente que la calidad del encuentro con el
otro se sustenta en la autoestima y que la belleza más pura es aquella que
irradiamos cuando trabajamos por ser la mejor versión de nosotros mismos, para
darnos, brindarnos, ponernos al servicio del encuentro con el otro,
y construir juntos un Nosotros real, sano, simple y natural.
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