Aripka Maia
Querida,
¿alguna
vez pensaste que tu Lilith no empezó con vos?
Que
lo que vivís como rebeldía, incomodidad, hambre de libertad o verdad… en
realidad es la suma de todas las Lilith de tu madre, tu abuela y tu árbol.
Que
Lilith no es una configuración aislada en tu carta, sino un fruto, una
consecuencia, una continuación.
Y
más aún: que tu Lilith es complementaria a la de tus ancestras.
¿Te suena raro?
Verás:
a mí también me costó entenderlo.
Me
llevó años.
Años
de introspección, de crisis, de ir hacia adentro aunque doliera, de trabajar
sobre mí incluso cuando ya estaba agotada.
Pero
esa actitud me devolvió mucho en la vida.
Y
una de las cosas que me devolvió fue esa comprensión:
Mi
madre tenía Lilith en Leo, mi abuela también.
Dos
mujeres con un fuego inmenso.
Carisma.
Presencia.
Un
brillo que podría haber iluminado generaciones.
Pero
las dos terminaron viviendo un papel que no les pertenecía.
Se
refugiaron en el rol de ama de casa.
Escondieron
sus miedos a brillar y expresarse detrás de “la mujer que se desvive por los
hijos y nietos”.
Hubo
un tiempo donde las dos brillaron.
Mostraron
algo de esa Lilith leónica que pedía escenario, libertad, expresión.
Pero
no pudieron sostenerlo.
No
porque no quisieran.
Sino
porque la mochila fue más grande que su deseo de ser alguien.
Y
esa energía terminó reprimida… guardada en el linaje, esperando salir…
Y
a todo esto llegué yo con Lilith en Aries.
Y
durante mucho tiempo pensé que mi Lilith era mía.
Que
mi fuego, mi independencia, mi impulso… venían de mi personalidad.
Hasta
que entendí que también era complementaria con todas las Lilith de mi linaje y
de las demás mujeres también.
De
hecho a medida que empecé a observar la configuración de Lilith en otras
mujeres y de su linajes me daba cuenta de que no fallaba, y ojo que eso pasa con Lilith de los hombres
también.
Pero
hay más y es que no solo es complementaria sino que Lilith siempre es el
resultado de la represión de las Lilith del linaje.
¿Fuerte?
Si lo es.
Pero
lo mejor es que tu eres el punto donde esa energía finalmente busca salir.
Si
mi madre o mi abuela hubiesen tenido otra configuración, si hubiesen podido
vivir su Lilith hasta el final, posiblemente mi Lilith habría sido diferente.
Porque
Lilith —y esto casi nadie lo sabe— no nace aislada.
Nace
en complemento. En respuesta a las voces de miles de mujeres que estuvieron
antes que tú.
Y,
sobre todo, nace con una búsqueda de equilibrio de la sombra reprimida del
pasado.
Es
la voz que la generación anterior no pudo usar.
Es
el deseo que quedó atascado.
Es
la fuerza que una mujer del árbol reprimió… y otra viene a liberar.
Por
eso Lilith, muchas veces duele, enoja… es nuestra parte más visceral, esa que
nace desde las entrañas.
Y
por eso Lilith libera.
Conocer
tu Lilith no es “hacer astrología”:
es
encontrarte con la historia emocional de las mujeres que vinieron antes que
vos.
Es
liberar lo que ellas no pudieron.
Es
sanar hacia atrás y hacia adelante.
Lilith
te da satisfacción y magnetismo porque te da verdad.
Y
la verdad sana.
Querida,
cuando una mujer entiende su Lilith… no solo es capaz de liberar su propia
energía femenina sino también comprender la de sus ancestras y elevarla.
Con
la mirada en el cielo
y
los pies donde empieza tu historia,
Aripka.

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