La lunación tendrá lugar el 7 y 8 de abril de 2020 en
el grado 18 de Libra
Libra, el signo de la balanza, representa la búsqueda
del equilibrio, a través de sus dos polaridades, que se ven de alguna forma
confrontadas sirviendo de espejo la una a la otra, permitiéndonos reconocer
carencias o excesos que conducen al desequilibrio y la inestabilidad.
Cuando la Luna florece en este signo, nos está
haciendo una invitación a sopesar el contenido de nuestro mundo interior para
detectar aquellos factores que están generando cierta desarmonía, aquello que
sobra, aquello que falta, con el fin de restaurar nuestro equilibrio.
La energía de Libra funciona a través de la comparación,
la
complementación, la cooperación y la confrontación, que son diversas
posibilidades que ofrece el hecho de ser una energía fundamentada en el
principio de polaridad, una energía que tiende naturalmente a la dualidad, que
está vinculada a nivel esotérico al cuarto rayo, conocido con el nombre de
‘Armonía a través del conflicto”.
Por esta razón, la Luna llena en Libra nos pondrá
frente a frente con emociones, personas y situaciones donde será necesaria la
cooperación pero también es posible que nos confronte de tal manera que nos
encontremos enzarzados en conflictos que tienen como objetivo equilibrar la
balanza, contrarrestar el desequilibrio y reconciliar las fuerzas en búsqueda
de la armonía y en aras de la paz, así de contradictorio es este signo,
pacífico por naturaleza, pero capaz de declarar la guerra si es preciso con la
excusa de establecer la paz, un signo diplomático pero abierto al debate y
presto a implicarse en discusiones y disputas.
Es por ello que, nuestras emociones pueden verse alteradas
durante esta lunación, llevándonos a experimentar algunos extremos en la
búsqueda del equilibrio y la armonía, de nosotros dependerá no caer en
actitudes radicales o pendencieras, aprendiendo a conducirnos con gracia,
justicia y diplomacia, valores y virtudes propias de este signo, que nos
permitirán resolver cualquier tentativa de conflicto con actitud
conciliadora.
Por otra parte, la Luna llena librana también nos hará
lidiar con la inseguridad y la indecisión a nivel emocional, así como también
en asuntos relacionados con el ámbito familiar y hogareño. Nos mostraremos, eso
sí, más sociables de lo habitual con nuestro clan, con todos aquellos que
consideramos familia, así como con nuestros afectos en general, valga decir,
todos aquellos por los que sentimos cariño.
Tenderemos también a proteger y mimar más a nuestra
pareja y a preocuparnos más por ella, intentando hacer todo lo posible por
complacerla.
Lo anterior puede hacerse más patente hacia el día del plenilunio, sin embargo, es muy probable que durante el transcurso de la lunación hayamos sentido o experimentado la necesidad de aislarnos dentro del núcleo familiar, así como también cierto distanciamiento con la pareja, todo esto detonado por algún suceso acaecido al principio de la lunación, es decir, durante el novilunio, que tuvo lugar en el signo de Aries y que aconteció con una conjunción de los luminares con Lilith y Quirón, marcando, por ejemplo, alguna situación intensa, incluso hasta violenta en algún sentido, que pudo haber dejado alguna herida difícil de sanar o removido alguna ya existente.
La conjunción Quiron/Lilith también puede traer
situaciones donde es preciso el aislamiento con el fin de sanar, y bien que lo
estamos viendo con la situación global de confinamiento que estamos experimentando
a causa de la actual pandemia y que está siendo una dura prueba en muchos
sentidos, especialmente, a nivel emocional.
No obstante, también es una valiosa oportunidad de
aprender a ahondar en nosotros mismos, a lidiar con nuestra rabia e impotencia,
de explorar nuestras pulsiones inconscientes y reconocer nuestras necesidades
reprimidas, así como también de permitir emerger nuestra valentía e iniciativa,
de reconocer ese guerrero interior que estaba reprimido o dormido en lo más
profundo de nosotros y que ahora está despertando para sanarnos.
La sensación con esta conjunción es la de sentirnos
atacados por algo oscuro y nefasto, que no tiene piedad ni miramientos y que no
sólo afecta nuestra salud sino que también está infligiendo una herida al
someternos a esta situación de aislamiento y distanciamiento en la que cada uno
tendrá que luchar además con sus propios miedos, vacíos, pulsiones y
negaciones.
Esto puede conducir además a encerrarnos en nosotros
mismos, al ostracismo emocional que, sumado al aislamiento físico puede ser
sumamente doloroso y hacer más difícil de sobrellevar esta prueba colectiva que
el stellium en Capricornio y finalmente la entrada de Saturno en Acuario nos ha
traído.
Es importante pues buscar maneras de acercarnos a los
demás, así sea virtualmente, de canalizar adecuadamente nuestras emociones, de
reconocer, aceptar y abrazar nuestros miedos, vacíos e inseguridades, de
reafirmar nuestro sanador interior y de explorar ese potencial personal de
sabiduría y sanación que habíamos reprimido, así como también, de aprender a
autogestionar nuestra salud en la medida que sea posible, con esto quiero
decir, aprender a fortalecernos desde lo más profundo, nutriéndonos y
descansando adecuadamente, ejercitándonos, así sea en nuestra propia habitación
o en el salón de casa, recibiendo los rayos del sol, meditando, cantando,
riendo, y aprendiendo a disfrutar de nosotros mismos y de aquellos que tenemos
cerca, si es que nos ha tocado compartir esta experiencia con alguien
más.
La Luna llena en Libra vendrá pues a aproximarnos un
poco más, de la manera que sea posible, a conectarnos emocionalmente con otros
y todo esto lo hará a través de la comunicación, ya que Venus, dispositor de
esta Luna llena por su regencia sobre el signo de Libra, se encuentra
transitando en el signo de Géminis.
Mercurio, por su parte, estará en conjunción a
Neptuno, por lo que la comunicación adquirirá un matiz más profundo de lo
habitual, incluso más dulce y compasivo, aunque también pueden estar a la orden
del día las confusiones, despistes y malos entendidos, así como cierta
tendencia manipuladora en la comunicación y expresiones de queja y el
victimismo.
Las noticias tristes estarán inundando el panorama
informativo y abrumándonos con tanto drama y dolor, por lo que será preciso
desconectar un poco para no sobresaturarnos y deprimirnos y, sobre todo, buscar
la sanación y la paz mental a través de la espiritualidad, la música y la
inspiración artística. Es una excelente oportunidad para meditar y así poder
trascender el agitado flujo mental al fundirnos con la fuente de amor
incondicional, donde la verdadera naturaleza de la mente es revelada y la
sanación y la sabiduría emergen a través de la plenitud y la gracia.
De nosotros dependerá seguir revolcando nuestra mente
en el dolor que nos ahoga o reconocer el juego ilusorio en el que nuestra mente
se encuentra sumergida y que puede ser trascendido a través del reconocimiento
de nuestra verdadera naturaleza, plena, infinita y eterna.
No quiero acabar este artículo sin reparar en la
configuración de la que participan la Luna en Libra y el Sol en Aries con el
planeta Neptuno en el signo de Piscis, que completa la figura a través del
quinconcio que la Luna forma con este y de un semisextil con el Sol, se trata
pues de un aguijón cósmico, una figura que genera cierta dificultad para
integrar la dualidad propuesta por la oposición, en este caso solilunar, ya que
nos pide para ello hacer ciertos reajustes, en este caso de naturaleza
emocional que nos permitan trascender los miedos inconscientes más profundos y
descansar en la belleza de lo sutil, de lo sagrado, de la fuente invisible de
amor incondicional que sustenta la existencia.
Si nuestro mundo interior no está en equilibrio
difícilmente podremos aprovechar las corrientes más sutiles que fluyen desde
esta.
Se trata de conseguir un balance psíquico y emocional
que nos permita tener la suficiente serenidad como pata entregarnos a disfrutar
de lo que, de otra manera, sería imperceptible para nosotros.
Si somos capaces de hacer este ajuste interno
estaremos más sensibles y receptivos y será más fácil también disfrutar de lo
bueno que puede ofrecernos este tiempo de aislamiento que es una oportunidad
para explorar nuestros vacíos y abrazar nuestro espacio intimo con toda la
profundidad que este nos puede ofrecer, de hacerlo así, podremos abrirnos a
recibir el regalo de poder afirmarnos en nuestro propósito, disponiendo de los
talentos personales que están ahí para ser ofrendados a la totalidad de la
existencia.
Sólo así, la oposición solilunar podrá ser manifestada
plenamente, dándonos la oportunidad de brillar desde la más pura autenticidad
y, a través de ello, conectar emocionalmente con otros, estando a la vez
receptivos también a la luz única que cada uno tiene que ofrecer en un tiempo
en que el aislamiento nos invita a ser más protagonistas de nuestra propia
existencia y adaptarnos a formas más sutiles de relacionarnos más allá de la
distancia, donde comprenderemos más que nunca aquello que nos conecta va mucho
más allá de lo físico, que estamos siempre unidos a través de los lazos
invisibles del alma y de la fuente trascendente del espíritu.
Sólo bajo esta comprensión seremos capaces de superar
este trance, este punto de inflexión que experimenta la especie humana y que
está, por otra parte, dando un respiro a la Madre Tierra, que en estos momentos
se encuentra restaurando su equilibrio, tal como lo propone este tiempo
cósmico, en que efectúa su tránsito por el signo de Libra, donde la Luna tendrá
su plenilunio para mostrarnos cuánto la Tierra agradece este parón que nos
hemos visto obligados a dar, este descanso de nuestro frenético estilo de vida,
de esta sociedad que vive enferma pues se encuentra fuera de coherencia,
alienada por un sistema destructivo e irrespetuoso con la naturaleza.
Ha llegado el momento, con la entrada de Saturno en
Acuario, de que encontremos nuevas formas de estructurar la realidad, formas
más respetuosas con la multiplicidad de la vida y con el mismo ser
humano.
La presencia de este denso planeta en el signo de
Acuario, también indica que es tiempo de experimentar el karma colectivo, de
resarcir el daño que hemos causado, volviéndonos más responsables y maduros
como especie.
No obstante, también indica un periodo de enfriamiento
y distanciamiento social, de represión colectiva, donde todos sentiremos más
que nunca el peso de normas y restricciones a las que muchos probablemente se
acabarán rebelando tarde o temprano.
A ello hay que sumar la actual conjunción
Marte/Saturno en este signo, la cual representa simbólicamente una bomba de
tiempo social, un fuerte foco de tensión energética que puede suscitar formas
de rebelión o agitación colectiva, ya sea física o virtual, no sin una
respuesta enérgicamente represora por parte del sistema.
En definitiva, no es el mejor tiempo para las
libertades y los derechos humanos, y la censura se impondrá sobre aquellos que
quieran despertar a otros ante el paradigma social impuesto.
Ambos planetas están aún en conjunción con Júpiter en
Capricornio, que se encuentra también en una conjunción, muy cerrada por
cierto, con Plutón, de la cual también participa Saturno ya algo más distante
desde el signo de Acuario, marcando así este periodo duro a nivel social y
también político que nos afecta a escala global, dificultando los
desplazamientos, los viajes, los asuntos de tipo educativo, deportivo,
cultural, la economía, etc., y transformando nuestros ideales, filosofía de
vida, creencias y sueños, dando curso a un nuevo estadio de nuestra evolución,
donde será preciso reconocer la sombra de esa ansia de expansión que nos ha
conducido a querer conquistar espacios que, en la mayoría de los casos no hemos
hecho más que destruir, y aprender nuevas formas de explorar el mundo y de
expandirnos menos invasivas, más respetuosas con la naturaleza y con nosotros
mismos.
La invitación como siempre es a meditar para
trascender la densidad energética de este difícil momento, sobre todo aquella
que emerge en nuestro interior como respuesta y que no es más que un reclamo a
nosotros mismos de un mayor nivel de consciencia, un llamado a elevar la
vibración y así aligerar, no sólo nuestra propia carga, sino también la pesada
carga colectiva del momento que atravesamos.
Es preciso pues, no sólo meditar sino también
reconocer nuestra sombra personal y colectiva y transmutarla con el responsable
entusiasmo de quien sabe que en ello radica la esperanza de un mundo mejor y
una vida más sana y coherente, una vida donde el equilibrio esté presente y
podamos vivir en armonía con la totalidad de la existencia y disfrutar de la
belleza y el amor que la Madre Tierra nos ofrece sin pedirnos nada a cambio,
mas que respetarla, cuidarla y amarla como a una madre, que es la mejor manera
de respetarnos, cuidarnos y amarnos como especie. Ojalá la humanidad comprenda
esto y que esta dura lección no haya sido en vano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario