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20 de agosto de 2016

Los beneficios de dar a luz sin temor

por Dana Mrkich
www.danamrkich.com
Traducción: Fara González

Como muchas otras mujeres le tenía gran temor al parto, y especialmente tenía temor a que fuera en el hospital. Para la mayoría de las mujeres es el lugar más seguro y si ese es el caso de ustedes entonces es el mejor lugar (1). Sin embargo, sabía que no respondo bien a las presiones de tiempo o a mucha gente que desconozco diciéndome que debo hacer lo cual, cierto o falso, es el escenario que imaginaba me esperaba en el hospital. De alguna forma sabía que eso, dados mis sentimientos, afectaría mi parto de alguna forma – y esto sucedió antes que conociera del vínculo de temor-tensión-dolor (2) durante el parto.



El Dr Grantly Dick-Read, un obstetra inglés de principios del siglo veinte, cuyo trabajo se basa en el hipno-alumbramiento, escribió extensamente sobre este vínculo. El observó que cuando el temor estaba ausente durante el parto, también lo estaba el dolor. El se adelantó a su tiempo, ya que décadas después los científicos descubrieron que durante el parto, el cuerpo de una mujer está diseñado para liberar hormonas que son 200 veces más potentes que la morfina. El temor hace que el músculo se tense lo cual bloquea la liberación de etas hormonas, que contribuyen directamente a un dolor incrementado e intervenciones innecesarias.    

Muchas mujeres tienen experiencias a diario de alumbramientos positivos, maravillosos y seguros en hospitales. Solamente puedo hablar por mí misma desde la perspectiva de mi cuerpo que sentía una cascada de intervenciones como resultado de ir allí: la presión (percibida o no) llevaría a una demora en el parto, que llevaría a que este fuera inducido; esa presión haría que mi cuerpo se tensara lo cual amplificaría el dolor, que a su vez llevaría a una epidural – cuya idea me aterraba. Ambos caminos aumentaban los chances de una cesárea emergente. No tenía idea de ‘cómo’ sabía estas cosas, solamente recuerdo el fuerte sentimiento hacia el hecho de lo que significaría para mí el parto en el hospital. No para todos, para mí, debido a mis sentimientos en ese momento.    


Ahora sé que esta cascada de intervenciones es común para muchas mujeres (3). Australia tiene una tasa de cesáreas del 32%, una de las más altas del mundo. No sé cuántas veces nuestros cuerpos responden de la forma en que lo hacen durante el parto, o con qué frecuencia se nos dirige, debido a los dentro de nuestra conciencia colectiva, el enfoque occidental y la cultura respecto al parto.  

Para que quede claro, este artículo no está en contra del parto hospitalario, o contra intervenciones que salven vidas. Es un artículo respecto a los temores que como mujeres tenemos respecto al nacimiento y cómo este temor afecta nuestro proceso de parto a nivel físico así como mental y emocional. Es un artículo sobre losbeneficios de hacer todo lo posible por relajar esos temores para darle a nuestro cuerpo una oportunidad de hacer aquello para lo que está diseñado, reduciendo la frecuencia del trauma en el parto.


La investigación (4) sugiere que un tercio de las mujeres describen su parto como traumático. Siempre escuchamos que lo que importa es que tengamos un bebé saludable. Absolutamente, esa es la prioridad número uno.  Sin embargo, mucho más allá del parto, no la actitud de la sociedad de que un parto traumático es normal. La mamá y el bebé merecen un parto libre de intervenciones innecesarias siempre que sea posible. ¿Por qué? El parto puede afectar a la madre y al bebé más allá del propio evento, especialmente cuando hay trauma e intervenciones innecesarias. Hay cosas que no se pueden controlar durante el parto, pero podemos influir en la forma en que las enfrentamos durante las diferentes etapas del pre-parto, parto y post-parto – que tienen un efecto dominó sobre cosas como amamantar, el vínculo con el bebé y la depresión post-parto.



No se trata de culpar nuestro pasado. Se trata de aprender del mismo y reconocer que deberíamos hacer todo lo posible para apoyar a las mujeres para que entren y salgan de la experiencia del parto sintiéndose informadas, escuchadas y respetadas. Después de un trabajo interno, investigación e informándome respecto a mis temores, y después de haber tenido mi primer parto, ahora sé que más importante que dar a luz es la creación del espacio emocional y mental con el que se entra al parto, más el equipo que tengan a su alrededor. Sentirse seguras y apoyadas es la clave, al igual que informadas respecto al proceso y a sus preferencias. Un parto con el que nos sintamos bien es posible, independientemente de donde o cómo demos a luz, cuando hacemos lo necesario para liberar nuestros temores – con la ayuda del diseño natural de nuestros cuerpos, buena información y un equipo de apoyo.


Años antes de relacionarme con Christian, recuerdo pensar que necesitaba superar mis temores o iba a tener problemas cuando llegara el momento del parto. Una de las cosas que me ayudó fue mi tía que me dijo un día: “¿sabes que puedes dar a luz en la casa?” En ese momento antes de tener a Jax, ¡no sabía que era posible! En ese momento no conocía a nadie que lo hubiera hecho y no tenía idea de que fuera una opción. Instantáneamente sentí que todo mi cuerpo se relajaba con alivio. Mi cuerpo sabía mucho más que lo que mi mente pudiera comprender en ese momento.


En esa época leí el libro de Naomi Wolf Misconceptions que me abrió los ojos respecto a la extrema medicación del parto, cuánto contribuye a intervenciones innecesarias y cómo no tiene que ser así. Querer un parto natural, beneficioso para el bebé y para la madre, está tras las decisiones de muchas mujeres de dar a luz en el hogar, especialmente en ausencia de un número adecuado de centros de parto.

Durante mi embarazo tuve una comadrona increíble. Estuvo una hora conmigo en cada cita para informarme respecto a lo que estaba haciendo mi cuerpo en esa etapa del embarazo en particular y hacia el final, lo que haría en ciertas etapas de la labor y el parto.    


Ella me libero del temor y convirtió las citas en una clase de Biología y Anatomía.Prepararse para saber cómo un bebé saldrá por un espacio tan pequeño se hace más fácil cuando saben que su vagina y cuello uterino son cómo bandas elásticas, sus huesos, articulaciones y ligamentos se aflojan y desplazan según sea necesario para permitir el paso del bebé. ¡Coloquen esa visualización en su mente futuras mamás! Durante meses ella me hizo enfrentar todos mis temores, que sucedería si ocurría esto o aquello y si tenía que transferirme.  Me hizo hablar de mi historia sexual y hasta cómo me sentía con mi madre y respecto a convertirme en mamá, porque “todo saldrá en el parto de una u otra forma”, especialmente si no se enfrentó en su momento. Después de cada cita me enviaba a casa con otro libro más empoderador respecto al parto y yo leía cada experiencia positiva en línea o no cada vez que encontraba una. 

Christian y yo también tomamos un curso de hipno-alumbramiento donde aprendimos respecto al vínculo directo entre el temor y el dolor durante el parto. Cuando oyen hablar de mujeres que no necesitan alivio para el dolor se debe a menudo a que la respuesta de la mujer al temor se ha erradicado o disminuido. Cuando esto ocurre, con la ayuda en su entorno de parto, cuando se siente informada respecto al diseño de su cuerpo, cuando confía en el equipo que la rodea, las hormonas del tipo morfina pueden hacer su trabajo conjuntamente con otro tipo de apoyo natural.


Sigue siendo una experiencia que atemoriza pero en lugar de verla como algo imposible o terrible, pueden asociarla con un maratón. Su cuerpo lo va a sentir y es un evento de resistencia como ningún otro, pero preparar su mente y cuerpo de antemano hace toda la diferencia. Esa preparación me dio una sensación de calmaque me fue liberando del temor poco a poco. No garantiza que las cosas vayan de cierta manera – solamente ayuda a saber que todo está bien, ocurra lo que ocurra. Mi comadrona también me ayudó a entender que terminara donde fuera, en casa o en el hospital, podía siempre llevar conmigo esa sensación de calma. Esto era totalmente diferente para mí.


El 10 de noviembre del 2011 tuve un parto en casa que duró 18 horas con Christian y dos comadronas, más una de mis hermanas derramando agua caliente por mi espalda mientras la otra apoyaba vía Skype. La mayor parte del tiempo sentía que había ido a otro mundo.  Después de despertar alrededor del amanecer con las primeras contracciones, se fueron acelerando cada vez más. Mi primera comadrona llegó sobre las 8am y recuerdo que pensaba que sería un parto rápido, ¡jajaja!Christian comenzó a preparar la piscina de parto y creo que alrededor de las 10am le pedí entrar.  Después de lo que se sintió como una  hora vi el sol que avanzaba lentamente diciéndome que eran alrededor de las 4pm. Mi comadrona se arrodilló al lado de la piscina y me dijo “quieres cambiar de posición, has estado en ese mismo lugar durante 4 horas” qué……….?   


En algún punto un poco después, ella volvió a preguntarme a que le temía. Mi labor se había ralentizado y ella había salido a meditar por qué. Me dijo con gentileza y firmeza “Dana, es hora de que liberes a la doncella y te conviertas en la madre”.  38 años de ser ‘justo yo’ eran difíciles de soltar en lo que respectaba a mi cuerpo. Dije “soy feliz de avanzar hacia mi ser de madre ahora”.  Okay, esto puede parecer extraño para algunos lectores, quiero decir “¿qué comadrona se toma el trabajo de salir a meditar en medio de un parto?” Las contracciones volvieron.  Llevó unas cuanta horas acostumbrarme al empuje pero una vez que lo logré, ¡salió nuestro pequeño Jaxon!.  


No voy a pretender que todo fue fácil. Fueron las 18 horas más intensas de mi vida y me sentí tan agradecidas a las comadronas por su monitoreo constante, su paciencia y su guía.
Puedo decir que nunca pensé en usar medicamentos, las hormonas tipo morfina me habían llevado mucho más allá. No había temor, gracias a la presencia de mis comadronas y a la preparación anterior.


Sugerencias para un parto libre de temor:

Lean cuanta historia positiva y libros puedan sobre el parto
Hagan un curso de hipno-alumbramiento o Calmbirth, con su pareja
Vayan a clases pre natales de yoga
Tengan sesiones de terapia respecto a los temores que guardan con relación al parto o a la crianza de los hijos, así como a su historia sexual, relaciones, niñez, su propio parto
Elijan un entorno y equipo que las haga sentirse seguras y apoyadas 
Infórmense sobre el parto y escriban sus propias preferencias. Este no es un plan de parto – no podemos planificarlo. Las preferencias simplemente indican lo que prefieren que ocurra, si es posible, por ejemplo demorar el corte del cordón umbilical. Es bueno que su compañero sea consciente de sus preferencias mucho antes del parto, porque no habrá tiempo de preparar un espacio apropiado para tomar decisiones durante el mismo.  ¡Pedirle a una mujer que está dando a luz que tome decisiones, la desvía de su ‘enfoque centrado en el parto’ y detiene la segregación de esas hormonas vitales para que el proceso sea sin dolor! 




© Dana Mrkich 2016. Se permite compartir este artículo gratuitamente siempre que se acredite la autora y se incluya la URL www.danamrkich.com

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