CARTA A
LOS GRUPOS
Mes de
Libra 2019
La vida
es un milagro constante. Estuve meditando mientras sentía la lluvia caer y me
imaginaba el matrimonio entre el hidrógeno y el oxígeno capaz de producir el
agua. Me llené de asombro y me di cuenta de que el asombro ante el milagro de
la vida siempre viene con una dosis de contento.
Nos hemos
alejado de la Naturaleza y sus milagros y hemos
ido perdiendo el contacto con
las innumerables criaturas que la habitan. Sabemos de las ondinas, los gnomos,
las sílfides, las salamandras. Nuestros ojos no las captan, pero el corazón
puede sentirlas. Hay una cierta sensibilidad que se desarrolla al amar la
belleza de la naturaleza, es un sentido especial, una cierta sensibilidad que
nos conecta con las criaturas de luz que pueblan los mundos invisibles.
La
belleza nos rodea todo el tiempo, pero no la vemos porque estamos enfocados en
la parte física, y esto nos hace vulnerables, débiles, mortales. Pero si nos
identificáramos con el centro del Universo, con la fuente de la vida, con el
Creador, nos acercaríamos a Aquel que es inmortal, omnisciente, omnipotente.
Dice el Maestro Omraam Mikhael Aivanhov que “conocerse en fundirse en la
inmensidad de Dios”. Y en esa inmensidad vivimos, inmersos en el
cuerpo de Madre Divina y su infinita inteligencia que va ordenando cada
partícula del Universo para ofrecernos este espectáculo que llamamos Vida.
Todo
fluye en ese cuerpo divino y nosotros pretendemos parar el fluir, el existir,
para tener y acumular. Y empezamos a añadirle fealdad a la vida. Queremos
detener el tiempo y no envejecer, y hemos desarrollado toda una ciencia para
lucir joven aún en la vejez, sin lograrlo. Tanto esfuerzo gastado para
conservar el cuerpo que de todas maneras va a envejecer y se va a desgastar,
porque ésa es su Ley. Pero esa ley no es la ley que nos rige. Nosotros somos la
conciencia que habita el cuerpo y no envejecemos, ni tampoco morimos. No hay
que hacer esfuerzo alguno, sólo existir en conciencia y en verdad.
Si nos
negamos el contacto con la vida que nos rodea y su canto celestial, nos vamos
perdiendo de nosotros mismos, y buscamos desesperados a qué aferrarnos empezando
así la historia de los apegos. Los apegos nos hacen mucho daño, nos ocasionan
mucho sufrimiento y miedo porque todo lo externo se puede perder.
¿Quién
eres? No te definas nunca por tus limitaciones, debilidades o vicios, Tú no
eres nada de eso. Tú eres la Conciencia, eres uno con el Eterno. Las
limitaciones y debilidades, los instintos y las pasiones están inscritas en la
sustancia que has tomado para transformarla. Tú eres el Alma y tu camino es
hacia tu Ser Interno. Eres una gota del Océano de la Divinidad que se ha
separado por un instante pero que una vez más se fundirá en esa gran Unidad de
la existencia.
Es
evidente que esta fusión con lo Divino no puede hacerse rápidamente. Puede aún
tomar muchas vidas, pero esa es la dirección y cuando se tiene la dirección
correcta, tarde o temprano se llegará a la meta.
Muchas
veces me pregunté el por qué al ver la belleza de la naturaleza como lo puede
ser una quebrada, un río, una montaña, un bello amanecer o un atardecer, la
luna, las estrellas y tantas cosas bellas que día a día la naturaleza nos
ofrece, nos sentimos felices, sentimos un gozo muy sutil. Observando mi
interior me di cuenta de que es algo parecido a cuando uno retorna a su hogar
después de un largo viaje. Creo que el gozo que se siente al ver la belleza
natural que nos rodea es que de alguna manera nos estamos viendo a nosotros
mismos en la bendita y profunda unidad que a todos nos contiene. La gotita de
agua mira las maravillas del océano y se da cuenta que ella es parte y también
todo el océano porque no hay distancias, ni diferencias, ni separaciones entre
una gota y otra.
Porque al
unirse con la inmensidad, uno es la inmensidad. Sí, “conocerse es fundirse
en la inmensidad de Dios.”
Encontrar
el sentido de la vida equivale a encontrar un elemento que solo el mundo divino
puede dar. No lo busques en el trabajo, en la familia, en los amores humanos
porque solo lo encuentras cuando participas del trabajo celestial destinado a
transformar este mundo en un paraíso. El sentido de la vida no lo da el
trabajar para el bien personal, el sentido de la vida se encuentra cuando
servimos y trabajamos para que se cumpla el Pan de Dios en la Tierra porque es
también nuestro Plan.
Busquemos
la ayuda de la Madre Divina para que podamos ser en espíritu y en verdad lo que
somos, y tomando la dirección correcta sentir a cada paso de la vida ese gozo
especial que da el contacto con lo divino. La madre nos ayuda ofreciéndonos un
espectáculo de belleza sin igual todos los días en las infinitas
manifestaciones de la naturaleza. Cultiva el asombro, aprende a maravillarte
ante la belleza de una flor, toma conciencia de la vida abundante que te rodea
y reconócete en ella.
Nuestra
vida moderna nos ha hecho rudos, como si la piel se hubiera curtido y no
permite que las ondas celestiales nos atraviesen Trabajemos para desarrollar la
sensibilidad y retomar la comunicación con el mundo que nos rodea. Un mundo
mágico, sorprendente, bello.
Como la
vida es como se la percibe, si ves la belleza, ella entra en tu vida y la hace
bella. La percepción es la puerta por donde todo entra. ¿Qué ves? En eso te
conviertes. No te enfoques en lo grotesco, lo prosaico, lo vulgar. Llena tu
vida de cosas bellas utilizando inteligentemente el poder de percibir. Sé
selectivo y no permitas que la fealdad te penetre. Al meditar invita a las
criaturas celestiales, a los ángeles a que llenen todos los espacios de tu
vida. Ellos responden y cuando ven que tu intención es servir a la Voluntad
Divina ellos cooperan contigo porque ellos también tienen la misma intención.
Tu vida
es tu poema. Que ese poema sea un canto de alabanza al Creador y su creación.
Lo deseo de corazón.
Con un
profundo amor, Carmen Santiago
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