Los kabbalistas enseñan que nuestra mayor Luz se nos revela tras los lugares más oscuros. No podemos crecer sin el fracaso. Todos experimentamos desafíos, pero la clave es cultivar la resiliencia a través del proceso.
Sed Espiritual de Mónica
y Michael
Probablemente hayas oído la expresión: “Lo que no te mata te hace más fuerte”. Si bien algunos desafíos en efecto nos hacen más fuertes, esta no es una verdad universal. Algunas personas pueden quedar emocionalmente paralizadas por sus experiencias. Que salgamos más fuertes o más débiles depende de nuestra conciencia cuando se presenta un desafío.
La resiliencia es
nuestra capacidad adaptarnos de cara a la adversidad, el trauma, la tragedia,
la amenaza o el estrés. Las personas resilientes emplean sus recursos, puntos
fuertes y habilidades para superar los desafíos y contratiempos. La forma en
que afrontamos tales desafíos y desarrollamos la resiliencia es una de las
habilidades espirituales más importantes que puede cultivar una persona.
He aquí tres consejos
para desarrollar la resiliencia y fortalecernos gracias a los desafíos:
1. La flexibilidad
conduce a la alegría. Intenta ser menos rígido y más flexible.
Gran parte de nuestra
insatisfacción en la vida se produce cuando nuestras expectativas de lo que
pensábamos que sería la vida no coinciden con la realidad. Solemos tener problemas
para aceptar cuando las cosas no marchan según nuestro plan. La mayoría de las
cosas en las que somos rígidos están obstaculizando nuestra alegría de vivir.
Ser rígidos nos impide ver las bendiciones en nuestros desafíos y crecer a
partir de nuestras dificultades. Cuanto más nos abrimos al proceso de la vida,
más certeza en el Creador cultivamos y más podemos experimentar todo lo que la
vida tiene para ofrecer.
Piensa en ti mismo y en
las partes de ti que son rígidas. Comprende que cuanto más flexible seas, más
alegría tendrás en la vida. Intenta encontrar el equilibrio entre ser fuerte y
no demasiado rígido, siendo capaz de fluir con los cambios y los imprevistos.
Transformar la rigidez en flexibilidad ayuda a desarrollar la resiliencia, lo
que nos permite aceptar y crecer a partir de las curvas de la vida. Esto es
clave para experimentar más momentos de alegría en lugar de disgustos y
decepciones.
2. Todas las cosas,
incluso los desafíos, ocurren por tu beneficio espiritual. Acéptalas sin
necesidad de entender todas las razones por las que suceden.
Cuando nos enfrentamos
a un desafío, nuestra primera pregunta suele ser: “¿Por qué me está pasando
esto?”. Es curioso que no nos hagamos esa pregunta cuando nos suceden cosas
buenas. Simplemente las aceptamos como la forma en que deben ser las cosas.
La sabiduría de la
Kabbalah enseña que vivimos en un sistema perfecto en el que todo lo que
experimentamos, desde los grandes acontecimientos hasta los aparentemente
insignificantes, tiene mil razones que están más allá de nuestra comprensión.
Aun si pudiéramos entender algunas de las razones por las que algo está
sucediendo, es tan solo una fracción de su verdadero propósito. Y todo es para
el beneficio de nuestra alma, aunque no lo parezca en ese momento.
Confía en que los
desafíos que estás experimentando son para tu beneficio. Acéptalos sin
necesidad de entenderlos completamente. Mantén constantemente esta conversación
interna contigo mismo. Esta es la conciencia que hace más fácil atravesar
situaciones difíciles, aprender de ellas y fortalecerte como resultado.
3. Reevalúa tu
resiliencia con regularidad. ¿Te toma menos tiempo recuperarte de situaciones
difíciles de lo que te tomaba el año pasado?
Es muy fácil comprobar
tu resiliencia. Observa un desafío que hayas tenido este año, grande o pequeño,
y compáralo con una experiencia similar del año pasado. Pregúntate: “¿Se ha
acortado el tiempo que me tomó recuperarme? ¿Me resulta más fácil recuperarme
de la situación ahora?”. Si una persona está creciendo y usando la sabiduría de
forma correcta, entonces descubrirá que se recupera más rápido y más fácilmente
de los desafíos.
No importa lo
resilientes que seamos ahora, el objetivo es desarrollar continuamente nuestra
resiliencia cada día. Evalúate constantemente para asegurarte de que sigues
creciendo. No se trata de ser perfecto hasta el punto de que nada te moleste,
sino de con cuánta rapidez y facilidad eres capaz de manejar las cosas que se
te presentan.
Los kabbalistas enseñan
que nuestra mayor Luz se nos revela tras los lugares más oscuros. No podemos
crecer sin el fracaso. Todos experimentamos desafíos, pero la clave es cultivar
la resiliencia a través del proceso. Es un músculo que debemos desarrollar
constantemente. Cuando aprovechas cada oportunidad para flexionar este músculo,
te conviertes en una versión más positiva como resultado. Haz todo lo que
puedas para desarrollar la resiliencia, a fin de que los desafíos solo te hagan
más fuerte, más feliz y más pleno.
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