Emanando desde el Centro Cósmico Central existen
ciertos impulsos que se convierten en Leyes Divinas que mantienen el orden
en el Cosmos manifestado. Tres de estas leyes, junto con otras no
enumerada en este momento, se expresan en nuestro esquema planetario de
las siguiente manera:
1. La Ley de Evolución
Esta es la Ley Divina que gobierna el aspecto Conciencia de toda vida.
2. La Ley de Reencarnación o Renacimiento
Esta podría llamarse el sistema de graduación del proceso evolutivo dentro de la familia humana. El Alma encarna no una vez en forma humana, sino muchas veces hasta que domina la naturaleza de la forma y controla sus vehículos como la Agencia del Plan Divino.
Esta podría llamarse el sistema de graduación del proceso evolutivo dentro de la familia humana. El Alma encarna no una vez en forma humana, sino muchas veces hasta que domina la naturaleza de la forma y controla sus vehículos como la Agencia del Plan Divino.
3. La Ley del Karma
Esta es la gran Ley de Equilibrio, que hace la evolución posible. Controla el desplazamiento de energías dentro del Cosmos manifestado, dirigiendo cada flujo de energía, desde cualquier punto dado, de vuelta hasta su fuente con tipo, fuerza y cualidad semejante. De este modo, lo que quiera que un hombre piensa, siente o hace, volverá de nuevo a él como el equilibrio de la energía desplazada dentro de su sistema individual. Mediante esta ley un hombre encuentra aquellas oportunidades de crecimiento que él mismo ha creado, y por lo tanto evoluciona en la escuela de la experiencia desde el instinto al intelecto, del intelecto a la intuición, y de la intuición a la inspiración. De esta manera, el conocimiento mismo se convierte en Sabiduría, y el Alma gobierna por Sí misma su propio destino o karma.
Sobre tal auto-maestría, la conciencia encarnante es liberada de la rueda del renacimiento hacia un rango de actividades de frecuencia más alta.
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