Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
La tristeza es un regalo destinado a transformarnos para bien. Atravesar la tristeza con este cambio de conciencia puede ayudarnos a transitarla más felices y elevados. Escucha los mensajes que te envía tu alma cuando te sientas triste. Ponte en contacto con tu verdadero ser y desarrolla las herramientas que necesitas a través de la sabiduría y la práctica espiritual. Acepta la tristeza como un maestro y luego déjala ir, recordando que la tristeza es una emoción.
Desde temprana edad nos
enseñan a evitar nuestros sentimientos de tristeza. Hacemos callar a los bebés
que lloran y les decimos a los niños que sollozan que se animen y dejen de
llorar. El mensaje de que la tristeza debe evitarse a toda costa se nos
transmite de niños y se interioriza a medida que crecemos. Sin embargo, la
sabiduría de la Kabbalah nos enseña que cada emoción, incluida la tristeza,
tiene un propósito único y necesario.
Como seres humanos,
estamos hechos para experimentar grandes emociones. Tendemos a ignorar o evitar
los sentimientos negativos porque no tenemos las herramientas para manejar las
emociones incómodas para transformarlas en algo positivo. Pero podemos aprender
cómo cada emoción nos aporta nueva información, nos ayuda a tomar decisiones y
nos permite expresar la totalidad de nuestra personalidad. La tristeza no solo
no es motivo para huir, sino que puede ser un poderoso maestro.
He aquí cuatro maneras
de transformar la tristeza en algo positivo:
1. Cuando te sientas
triste, presta atención. Es una señal de que hay algo que debes examinar con
minuciosidad.
Cualquier emoción negativa
existe como indicador de algo a lo que debemos prestar atención. La tristeza
sirve para alertarnos de que algo nos preocupa y para ayudar a reorientarnos a
fin de retomar el camino hacia la alegría. Cada vez que experimentamos
tristeza, es un llamado de nuestra alma que nos dice que no estamos prestando
suficiente atención a algo o que estamos haciendo algo que no deberíamos.
A veces, cuando no
sentimos alegría, tenemos que hacer de detectives en nuestra vida para
descubrir qué más podría darnos plenitud. Cuando sientas un cambio mental,
físico o emocional, haz una pausa y pregúntate si hay algo que debas hacer
distinto o que debas entender de esto. Cuando descubras lo que te entristece,
haz algo al respecto de inmediato. No tengas miedo de modificar tu rutina o
hacer un cambio drástico.
Da las gracias a la
tristeza por dirigir tu atención a algo que podrías haber pasado por alto o que
no lo hayas considerado suficientemente importante como para abordarlo de
frente. Invitar a la tristeza a ser tu maestro es una forma segura de empezar a
transformarla.
2. Acoge la tristeza el
tiempo suficiente para aprender de ella. Luego, déjala ir.
Podemos aprender mucho
de nuestra tristeza. Puede ayudarnos a ver las situaciones con más claridad,
aprender de nuestros errores e incluso motivarnos a realizar cambios
importantes en nuestra vida. La tristeza es una herramienta necesaria, pero a
menudo extiende su estadía. Quedarse en el espacio de la tristeza es, en
definitiva, contraproducente y crea una barrera que nos impide experimentar las
bendiciones.
Trabaja para descubrir
las lecciones que la tristeza te está enseñando, pero luego lucha para elevarte
fuera de ese estado tan rápido como puedas. Cuanto más rápido aprendas de la
tristeza, más rápido podrás superarla.
3. Invierte tiempo en
el estudio y la práctica espiritual, aun cuando las cosas marchen bien, para
ayudar a prepararte para los momentos difíciles.
Con frecuencia la gente
recurre a la espiritualidad en tiempos de tristeza, pero cuando las cosas
empiezan a cambiar, pueden relajarse en su práctica o dejar de estudiar por
completo, olvidando que lo que los llevó a un lugar positivo es la sabiduría y
los cambios realizados en su vida.
A largo plazo, estamos
destinados a ser capaces de tener la fuerza interior y la sabiduría para
atravesar cualquier tipo de tristeza y recibir beneficios de ella, pero llegar
a ese punto requiere trabajo. La única manera de tener permanentemente las
herramientas para entender la tristeza y crecer gracias a ella es a través de
la práctica espiritual constante. Parte de eso es obtener más sabiduría y
desarrollarnos como personas.
Asegúrate de que
inviertes suficiente tiempo en el estudio, la práctica espiritual y la
transformación interna. Si tomas este camino y verdaderamente inviertes y
perseveras incluso cuando las cosas van bien, te sorprenderá cómo podrás ver
las bendiciones en los momentos de tristeza.
4. Recuerda que tu alma
es perfecta y está hecha de un potencial infinito. La tristeza no te define.
Muchas veces dejamos
que nuestras emociones negativas nos definan. Podríamos empezar a considerarnos
como una persona enojada, una persona celosa o una persona triste, por ejemplo,
en lugar de alguien que ocasionalmente experimenta esas emociones como
cualquier otra persona. Nos resulta difícil vernos a nosotros mismos como la
hermosa perfección de nuestra alma.
Ten presente que tu
alma es perfecta, llena de Luz y de potencial. Eso es lo que eres realmente,
incluso si quizá te encuentras en un punto bajo pasando un desafío. Dedica tiempo
para conectarte con la perfección de tu alma. Recuerda la gran Luz que hay
dentro de ti. Puede que experimentes tristeza, pero debes saber que no es una
parte fundamental de ti.
La tristeza es un
regalo destinado a transformarnos para bien. Atravesar la tristeza con este
cambio de conciencia puede ayudarnos a transitarla más felices y elevados.
Escucha los mensajes que te envía tu alma cuando te sientas triste. Ponte en
contacto con tu verdadero ser y desarrolla las herramientas que necesitas a
través de la sabiduría y la práctica espiritual. Acepta la tristeza como un
maestro y luego déjala ir, recordando que la tristeza es una emoción, no algo
que te define. Tu alma es perfecta, poderosa e ilimitada.
5. Nunca es demasiado tarde o demasiado temprano para
aprender las reglas de la plenitud mediante el sistema de causa y efecto. La
plenitud exige un proceso obligatorio de esfuerzo constante. Otro ingrediente
clave es hacerlo con amor.
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