Como muchas otras mujeres le tenía gran temor al
parto, y especialmente tenía temor a que fuera en el hospital. Para la mayoría
de las mujeres es el lugar más seguro y si ese es el caso de ustedes entonces
es el mejor lugar (1). Sin embargo, sabía que no respondo bien a las presiones
de tiempo o a mucha gente que desconozco diciéndome que debo hacer lo cual,
cierto o falso, es el escenario que imaginaba me esperaba en el hospital. De
alguna forma sabía que eso, dados mis sentimientos, afectaría mi parto de
alguna forma – y esto sucedió antes que conociera del vínculo de
temor-tensión-dolor (2) durante el parto.
El Dr Grantly Dick-Read, un obstetra inglés de
principios del siglo veinte, cuyo trabajo se basa en el hipno-alumbramiento,
escribió extensamente sobre este vínculo. El observó que cuando el temor
estaba ausente durante el parto, también lo estaba el dolor. El se adelantó
a su tiempo, ya que décadas después los científicos descubrieron que durante el
parto, el cuerpo de una mujer está diseñado para liberar hormonas que son 200
veces más potentes que la morfina. El temor hace que el músculo se tense lo
cual bloquea la liberación de etas hormonas, que contribuyen directamente a un
dolor incrementado e intervenciones innecesarias.
Muchas mujeres tienen experiencias a diario de
alumbramientos positivos, maravillosos y seguros en hospitales. Solamente
puedo hablar por mí misma desde la perspectiva de mi cuerpo que sentía
una cascada de intervenciones como resultado de ir allí: la presión (percibida
o no) llevaría a una demora en el parto, que llevaría a que este fuera
inducido; esa presión haría que mi cuerpo se tensara lo cual amplificaría el
dolor, que a su vez llevaría a una epidural – cuya idea me aterraba. Ambos
caminos aumentaban los chances de una cesárea emergente. No tenía idea de
‘cómo’ sabía estas cosas, solamente recuerdo el fuerte sentimiento hacia el
hecho de lo que significaría para mí el parto en el hospital. No para todos,
para mí, debido a mis sentimientos en ese momento.
Ahora sé que esta cascada de intervenciones es
común para muchas mujeres (3). Australia tiene una tasa de cesáreas del 32%,
una de las más altas del mundo. No sé cuántas veces nuestros cuerpos responden
de la forma en que lo hacen durante el parto, o con qué frecuencia se nos
dirige, debido a los dentro de nuestra conciencia colectiva, el enfoque
occidental y la cultura respecto al parto.
Para que quede claro, este artículo no está en
contra del parto hospitalario, o contra intervenciones que salven vidas. Es un
artículo respecto a los temores que como mujeres tenemos respecto al nacimiento
y cómo este temor afecta nuestro proceso de parto a nivel físico así como
mental y emocional. Es un artículo sobre losbeneficios de hacer todo lo
posible por relajar esos temores para darle a nuestro cuerpo una oportunidad de
hacer aquello para lo que está diseñado, reduciendo la frecuencia del trauma en
el parto.
La investigación (4) sugiere que un tercio de las
mujeres describen su parto como traumático. Siempre escuchamos que lo que
importa es que tengamos un bebé saludable. Absolutamente, esa es la prioridad
número uno. Sin embargo, mucho más allá del parto, no la actitud de la
sociedad de que un parto traumático es normal. La mamá y el bebé merecen un
parto libre de intervenciones innecesarias siempre que sea posible. ¿Por qué?
El parto puede afectar a la madre y al bebé más allá del propio evento,
especialmente cuando hay trauma e intervenciones innecesarias. Hay cosas que no
se pueden controlar durante el parto, pero podemos influir en la forma en que
las enfrentamos durante las diferentes etapas del pre-parto, parto y post-parto
– que tienen un efecto dominó sobre cosas como amamantar, el vínculo con el
bebé y la depresión post-parto.
No se trata de culpar nuestro pasado. Se trata de
aprender del mismo y reconocer que deberíamos hacer todo lo posible para apoyar
a las mujeres para que entren y salgan de la experiencia del parto sintiéndose
informadas, escuchadas y respetadas. Después de un trabajo interno,
investigación e informándome respecto a mis temores, y después de haber tenido
mi primer parto, ahora sé que más importante que dar a luz es la creación del
espacio emocional y mental con el que se entra al parto, más el equipo que
tengan a su alrededor. Sentirse seguras y apoyadas es la clave, al igual
que informadas respecto al proceso y a sus preferencias. Un parto con el
que nos sintamos bien es posible, independientemente de donde o cómo demos a
luz, cuando hacemos lo necesario para liberar nuestros temores – con la ayuda
del diseño natural de nuestros cuerpos, buena información y un equipo de apoyo.
Años antes de relacionarme con Christian, recuerdo
pensar que necesitaba superar mis temores o iba a tener problemas cuando
llegara el momento del parto. Una de las cosas que me ayudó fue mi tía que me
dijo un día: “¿sabes que puedes dar a luz en la casa?” En ese momento
antes de tener a Jax, ¡no sabía que era posible! En ese momento no conocía a
nadie que lo hubiera hecho y no tenía idea de que fuera una opción.
Instantáneamente sentí que todo mi cuerpo se relajaba con alivio. Mi cuerpo
sabía mucho más que lo que mi mente pudiera comprender en ese momento.
En esa época leí el libro de Naomi Wolf Misconceptions que
me abrió los ojos respecto a la extrema medicación del parto, cuánto contribuye
a intervenciones innecesarias y cómo no tiene que ser así. Querer un parto
natural, beneficioso para el bebé y para la madre, está tras las decisiones de
muchas mujeres de dar a luz en el hogar, especialmente en ausencia de un número
adecuado de centros de parto.
Durante mi embarazo tuve una comadrona increíble.
Estuvo una hora conmigo en cada cita para informarme respecto a lo que estaba
haciendo mi cuerpo en esa etapa del embarazo en particular y hacia el final, lo
que haría en ciertas etapas de la labor y el parto.
Ella me libero del temor y convirtió las citas en
una clase de Biología y Anatomía.Prepararse para saber cómo un bebé saldrá
por un espacio tan pequeño se hace más fácil cuando saben que su vagina y
cuello uterino son cómo bandas elásticas, sus huesos, articulaciones y
ligamentos se aflojan y desplazan según sea necesario para permitir el paso del
bebé. ¡Coloquen esa visualización en su mente futuras mamás! Durante meses ella
me hizo enfrentar todos mis temores, que sucedería si ocurría esto o aquello y
si tenía que transferirme. Me hizo hablar de mi historia sexual y hasta
cómo me sentía con mi madre y respecto a convertirme en mamá, porque “todo
saldrá en el parto de una u otra forma”, especialmente si no se enfrentó en su
momento. Después de cada cita me enviaba a casa con otro libro más empoderador
respecto al parto y yo leía cada experiencia positiva en línea o no cada vez
que encontraba una.
Christian y yo también tomamos un curso
de hipno-alumbramiento donde aprendimos respecto al vínculo directo
entre el temor y el dolor durante el parto. Cuando oyen hablar de mujeres que
no necesitan alivio para el dolor se debe a menudo a que la respuesta de la
mujer al temor se ha erradicado o disminuido. Cuando esto ocurre, con la ayuda
en su entorno de parto, cuando se siente informada respecto al diseño de su
cuerpo, cuando confía en el equipo que la rodea, las hormonas del tipo morfina
pueden hacer su trabajo conjuntamente con otro tipo de apoyo natural.
Sigue siendo una experiencia que atemoriza pero en
lugar de verla como algo imposible o terrible, pueden asociarla con un maratón.
Su cuerpo lo va a sentir y es un evento de resistencia como ningún otro, pero
preparar su mente y cuerpo de antemano hace toda la diferencia. Esa
preparación me dio una sensación de calmaque me fue liberando del temor
poco a poco. No garantiza que las cosas vayan de cierta manera – solamente
ayuda a saber que todo está bien, ocurra lo que ocurra. Mi comadrona también me
ayudó a entender que terminara donde fuera, en casa o en el hospital, podía
siempre llevar conmigo esa sensación de calma. Esto era totalmente diferente
para mí.
El 10 de noviembre del 2011 tuve un parto en casa
que duró 18 horas con Christian y dos comadronas, más una de mis hermanas
derramando agua caliente por mi espalda mientras la otra apoyaba vía Skype. La mayor
parte del tiempo sentía que había ido a otro mundo. Después de despertar
alrededor del amanecer con las primeras contracciones, se fueron acelerando
cada vez más. Mi primera comadrona llegó sobre las 8am y recuerdo que
pensaba que sería un parto rápido, ¡jajaja!Christian comenzó a preparar la
piscina de parto y creo que alrededor de las 10am le pedí entrar. Después
de lo que se sintió como una hora vi el sol que avanzaba lentamente
diciéndome que eran alrededor de las 4pm. Mi comadrona se arrodilló al lado de
la piscina y me dijo “quieres cambiar de posición, has estado en ese mismo
lugar durante 4 horas” qué……….?
En algún punto un poco después, ella volvió a
preguntarme a que le temía. Mi labor se había ralentizado y ella había salido a
meditar por qué. Me dijo con gentileza y firmeza “Dana, es hora de que liberes
a la doncella y te conviertas en la madre”. 38 años de ser ‘justo yo’
eran difíciles de soltar en lo que respectaba a mi cuerpo. Dije “soy feliz de
avanzar hacia mi ser de madre ahora”. Okay, esto puede parecer extraño
para algunos lectores, quiero decir “¿qué comadrona se toma el trabajo de salir
a meditar en medio de un parto?” Las
contracciones volvieron. Llevó unas cuanta horas acostumbrarme al empuje
pero una vez que lo logré, ¡salió nuestro pequeño Jaxon!.
No voy a pretender que todo fue fácil. Fueron las
18 horas más intensas de mi vida y me sentí tan agradecidas a las comadronas
por su monitoreo constante, su paciencia y su guía.
Puedo decir que nunca pensé en usar medicamentos,
las hormonas tipo morfina me habían llevado mucho más allá. No había temor,
gracias a la presencia de mis comadronas y a la preparación anterior.
Sugerencias para un parto libre de
temor:
Lean cuanta historia positiva y libros puedan sobre
el parto
Hagan un curso de hipno-alumbramiento o Calmbirth,
con su pareja
Vayan a clases pre natales de yoga
Tengan sesiones de terapia respecto a los temores
que guardan con relación al parto o a la crianza de los hijos, así como a su
historia sexual, relaciones, niñez, su propio parto
Elijan un entorno y equipo que las haga sentirse
seguras y apoyadas
Infórmense sobre el parto y escriban sus propias
preferencias. Este no es un plan de parto – no podemos planificarlo. Las
preferencias simplemente indican lo que prefieren que ocurra, si es posible,
por ejemplo demorar el corte del cordón umbilical. Es bueno que su compañero
sea consciente de sus preferencias mucho antes del parto, porque no habrá
tiempo de preparar un espacio apropiado para tomar decisiones durante el
mismo. ¡Pedirle a una mujer que está dando a luz que tome decisiones, la
desvía de su ‘enfoque centrado en el parto’ y detiene la segregación de esas
hormonas vitales para que el proceso sea sin dolor!
© Dana
Mrkich 2016. Se permite compartir este artículo gratuitamente siempre que se
acredite la autora y se incluya la URL www.danamrkich.com
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