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27 de noviembre de 2022

Autolesiones de adolescentes en Educación Secundaria

No sé si haber llegado en estos años tan turbulentos al mundo de la educación me hace ser demasiado sensible a determinadas situaciones que se dan en los centros educativos, pero me gustaría introducir esta entrada en el blog con algo que me dejó muy impresionada el segundo curso de pandemia.

Después de recibir la confidencia de una estudiante con carita angelical —que no se sentía formar parte de la clase, que no encajaba en el mundo—, una compañera docente que la conocía desde hacía más

tiempo me dijo muy preocupada que abriese de par en par la puerta de los lavabos donde se había metido la chica a limpiarse sus preciosos ojos negros llenos las lágrimas.
Sabemos por la prensa que los centros educativos sufren un problema que, sin ser nuevo, empeoró con los confinamientos por COVID 19 y que ahora se están agudizando aún más. Lama Rinchen dice que es normal que los adolescentes no tengan mucho interés por la espiritualidad porque las luces del samsara resultan más atractivas en esta fase de la vida. Pero, ¿podrían algunos de ellos estar sintiendo que esas luces pierden brillo?, ¿se les podría ofrecer el Dharma como ayuda?
Este artículo va sobre estas preguntas y algunas más.

1.  ¿Qué son las autolesiones y por qué se producen?

Las autolesiones o autolisis han aumentado asombrosamente en muchos países en los últimos años. Es una práctica que consiste en herirse físicamente para autorregular el dolor emocional y no suele tener una finalidad suicida. Se da en adolescentes entre los 11 y los 19 años, y más entre las chicas que entre los chicos. A veces, se prolonga durante la juventud si no encuentran otra forma de regulación y, en ocasiones, forma parte de un cuadro de salud mental más agudo.

Suelen ser pellizcos, arañazos, golpes, quemaduras o cortes en las piernas, abdomen o brazos… que los jóvenes ocultan porque sienten vergüenza. Las cicatrices terminan siendo así una expresión gráfica íntima de su sufrimiento y una muestra de la lucha que están librando contra ellos mismos.
El fenómeno no es nuevo y existe desde antes de la pandemia, pero ahora se ha convertido en un problema de salud pública y, como tal, debería afrontarse.

a.  Pero ¿por qué lo hacen?

La adolescencia es un periodo de la vida donde la socialización entre iguales juega un papel fundamental para la construcción de la personalidad, igual que la familia lo es en la etapa infantil. Tanto es así que el compartir presencialmente en la escuela actúa como regulador de desequilibrios.
La pandemia anuló bruscamente este recurso indispensable. Los confinamientos fueron especialmente duros para los adolescentes, quizá fue el colectivo que más los sufrió y que menos atención recibió.

A esto podemos añadirle ahora lo que ya se define como ecoansiedad, el no saber qué va a pasar con el planeta en el que tienen que vivir debido al calentamiento global y a la posibilidad de una peligrosa tercera guerra mundial.

Cuando las emociones aflictivas se desatan en un adolescente y no sabe cómo regular el dolor que le crean, prefiere buscar un dolor físico que le dé alguna explicación a su sufrimiento o que le conduzca a un dolor mayor, pero con un final previsible que le produzca alivio.

Son muchas más las causas y condiciones que se encuentran detrás de este fenómeno. Según algunos estudios académicos varios componentes interrelacionados suelen estar en el origen del problema:

la impulsividad

la baja autoestima

un estilo cognitivo negativo

un ánimo deprimido

una psicopatología alimentaria

conflictos familiares y

el acoso escolar o bullying

Hay autores que añaden la exigencia de ser perfectos, estar a la altura de expectativas propias o impuestas, sea por el entorno familiar o por unas redes sociales que les muestran mundos virtuales ideales. La presión de compañeros que ya lo hacen también es importante, pues rindiéndose a ella consiguen un sentido de pertenencia al grupo.

A veces, haber sufrido un trauma produce un fuerte adormecimiento emocional. Ejerciendo la autolisis descubren un mecanismo que les permite comprobar si siguen siendo capaces de sentir algo. Para ellos el dolor físico es preferible al emocional, pues sienten alivio al saber de dónde viene ese dolor y una sensación de bienestar cuando se detiene.

De esta manera, el adolescente termina viendo en la autolisis alas en sus cicatrices, lo cual muchas veces le lleva a convertirla en una adicción que, si la mezcla con otras dependencias, el problema se agudiza.

2.  ¿Qué hacer en los centros educativos?

Los centros educativos pueden ser las manos que sostienen la exploración del mundo del adolescente, espacios que le enseñen a regular pensamientos y emociones. Pero, si no es así, pueden ser parte del problema. 

Diversos expertos consideran que las conductas autolíticas en ciertos casos son preámbulo de ideaciones suicidas 12. Y esto mismo sospechan algunos educadores que trabajan angustiados por este problema en centros con demasiados alumnos por clase.

a.  Respetar los protocolos

Autoridades educativas urgidas por la falta de herramientas de los docentes suelen hacer protocolos para la prevención del suicidio y las conductas autolíticas en los centros educativos. 

Allá donde este protocolo exista es recomendable seguirlo porque el fenómeno es muy complejo y, a veces, está relacionado con problemas más agudos de salud mental, por lo que es preferible derivar los casos a personal especializado.

b.  Aportar sentido a lo que enseñamos

Una educación basada más en educar las emociones y en desarrollar competencias y destrezas que en pasar exámenes para obtener unas notas puede dar mayor sentido a lo que enseñamos. Ofrecerles situaciones de aprendizaje —que aporten nuevas formas de manejar los problemas— y distintos caminos para regular las emociones abrumadoras puede generar en ellos razones importantes para interesarse por el mundo.

c.  Ofrecer ayuda

Hablar de autolisis con un adolescente no va a empeorar su caso, es más, le va a permitir utilizar una vía de expresión o liberación diferente a la autolesión. Debemos decirle que cuenta con nuestro apoyo y que hablar con un especialista puede ayudarle. El aula puede convertirse en un espacio de apego sano donde se cree un ambiente de comprensión y afecto que le sostenga.

3.  ¿Qué puede ofrecer el Dharma a los adolescentes que se autolesionan?

El Dharma enseña otro camino para gestionar pensamientos y emociones. A los estudiantes de Dharma se nos ofrece un mapa que nos da respuesta a cómo se genera el sufrimiento y cómo detenerlo, tenemos esa inmensa bendición, lo cual no significa que transitar por ese camino sea sencillo, todo lo contrario.

Pero ¿sabemos qué parte del Dharma sería útil a los jóvenes en esta etapa de su vida?, ¿se autolesionan los que están siendo educados en la cultura tibetana?

a.  La meditación

Parar la mente discursiva que nos lleva al pasado o al futuro y que genera esas emociones aflictivas es algo que podemos manejar de alguna manera con la meditación. Pero ¿está la meditación indicada en todos los casos?

En muchos casos, sí… y se pueden introducir unos minutos antes de empezar o al terminar una clase, normalmente los alumnos se muestran receptivos a ello y cada vez más educadores lo practicamos. Pero hay que actuar con cautela en este sentido.
Existen estudios científicos en el ámbito anglosajón que indican que el mindfulness es aconsejable para solucionar este problema. Sin embargo, este tipo de meditación ha de ser una herramienta dentro de un protocolo de intervención clínica más amplio, por lo que se deduce que esta práctica, por sí sola, puede no ser beneficiosa e incluso perjudicial cuando la autolisis ya se ha convertido en un hábito 
34 (IN).

b.  Rescatar el sentido de trascendencia

En El arte de vivir en el nuevo milenioS. S. el Dalái Lama nos presenta una conducta ética positiva basada en principios universales que no tienen por qué circunscribirse a una religión concreta. Es desde ahí desde donde podríamos rescatar un sentido de trascendencia que ofreciera un marco de seguridad y entusiasmo para la buena gestión de las emociones aflictivas.

Las claves que Su Santidad apunta para que se produzca una revolución espiritual que propicie esto serían: 

el amor

la compasión

la paciencia

la tolerancia

el perdón

la contención

el sentido de la responsabilidad y

el sentido de la armonía

La felicidad pasajera que proporcionan las cosas materiales la considera un error frente a la inmensa capacidad que tiene el ser humano para experimentar la felicidad a niveles más profundos, y pone como ejemplo la música y el arte que nos proporcionan una felicidad y una satisfacción superiores. Su Santidad llama a una radical reorientación que nos aleje de nuestras habituales preocupaciones por el propio yo y que nos centre más en la amplia comunidad de seres con los que mantenemos una estrecha relación. 

En El entusiasmo en el budismo tibetano —capítulo 6 del curso El Camino de las Paramitas—, Lama Rinchen comenta sobre este problema que algunos adolescentes detectan la futilidad del consumismo y el materialismo, pero al no saber cómo salir adelante caen en la depresión o el suicidio. Por eso llama a la concreción de medios hábiles para mostrarles otro camino.
La creación de grupos o comunidades que disfruten y trabajen en y por el arte y la naturaleza, la promoción del voluntariado para el trabajo social o medioambiental… son algunas propuestas que Lama Rinchen piensa podrían crear una red que les sostenga y ampare. ¿Podríamos impulsarlo, favorecerlo o apoyarlo desde nuestros grupos Paramita, desde la sangha?
S. S. el Dalái Lama dice que un comportamiento que reconozca los intereses de los demás junto con los nuestros es lo que realmente nos llevará a un estado de paz y profunda felicidad, que no es más que
 una reformulación de Shantideva: “Toda la dicha que hay en este mundo, toda, proviene de desear que los demás sean felices; y todo el sufrimiento que hay en este mundo, todo, proviene de desear ser feliz yo”.

Imágenes gracias a Roque Jiménez

Otros recursos relacionados:

– El podcast Autolesiones en adolescentes en Paseo por tu Mente, un programa de psicología y salud mental que aporta información valiosa sobre el tema

– Un corto muy inspirador —A force for Good (IN)— que formó parte del lanzamiento del libro del mismo nombre de Daniel Goleman. Fue traducido al español como “Una fuerza para el bien: La visión del Dalái Lama para nuestro mundo” y explica cómo dirigir nuestra energía compasiva hacia el exterior y proporcionar una visión singular para transformar el mundo de manera práctica y positiva

– Un artículo de una compañera de la sangha sobre cómo actuar para prevenir el problema: Beneficios de la práctica de mindfulness en niños y adolescentes 

Si quieres compartir alguna respuesta a las preguntas planteadas, por favor, hazlo.

Raquel Rodríguez Otero

En la actualidad, profesora interina de Geografía e Historia.  Ha sido profesional de la comunicación y emprendedora en turismo rural muchos años. 

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