por cristinalaird
Reflexionando
sobre esta pasada Luna Llena en Piscis que como casi todas las lunaciones nos
sorprenden, muchas veces por su intensidad inesperada y muchas otras, por que
casi ni lo notamos. Ésta será difícil que la olvide pues lo que marcó el
principio de ella fué la muerte de un queridísimo amigo del alma y también de
dos conocidos. Decir adiós a un amigo, sobretodo cuando se marcha de este mundo
demasiado jóven es una de las experiencias más difíciles de la vida. Pero por
supuesto que nos recuerda que cada uno deja la vida encarnada cuando su alma ha
cumplido con su propósito de esta existencia física y eso es algo que nadie
puede cambiar. La decisión tomada por las tres Moiras sobre la duración de
nuestra encarnación es intransigente. No abierta a negociación. Los que nos
quedamos, sólo podemos reflexionar en las lecciones aprendidas con ese alma que
marcha, los momentos mágicos y los duros también. El Amor nunca muere, se queda
con nosotros para siempre.
AL mismo tiempo
ocurría otra cosa que aunque me sorprendió menos, no deja de ser sorprendente.
De repente, muchas de mis magníficas clientas me llaman para ver qué pasa con
esta Luna Llena, que se la están pasando tan fatal. Han habido muchas
enfermedades, espaldas contracturadas, digestiones alteradas, mal estar físico
en general, en muchas ocasiones, bastante serios. La parte sorprendente es que
las que me han llamado (más de 6 en dos días) son nacidas en los años 82-88 y
por supuesto que siendo una luna Llena en Piscis, todas ellas con mucha
angularidad mutable, es decir, Ascendente Piscis, Géminis, Sagitario y Virgo.
La razón por la cual las agrupo, es por que el tema parecía coincidir:
relaciones que se terminan y un sabor de frustración acompañaba a cada una de
ellas. De repente recuerdo: justo para la Luna Llena en Piscis, Mercurio y
Venus entraban en Libra, signo que se correlaciona con las relaciones
personales y la casa 7 de la carta astral. Éste es sin duda un buen momento
para hablar (Mercurio) de nuestras relaciones (Venus y Libra). Uno de los
puntos más fundamentales que emergen al final de una relación, corta o larga,
da igual, es reconocer todo lo que hemos aprendido o por lo menos confrontado
de nosotras mismas con la otra persona. Estos son momentos para dejar de lado
las culpas o el culpar, los reproches, las frustraciones y realmente
concentrarse en comprender el "para qué" nos encontramos con esa
persona y sino podemos contestar esa pregunta, por lo menos reconocer que el
sabor que nos queda no es desconocido, que nos hemos sentido así anteriormente.
Si nos ha pasado
lo mismo más de una vez, es interesante reconocer que el único denominador
común en nuestras relaciones somos nosotros/as. Esto nos lleva a
auto-investigarnos y comenzar a reconocer nuestros patrones emocionales. Como
los enamoramientos son básicamente inconscientes, es decir que "nos
pasa", no lo decidimos o planeamos, entonces es bueno asumir que siempre
van cargados de un montón de material inconscientes por ambas partes. Uno de
los temas característicos puede ser que una vez que el enamoramiento merma y
comienza la verdadera oportunidad de realmente "amar" con los ojos
abiertos y conscientemente, salimos corriendo. Por tanto cabe la posibilidad
que aunque creamos que desesperadamente queremos una relación estable, no
estamos dispuestos a trabajarlas, queremos seguir en modo
"enamoramiento" y eso no es posible.
"El Amor
tiene su oportunidad cuando el enamoramiento se termina" decía Scott Peck.
y así es, seguir viviendo en el "Edén" no es posible. Recuerdan? De
allí nos echaron cuando Eva le ofreció la manzana a Adam. Esta fruta del deseo,
en realidad significa que Eva comenzó a cuestionar, no sólo a Adam sino también
el Edén. Cuando comenzamos a hacernos y a hacer al otro/a preguntas, nos echan
del Paraíso. Esta es la historia de Eros y Psyche otra vez. Es Psyche la que va
con la lámpara e ilumina a Eros, que es como decir: "A ver... quién eres
realmente? con quién me acuesto cada noche?" Si no estamos dispuestos a
que nos descubran "realmente" entonces se acaba la historia. La
incomodidad se filtra en las relaciones, el hombre a menudo se siente amenazado
y la mujer frustrada. Pero cómo podríamos continuar sin nisiquiera saber con
quién estamos? Al enamoramiento le viene bien no saber, pero para que se pase
de este estado a "la pareja" es imprescindible saber con quien
realmente estamos. También es importante quién seremos nosotros/as con el otro.
Qué parte de nosotras/os el otro refleja?
Cuando una pareja
decide dejarlo, un trozo de cada uno se queda con el otro/a. Cuál es esa parte
de nuestra alma que dejamos atrás? Si no lo recuperamos nos sentiremos a pata
coja, hasta que lo hagamos. Es en estos momentos que debemos invocar a Vesta y
retirarnos a "re-generarnos" para poder sentirnos enteros una vez
más.
Hablemos de Amor con nuestras amigas, con nuestro terapeuta, con nuestra
astróloga/o, con nosotros mismos y por sobre todo no nos propongamos olvidar
sin primero sacarle el máximo jugo posible a esa relación que parece que
termina. No concluye hasta que comprendamos la razón por la que existió.
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