By Pablo Flores Laymuns
Plutón,
el regente principal del signo de Escorpio, está asociado en la Carta Astral
con la sombra personal.
La sombra es lo peor que creemos que está dentro de nosotros mismos; aquello que más rechazamos y negamos dentro de nuestro interior. Nuestro lado celoso, agresivo, violento, intensamente sexual, posesivo o manipulador. Ese lado que no queremos que los demás vean y que muchas veces nos avergüenza. Esta sombra se puede vivir en diferentes áreas, por ejemplo, en el trabajo, con respecto al dinero, la familia, las relaciones, etc.
Plutón
en la Carta Astral nos muestra en que área de la vida se vive con mayor fuerza
esa sombra. Sin embargo, es interesante saber que donde está Plutón en la
Carta Astral también está la luz de nuestra esencia, nuestro mayor potencial y
lo mejor que podemos alcanzar dentro de nosotros. Pero, ¿cómo es posible que el
planeta que nos muestra lo peor, también nos esté mostrando la promesa de lo
mejor?
Para
entender esto, tendremos que sumergirnos en la visión de la astrología moderna
que se centra en entender la psicología del ser humano, a fin de comprender su
proceso de evolución como alma. Desde esta visión, Plutón no es visto como un
planeta maléfico, sino como un gran maestro. Uno que en la Carta Astral
personal representa cuáles son los mayores apegos que traemos a esta vida; los
mayores, no hay apegos más grandes que los que refleja este planeta. Plutón
pide que soltemos, pues estos apegos están bloqueando nuestro flujo evolutivo
personal, impiden vivir experiencias nuevas y de evolución.
En
nuestro experimentar como alma nos hemos ido alejando de la conexión con la
fuente primordial, desconectándonos de nuestra conexión espiritual. De ahí nace
nuestra profunda sensación de separación y vacío.
Nuestra
alma no llega virgen a esta Tierra, sino que trae una historia, una profunda
huella que proviene de un pasado que desconocemos. Vida tras vida fuimos
descubriendo distintos caminos de experimentación. Una consecuencia fue
alejarnos de nuestra esencia primordial.
Entre
más pasos dimos, más nos alejamos de la fuente y más separados nos fuimos
sintiendo de la conexión espiritual interior. Esto se debe a que la realidad
que se vive en nuestro planeta es muchas veces dura. Todos hemos sufrido
fuertemente y nos hemos ido desconectando de nuestra propia sensibilidad para
poder sobrevivir. Nos alejamos del amor que habita dentro de nosotros, de la
compasión, de nuestra conexión espiritual, del ser que realmente somos. De ahí
nace nuestra profunda sensación de separación y vacío.
Algunos
rasgos importantes de nuestra personalidad provienen del pasado de nuestra
alma. Antiguos mecanismos que ella conoce y ha utilizado para protegernos del
potente dolor que genera la sensación de separación. Esta protección radica en
apegarnos a ciertas cosas, estructuras o personas, las que obviamente no
queremos soltar, porque mientras las tengamos y nadie nos las quite, la
sensación de separación va a ser menos dolorosa.
El
mecanismo principal de protección que ha utilizado nuestra alma en el pasado es
el de Plutón. Es decir, los apegos que creemos que necesitamos para poder
sobrevivir y que, si no los tenemos, sentimos que morimos, cayendo en el
vacío del descontrol.
En los
niños pequeños, los apegos plutonianos se expresan a muy temprana edad, pues
van a ser básicos para la sobre-vivencia en este plano. Esos apegos hacen que
el niño pueda manejar su sensación de impotencia, dolor y fragilidad en la
realidad.
Existen
diversos tipos de apegos: algunos son a ser amados, no sentirse solos, ser
escuchados o ser centro de atención, de que se haga todo el tiempo lo que ellos
quieren, ser libres, etc. Estos apegos se fueron acrecentando sin que nos
diéramos cuenta en un punto fundamental de nuestras vidas. De hecho,
desarrollamos un ego, construimos una forma de ser que va a evolucionar
completamente para poder satisfacer dichos apegos.
En un
adulto, estos apegos infantiles de fondo se van a expresar de diversas maneras:
control en las relaciones, dependencia afectiva, apego a un cierto estatus o
situación económica, poder para hacer lo que siempre se quiere, etc.
Sin
embargo, la vida tiende a la evolución y quiere que nosotros vayamos
cambiando. En este caso, implica soltar estos apegos, de manera de acercarnos a
los propósitos evolutivos de la encarnación presente, pues si sigo atrapado en
lo viejo y conocido, no voy a poder vivir las nuevas experiencias que me piden
actuar más libre. Las experiencias de la vida me empujan a soltar los apegos,
es un paso necesario en el proceso evolutivo. El antiguo Yo tiene que morir
para que surja uno nuevo. Eso implica soltar el control sobre la vida y
aprender a lanzarnos a nuevas experiencias… aunque nos dé pánico dejar atrás lo
que creíamos más importante.
Plutón
en la Carta Astral representa el punto de transición evolutiva que tenemos en
esta vida. Es donde está el conflicto entre seguir alejándonos de nuestra
esencia o volver a conectarnos con la fuente espiritual que habita dentro de
nosotros. Plutón estaría indicando los mayores apegos que nuestra alma tiene y
que conformaron la defensa más potente a la soledad, el descontrol, la
vulnerabilidad, la impotencia y el vacío. Plutón en tu Carta Astral está
señalando las áreas de tu personalidad que ya no sirven tal como están, pero
que tú por el miedo a perder el control, a soltar este apego, no quieres dejar
atrás por ningún motivo, razón o circunstancia.
Pero, ¿qué es lo que pasa cuando entro en un proceso de evolución y la
vida me quiere quitar mis apegos plutonianos?
El ego
que se construyó en esta vida para protegernos del descontrol no querrá soltar,
pues sin dichos apegos siente que no puede sobrevivir. Miedo, terror, rabia,
resistencia, sufrimiento… pero llegará un minuto en que por más que me resista,
la vida me los quitará igual. Eso puede ser en un suceso externo muy fuerte o
puede ser un proceso interno de quiebre total dentro de uno mismo. La muerte de
un área de la personalidad. Mientras me resista voy a sentir el fuerte dolor de
la resistencia, además de perder una enorme cantidad de energía, sosteniendo
ese apego. Ese esfuerzo no es recompensado por la vida, pues se está tratando
de frenar un proceso evolutivo que no puede ser detenido.
Al
hablar de Plutón, hablamos del juego del “no poder” versus “poder y control”.
Cuando sentimos que la vida nos obliga a soltar algo fundamental para nosotros,
la sensación es parecida a la de caer en un abismo. Sentimos que no tenemos
ningún poder y ningún control sobre la situación. Esto es muchas veces
infinitamente doloroso, pues lo que más valoran los plutonianos es su capacidad
de controlar. La psiquis no puede aguantar no tener el control, necesitan
controlar constantemente todo. Por lo tanto, la energía de Plutón indica lo que
estamos dispuestos a hacer para no perder ese control y evitar la muerte que
significa el descontrol.
Todos
sabemos que hemos hecho cosas de las cuales no estamos orgullosos, aunque no
sepamos por qué las hicimos. En una película muy mala sobre un terremoto en
Estados Unidos, hay una excelente escena, muy plutoniana. En esta película, un
actor secundario se nos presenta inicialmente como una persona muy buena, pero
en la medida en que comienzan a producirse los desastres, este personaje deja
de a poco de ser tan bueno. Se empieza a poner cada vez más egoísta y
manipulador, ya que surge en él un miedo a la muerte, miedo a ser destruido
(Plutón). Hay un minuto donde muestra su peor cara, cuando un edificio se
derrumba y cae una nube de escombros que de seguro va a matar a todos los que
encuentre en su camino. Él está en la calle y no tiene dónde esconderse.
Repentinamente, mira hacia al lado y ve que detrás de un pedazo de pared está
escondida una persona. La agarra, tirándola a la calle y rápidamente toma su
lugar para protegerse. Eso es Plutón, lo que estamos dispuestos a hacer con tal
de no sentir que perdemos el control. La muerte es la pérdida de control máxima
que podemos llegar a vivir.
Es por
esto que Plutón se asocia con nuestra sombra, la que rechazamos y negamos
dentro de nosotros mismos, pues esa sombra representa nuestro protector, el
guardaespaldas que está dispuesto a cualquier cosa con tal de no hacernos
sentir impotentes. Por eso nos da miedo o nos avergonzamos de ella, incluso la
negamos, aunque todos sabemos que existe.
Si
ustedes observan la estructura de la Carta Astral, el octavo paso es el
Plutoniano (Escorpiano). Este es el proceso de morir, ver lo que no nos gusta
de nosotros mismos y así enfrentarnos a nuestros demonios protectores.
Lo
interesante es que Plutón no nos hace vivir estos procesos por maldad ni para
castigarnos. El proceso evolutivo tiene un propósito. Plutón nos dice:
“Si
sueltas tu apego, si tienes el valor para soltar aquello que tanto crees
necesitar. Descubrirás dentro de ti un tesoro”.
Nuestro
apego nace de la creencia de que estamos solos y separados, de que solo
sobreviviremos si nos aferramos, pues tenemos la sensación de que algo ha
desaparecido dentro de nosotros. Pero cuando soltamos ese apego, con
conciencia, se descubre justamente lo contrario. Que eso que dimos por perdido,
siempre ha estado y nunca se fue. Por ejemplo, si tu apego es que te amen y no
te dejen solo; el tesoro que encontrarás si lo sueltas y aprendes a consolar a
esa parte interna, será un gran amor dentro de ti. Esa experiencia te
transformará por completo.
Este
camino de transformación no es fácil. De hecho, lo queremos evitar a toda
costa. Pero mientras nos atrevemos a vivirlo, Plutón nos pregunta lo siguiente:
¿Hasta
dónde estamos dispuestos a llegar con tal de protegernos de algo a lo que le
tenemos terror?
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