Tom Kenyon, M.A.
En
el transcurso de mis casi treinta años como Consejero Psicológico y
Psicoterapeuta he observado muchas formas de toxicidad emocional y mental,
tanto en mis clientes como en mí mismo.
También
he observado cómo el cuerpo y la mente manejan estos tipos de toxinas, cómo
aparecen, cómo se presentan, y cómo se transforman o neutralizan durante el
proceso de transformación.
En este breve artículo me gustaría compartir algunas de esas observaciones con la esperanza de beneficiar a quienes encuentren este tipo de toxicidad en sí mismos, y para aquellos entre ustedes que estén usando tecnologías transformacionales con otros.
En
primer lugar, definamos nuestros términos. La Palabra psico-espiritual es una
palabra compuesta que deriva de dos: psicológico y espiritual. Aquí la idea es
que hay un territorio en el que se encuentran lo psicológico y lo espiritual. Y
es en este territorio de la mente y las emociones donde el material psicológico
afecta a la experiencia espiritual. También es aquí donde las dimensiones
espirituales del individuo pueden afectar lo psicológico - y a menudo lo hace.
Permítanme
dar un ejemplo de lo que digo.
El
Dios de Emma
Hace
muchos años me enviaron una mujer con depresión. Unos nueve meses antes, su esposo había
muerto de una enfermedad terminal después de 40 años de matrimonio, y con su
muerte ella había perdido a su mejor amigo y a su compañero de la vida. No sólo
eso, sino que ella había cuidado de él durante los últimos dos años. Con esta
muerte ella había perdido todo interés en el mundo y se sentía cada vez más
aislada de sus amistades. Estaba en un claro período de retiro y duelo.
Durante
nuestra primera entrevista le pregunté por sus hobbies e intereses para saber
si podrían servir como elemento para ayudarla. Mencionó al pasar que había sido
muy afecta a la jardinería, pero la había dejado cuando tuvo que cuidar de su
esposo.
Me
pareció evidente que Emma (no es su verdadero nombre) vivía en ese momento una
vida empobrecida a causa de una incapacidad de identificarse como algo distinto
que la cuidadora de su esposo. Al ya no
estar él en su vida, ella no sabía cómo juntar los fragmentos.
Esto
era material psicológico típico, y mi tarea principal como terapeuta era
ayudarla a encontrar un camino de regreso al mundo de las relaciones humanas y
de un propósito personal.
Elegí
guiarla hacia un estado receptivo de atención interior usando la Hipnosis
Médica de Erickson, que utiliza historias metafóricas para activar potenciales
ocultos de sanación que residen en el individuo.
Yo
conocía bien los estados mentales que produce la hipnosis Ericksoniana porque
la había usado ya durante diez años en mi práctica cuando Emma llegó a pedir
ayuda. Pero no estaba preparado para lo que Emma hizo con las metáforas que yo
le creé.
Como
ella había hecho jardinería, creé una historia que presentaba su situación a
través de la metáfora de una planta que necesitaba un cambio de maceta.
Una
de las muchas bellezas de la Hipnosis Médica de Erickson es que la mente
inconsciente reconoce las metáforas fundamentales como mensajes referidos al
individuo. Así, Emma comprendió que el mensaje implícito en la planta que
necesitaba una nueva maceta tenía que ver con ella misma.
En
esta historia, la planta había crecido demasiado para su maceta y necesitaba
que la pusieran en un recipiente más grande. Cuando la planta fue cambiada a
una maceta mucho más grande, se vio en estado de shock (la planta) porque había
tanto lugar que no sabía qué hacer.
Entonces le sugerí a Emma que las raíces de la planta se empezaron a
extender en la tierra sin que la planta se diera cuenta, y que esas mismas
raíces empezaron a obtener todos los nutrientes que la planta precisaba para
crecer - automáticamente - aun cuando la planta ni siquiera sabía lo que
pasaba.
Con
esta historia altamente metafórica, yo había creado un buen material para que
el inconsciente de Emma se sirviera de él.
Yo sospechaba que ella utilizaría las metáforas como vías para crear
nuevos recursos interiores que le permitirían extender sus raíces hacia el
mundo exterior y eventualmente restaurar sus contactos sociales (tarea
psicológica muy importante). Pero nunca
imaginé que esta mujer deprimida de más de setenta años llevaría esto más allá
de lo personal al ámbito de lo transpersonal.
Hacia
el final de la historia, Emma empezó a llorar suavemente. Luego, a sollozar.
Después de unos pocos minutos, en los que hice una pausa para darle lugar a
sentir plenamente sus emociones, los sollozos disminuyeron y ella empezó a
sonreír. De hecho, su rostro parecía beatífico.
Terminé
la historia, que era en esencia una serie de mensajes encubiertos para su mente
inconsciente diciendo que ella descubriría los recursos internos para salir de
su depresión y encontrar nuevas formas de relacionarse con el mundo.
Noté
entonces que su respiración se había vuelto extremadamente superficial en este
punto, señal de que estaba procesando algo a un nivel muy profundo de su
consciencia.
Me
quedé en silencio con Emma unos pocos minutos, hasta que abrió los ojos. Primero miró hacia la ventana y a la luz del
atardecer que inundaba mi consultorio. Luego me miró con una sonrisa.
Le
pregunté qué había pasado, y me describió cómo se había transformado en una
planta, y cómo tomó los mensajes sobre la planta como mensajes para ella. Hacia
el final de la historia, sintió que la levantaban dos manos masculinas y la
llevaban al cielo. Recién cuando hubo entrado en el cielo (claramente
experimentando ser una planta) ella se dio cuenta de que las manos pertenecían
a Dios.
Dios
le habló entonces, tan claramente como le había estado hablando yo. Le dijo que
ella había hecho todo lo que había podido hacer por su esposo, y que no se
preocupara. Estaba muy emocionada cuando me relató esta parte de la historia, y
también agregó que en ese punto fue cuando empezó a sollozar durante la sesión.
Luego,
me dijo, Dios la había bajado a ella (como planta) a través de las nubes del
cielo y la había plantado firmemente en la tierra.
A
veces, hay momentos mágicos en los que un cliente penetra exitosamente en el
núcleo de un tema fundamental, y entonces hay como una sensación de que el tema
ya se ha resuelto de algún modo mágico.
Y todo lo que se necesita es un poco de tiempo para ver cómo la
resolución se manifiesta en la vida de la persona. Habíamos llegado a uno de esos momentos; Emma
y yo nos sonreímos mutuamente, sintiendo - creo - que todo estaría bien.
Le
pregunté como al pasar si me podía contar cómo se le había aparecido Dios. Sin pensarlo
un momento, me dijo con la mayor naturalidad que tenía cabellos blancos y una
larga barba blanca. Y dijo que, cuando
él la había plantado de vuelta en la tierra con sus propias manos, ella supo
que todo estaría bien.
Le
agradecí a Emma que compartiera esto conmigo y acordamos una entrevista a las
dos semanas - para ver cómo iban las cosas.
La
Emma que entró en mi consultorio dos semanas después apenas se parecía a la
mujer deprimida que había llegado a mi puerta la primera vez.
Esta
Emma estaba feliz y segura de sí. Me
dijo que en seguida después de la sesión, se había ido a un negocio de
jardinería y había comprado macetas nuevas para las plantas de su casa. También
se había comunicado con sus antiguas amistades y me contó que su agenda social
estaba ahora demasiado cargada para destinar su precioso tiempo para verme otra
vez, cosa con la que yo concordaba de todo corazón.
La
experiencia de Emma en mi consultorio fue un maravilloso ejemplo de cómo el
material psicológico puede ser afectado o transformado por una experiencia
espiritual.
El
problema de Emma es común en las personas que cuidan a sus seres queridos por
largo tiempo y luego los pierden por la enfermedad. A menudo hay una pérdida de
la identidad personal como “la cuidadora”, y sin este sentido de identidad
propia hay otro nivel de pérdida.
Algo
que me parece interesante en el caso de Emma es que su depresión se resuelve a
través de la acción de una “fantasía” espontánea. Y esta “fantasía” generada por su propio
inconsciente en respuesta a la metáfora Ericksoniana, la condujo a una clásica
experiencia transpersonal. Con esto quiero decir que ella entró en un ámbito de
su ser que trascendía a su personalidad, un mundo numinoso en el que
experimentó “la mano de Dios” cumpliendo un papel en su liberación de la
atadura emocional de su depresión.
Quiero
aclarar a qué me refiero al decir “fantasía” de Emma. Su experiencia tuvo lugar
en mi consultorio en el contexto de una intervención psicológica. En este tipo
de trabajo, las experiencias del tipo que tuvo Emma se llaman “fantasías”
porque son experiencias de tipo onírico. Hablando en general, los profesionales
de la salud mental no ven estos tipos de “fantasías” como reales, sino más bien
como una especie de expresión mental/ emocional para satisfacer un deseo de la
psiquis. Para dejarlo en claro, realmente
no sé si el encuentro de Emma con Dios fue una mera “fantasía” o una
intervención mística del Divino. Esto es
cosa para las novelas de misterio, en este caso ¿quién lo hizo?
Como
terapeuta, mi objetivo era pragmático: ayudar a Emma a salir de su depresión.
Si el agente responsable de esto era Dios mismo, pues que así fuera. Si era una
“fantasía” generada únicamente por su inconsciente, pues que así fuera.
Debo
decir algo más. Cuando Emma estaba en su profundo trance hipnótico y
experimentando su impresión de Dios, para mí había una presencia espiritual
palpable en la habitación y una sensación de gracia trascendente. Cuál fue su
verdadera naturaleza, no puedo decirlo. Sí puedo decir que me conmovió
profundamente la simplicidad y la elegancia del encuentro de Emma con su propia
versión de Dios.
También
es interesante que Emma experimentara a Dios como un anciano con cabellos
blancos y larga barba blanca. Debo decir que he trabajado con cientos de
individuos de muy variada extracción cultural y religiosa y, en casi todos los
casos, el Divino se presentaba de acuerdo a las expectativas y creencias de la
persona.
Cualquiera
que haya sido la naturaleza última del encuentro de Emma con Dios, tuvo efectos
profundos sobre ella. En una sola sesión eliminó su depresión y cambió su
conducta de auto-aislamiento a otra de conexión con el mundo y sus amistades.
Esto es un cambio radical y sucedió porque la naturaleza espiritual o
transpersonal de Emma informó (o afectó) a su naturaleza psicológica.
En
el caso de Emma, su encuentro con los ámbitos transpersonales de su ser
desencadenó una apertura de libertad personal.
A
veces, sin embargo, las personas tienen otros tipos de reacción ante las
experiencias transpersonales que se generan por estados alterados de la
percepción. Esas reacciones son muy personales y, según mi observación, muy
variables de una a otra persona.
Hace
varios años di una charla y una demostración de Sanación por Sonido en un gran
Congreso en Alemania. Esta sesión de sonido en particular produjo diversas
energías transformacionales y pautas de sonido. Lo fascinante de esta
presentación fue que muchas personas en el salón se sintieron elevadas e
inspiradas por los sonidos, en tanto otras informaron que tuvieron mareos y se
sintieron irritadas por los mismos sonidos.
La
Relatividad de la Percepción
Los
profesionales de la neurociencia han llegado a la conclusión de que el cerebro
de cada persona es único y diferente en cada individuo. Por cierto
hay funciones y estructuras comunes, pero la forma en que estas zonas de
nuestros cerebros se conectan entre sí y funcionan, varían grandemente entre
una persona y otra. Como con los copos
de nieve, no hay dos cerebros exactamente iguales.
Así,
nuestras percepciones del mundo son también personales y únicas. Dos personas
que escuchan la misma obra musical o composición de sonidos pueden fácilmente
responder de forma diversa. Y estas respuestas muy personales se basan en cómo sus cerebros procesan el sonido, así
como en sus sentidos de identidad personal (basados en su experiencia de vida y
creencias culturales).
Cada
uno tiene su propio gusto en cuanto al sonido y a la música, pero aquello
a que me refiero va más allá de la mera
preferencia. Tiene que ver con la forma en que armamos nuestras percepciones de
la realidad.
Para
algunos esto puede ser un concepto raro: que nosotros creamos nuestras
percepciones de la realidad. Pero para mí, después de muchos años de trabajar
con estados alterados de consciencia, la idea es autoevidente apenas miremos
más allá de lo superficial.
Consideren
su percepción del tiempo. Nuestra tecno-cultura occidental sostiene por
consenso que el tiempo opera independientemente de nuestra propia percepción.
Y, en tanto esto es así para el tiempo del reloj (o sea, tiempo mecánico),
ciertamente no suele serlo cuando consideramos nuestra percepción personal del
tiempo (biológico y psicológico).
Por
ejemplo, si estás en una conferencia o haciendo algo que absorbe completamente
tu atención, “el tiempo vuela”, dicen.
Pero si la tarea es aburrida y no cautiva tu mente, entonces el “tiempo
no pasa nunca”.
Hay
otro ámbito de la experiencia humana en el que la percepción del tiempo se
puede alterar significativamente: los sueños.
Durante la actividad onírica, el cerebro produce gran actividad Theta y
Delta, que son formas de onda lentas. Cuando surgen estos tipos lentos de onda,
hay una tendencia a enfocar la atención hacia adentro. Nuestra percepción del
mundo externo y nuestro sentido del tiempo y del espacio se alteran, y los
mundos interiores de nuestra percepción tienden a volverse más vívidos.
Los
sueños pueden ser muy inusuales, irracionales, y a menudo alteran la naturaleza
del tiempo percibido. Por ejemplo, uno puede ver un reloj en el sueño. Este
reloj soñado puede empezar a funcionar en formas irracionales. Sus manecillas
podrían dar vueltas al revés, indicando que uno está retrocediendo en el
tiempo. O las manecillas podrían ir a velocidad mayor de la normal, indicando
que uno se adelanta en el tiempo. Un evento así en la “vida real” nos haría
buscar la causa de que el reloj funcione mal. Pero en los sueños estas rarezas
son generalmente aceptadas como la naturaleza de la realidad onírica.
Si
meditas regularmente o practicas algún tipo de atención a tu interior, sospecho
que habrás descubierto otra forma de percepción alterada del tiempo. No es raro
que los meditadores informen que su percepción del tiempo se acelera o se hace
más lenta o, en algunos casos, se suspende completamente.
Es
interesante que la percepción de que el tiempo se para a menudo va acompañada
de suspensión temporaria de la respiración. Por un momento la persona deja de
respirar. En esta ventana de quietud
ocurren todo tipo de fenómenos mentales no ordinarios. Los yogis de todas las tradiciones
principales describen este estado único de cuerpo y mente, que a menudo se
llama Samadhi en la tradición hindú yóguica.
Las
tradiciones indígenas del mundo también hablan de la suspensión del tiempo.
Para ellos es una ventana o un portal por el que se puede entrar a otros mundos
de la atención. Una de las habilidades chamánicas necesarias en estas
tradiciones es la capacidad para alterar a voluntad la percepción del tiempo.
Como
Sanador por el Sonido, encuentro fascinante que casi todas las tradiciones
chamánicas usan alguna forma de sonido como medio para abrir ese portal a los
otros mundos. El más común de estos instrumentos indígenas es, por supuesto, el
tambor chamánico. Pero se pueden usar otros instrumentos para alterar la
percepción del tiempo en los rituales chamánicos.
La
capacidad del sonido para alterar la percepción, especialmente nuestra
percepción de tiempo y espacio, se funda en misma neurofisiología del cerebro.
Los
estudios muestran claramente que cuando la música o el sonido puro - sin letra
- se procesa en el cerebro, hay una tendencia a que decrezcan o incluso se
suspendan temporariamente funciones del hemisferio izquierdo, tales como la
lógica, el lenguaje y la secuenciación.
Al mismo tiempo, se mejoran las funciones del hemisferio derecho como la
percepción del espacio, la novedad y la paradoja. Desde una perspectiva estrictamente
neurofisiológica, esto explica cómo y porqué ciertos tipos de sonido generan experiencias
no ordinarias, sonidos como los de tipo catalítico que yo creo en mis talleres
y la música psico acústica que grabo.
Ahora
bien, es en el ámbito de la actividad del hemisferio cerebral derecho - un
lugar en la consciencia que yo llamo Tierra Woo Woo - que la cosa se pone
interesante. En parte esto tiene que ver
con el hecho de que, cuando el neocórtex derecho realmente se activa, la
percepción toma otra forma, y muchas personas informan sobre alteraciones en su
percepción de tiempo y espacio.
Algunos
se sienten cómodos, y hasta disfrutan, de las alteraciones en sus percepciones
del tiempo y el espacio; otros se sienten amenazados. Muy probablemente, la
diferencia entre estas reacciones polarizadas se funde en diferencias de
procesamiento cerebral y de su psicología personal.
Alterar
la Percepción de Tiempo y Espacio
Recuerdo
un taller, hace algunos años, en el que enseñé una práctica de meditación
yóguica que altera dramáticamente la percepción de tiempo y espacio. A mitad
del entrenamiento, una participante se quejó de estar experimentando demasiado
espacio. De hecho, sentía el espacio entre los átomos que componían su cuerpo y
esto resultaba en extrema desorientación.
Para mí esto señalaba que estaba en medio de una actividad masiva de su
hemisferio cerebral derecho y, aunque otros disfrutaban inmensamente de esa clase
con su propia sensación espaciosa, ella se estaba sintiendo amenazada.
También
dijo sentir un sabor metálico en la boca, un fenómeno raro que otros a veces
experimentamos, incluso yo, durante estados de consciencia poderosamente
alterados. Personalmente lo considero una especie de desintoxicación, tema que
abordaré más adelante. Por ahora, volvamos a la participante que experimentaba
un exceso de espacio.
Desde
el punto de vista lógico, no era posible que esta persona hubiera visto o
sentido el espacio entre los átomos de su cuerpo. Nuestro sentido de la vista
no llega a ver cosas tan diminutas como los átomos, entonces mucho menos verá
el espacio entre átomos. Nuestro sentido
cinestésico del tacto tampoco es capaz de registrar cosas tan pequeñas.
Pero
desde la comprensión yóguica, la consciencia puede percibir directamente cosas
como ésas durante ciertos tipos de estado meditativo (o sea, durante una
intensa actividad del hemisferio derecho).
Esta
persona se sentía amenazada por la alteración en su percepción del espacio en
su cuerpo. Violaba su sentido de la realidad como ella la conocía y, en lugar
de divertirse o explorarlo, le daba miedo toda esta experiencia. Su incomodidad era tan grande que finalmente
la ayudé a dejar atrás la Tierra Woo Woo y regresar a la “realidad” a la que
estaba acostumbrada. Cuando volvió a la “normalidad” su sentido del espacio
excesivo desapareció y también su ansiedad. ¿Cómo logré esta hazaña
neurológica? Simplemente la hice hablar
sobre lo que le sucedía. En el proceso de expresar su experiencia, se activó su
hemisferio izquierdo y, a medida que éste actuaba, la actividad del hemisferio
derecho menguaba, con lo cual se terminaba su corta visita a la Tierra Woo Woo.
Historia
Personal y Toxicidad Emocional
A
nuestras respuestas individuales y únicas ante las alteraciones de nuestra
percepción de tiempo y espacio, se agrega otro elemento importante de la
desintoxicación psico-espiritual: la historia personal y la toxicidad
emocional.
Una
de mis experiencias personales con la toxicidad emocional durante estados
alterados fue hace muchos años, cuando tomaba una serie de sesiones de
respiración con un terapeuta. Durante una de las primeras sesiones, me invadió
una sensación luminosa de luz blanca y un profundo sentimiento de amor
incondicional y, luego, como venido de la nada, me di contra un muro de
recuerdos reprimidos profundamente instalados.
Estaba
practicando una forma específica de respiración cuando, de un momento a otro,
había dejado la habitación, atrapado en el remolino de un torbellino
emocional. Mi mente retrocedió como por
catapulta a una serie de recuerdos muy tempranos y de repente me sentí muy mal.
Percibía que mi aliento olía terrible y en la boca sentía un gusto amargo.
Ni
entrenador me guiaba para atravesar este difícil atasco de sensaciones, tanto
físicas como emocionales, cuando de repente tuve una extraña visión mental: una
versión de mí mismo estaba cerca de mí, vomitando. Esta experiencia extraña y vívida duró varios
minutos, y cuando esa duplicación de mí que estaba vaciando sus tripas hubo
terminado, el malestar físico que yo había estado sintiendo desapareció
súbitamente.
Desde
entonces he notado que las personas
atrapadas en sus recuerdos emocionales difíciles, expuestos en la terapia o
atravesando alguna otra experiencia transformacional poderosa, a veces sienten
el impulso de vomitar y hasta llegan a hacerlo físicamente. A veces informan sobre un sabor metálico o
amargo en la boca y/o mal aliento cuando liberan emociones suprimidas. Mi conjetura es que las emociones negativas
de algún modo se traducen en estos tipos de energías sutiles con cualidades
tóxicas. Y a veces estas toxinas
energéticas se pueden oler o saborear. Mi opinión personal es que, si estas
energéticas se conservan en los tejidos por demasiado tiempo, pueden tener
efectos destructivos sobre la salud celular.
Hipótesis
Por
favor, tomen en cuenta que lo que sigue es una hipótesis personal de trabajo
basada en treinta años de observaciones clínicas y personales. Pero aclaro que
es sólo una opinión personal que puede o no resultar precisa. No obstante, esta especie de mapa intelectual
me ha ayudado enormemente cuando hube de enfrentar la plétora de fenómenos no
ordinarios que surgen a menudo en estados alterados de consciencia.
Los
Cuatro Tigres
Aquí
me gustaría postular que hay cuatro elementos (los Cuatro Tigres) responsables
de lo que llamo desintoxicación psico-espiritual. Llamo Tigres a estos elementos porque, cuando
se estimulan los cuatro, pueden crear una fuerza de la que hay que cuidarse, a
semejanza de los Tigres salvajes.
Ya
hemos hablado de dos de ellos: 1) la alteración de la percepción de tiempo y
espacio y 2) la historia personal y la toxicidad emocional. Los otros elementos de nuestro cuarteto son
dos tipos diferentes de canales de energía sutil en el cuerpo. El primer sistema de canales, llamados
meridianos, fue descripto por los Taoístas de la antigua China, y hoy los
utilizan los acupunturistas. El segundo
sistema de canales de energía, llamados nadis, es conocido y usado por los
yoguis avanzados para afectar a la consciencia misma.
Los
Meridianos
Mis
primeros contactos con la idea de los meridianos llegaron cuando trabajaba en
la investigación del cerebro bajo los auspicios de Acoustic Brain Research
(Investigación de Acústica Cerebral), que yo había formado en 1983 para
documentar en forma específica los efectos del sonido y la música sobre los
procesos cerebrales.
Este
interés en los efectos del sonido y la música surgieron de mi trabajo como
psicoterapeuta, especialmente en cuanto el sonido y la música podrían
profundizar y acelerar el proceso terapéutico.
Observar esto me impulsó a tratar de comprender mejor los procesos
cerebrales/mentales involucrados ya que, a principios de la década del ochenta,
había muy poco conocimiento del fenómeno.
Como yo no tenía preparación en la investigación del cerebro, uní
esfuerzos con diversos investigadores bio-conductuales que también estaban
intrigados por la idea de que el sonido y la música se pudieran usar para
cambiar el estado cerebral y alterar la percepción.
Durante
esa época desarrollé una forma única de tecnología psico acústica, lo que
requería cientos de horas de escuchar diferentes patrones de sonido para
documentar sus efectos sobre el cerebro, especialmente según mediciones por
mapeo cerebral topográfico vía EEG.
Uno
de los extraños efectos que descubrí en mí mismo, después de muchas horas de
estar escuchando patrones de sonido que alteraban la mente, fue que mis lóbulos
de las orejas a veces dolían bastante; tanto que me llegaba a dificultar seguir
usando auriculares, por lo menos hasta que la sensación pasara.
Resulta
que los meridianos de acupuntura de muchos de los órganos principales del
cuerpo pasan por los lóbulos de las orejas. Ciertos tipos de sonido pueden, al
parecer, estimular estos meridianos y por tanto a los órganos a los que están
conectados. También puede ser que ciertos sonidos logren impactar en el sistema
de meridianos del cuerpo directamente, según creen algunos practicantes
taoístas.
Personalmente
creo que ciertos tipos de sonido pueden ciertamente estimular o sedar la
actividad de los meridianos durante una sesión de Sanación por Sonido y/o una
experiencia transformacional. No es raro
que la gente informe sobre claras sensaciones físicas en diversos órganos
durante un trabajo intenso con sonido o un trabajo transformacional en general.
También
he observado (cosa en que concuerdan muchos acupunturistas) que las emociones
reprimidas a veces se “almacenan energéticamente” en órganos físicos del
cuerpo. Así, la ira, por ejemplo, se
suele almacenar en el hígado; el miedo en los riñones; la tristeza en los
pulmones y el corazón.
Durante
las experiencias transformacionales intensas, los órganos del cuerpo pueden
expulsar estas energías almacenadas (y sus recuerdos asociados) y volcarlas al
sistema cuerpo/mente.
El
Cuarto Tigre
Según
mi opinión, hay otro aspecto que a veces juega un papel en la limpieza
psico-espiritual: el sistema sutil de los nadis. Aunque es casi desconocido en Occidente,
excepto por los que estudian yoga hindú y budista, el sistema de nadis está
conectado a todos los chakras principales del cuerpo. Cuando se activa puede crear todo tipo de
efectos inusuales.
Hace
dos años estuve en Katmandú, en Nepal, y recibí una Iniciación en Powa, técnica
de meditación tibetana que enseña al practicante a pasar conscientemente por la
muerte y en cierto grado determinar las condiciones de su próxima encarnación. Mi iniciador era un Maestro Powa tibetano que
había vivido muchos años como ermitaño en el Tíbet. No hablaba una palabra de
inglés, y yo sólo sabía unas pocas de tibetano. Un monje amigo mío sirvió como
intérprete.
Aunque
yo no sabía qué decía el Maestro Powa hasta que sus palabras me eran traducidas
por mi amigo, sí podía sentir flujos intensos de energía sutil moviéndose a
través de mí mientras el Maestro recitaba los textos antiguos.
En
un momento dado, hacia el final de la Iniciación, sentí claramente una infusión
de clara luz blanca que se movía por todos mis chakras y hacia la red de mis
nadis.
Cuando
la Iniciación terminó, mi amigo tradujo las instrucciones finales del Maestro,
que advertían que esta Iniciación era poderosa y que yo podría experimentar una
purificación física.
Me
fui de la Iniciación y regresé a mi cuarto de hotel para volver a hacer la
meditación de modo que pudiera recordar las etapas. Me olvidé de las últimas palabras del
Maestro; tomé una ducha y me fui a la cama.
En mitad de la noche me desperté sintiéndome mortalmente enfermo. En vez
de una luz clara fluyendo por mis nadis, sentía una oscura energía líquida
parecida al barro que los atravesaba.
Tenía náuseas y un dolor de cabeza que me la partía. Pensé que tal vez me había pescado alguna
gripe o tal vez una intoxicación por la comida.
Mi malestar duró ocho horas y luego empezó a aliviarse lentamente. Recién entonces recordé las palabras de
despedida del Maestro.
Esta
fue una reacción clásica de purificación psico-espiritual o desintoxicación
producida por la intensidad de la luminosidad que el Maestro Powa y su linaje
habían canalizado dentro de mí.
Yo
había tenido otras reacciones similares de purificación ante encuentros
espirituales intensos, de modo que para mí este raro incidente tiene sentido.
Cuando
el Maestro Powa leía los textos antiguos, estaba en primer lugar convocando a
todo el linaje espiritual viviente del que él era partícipe. Esta línea energética posee potencia y poder
espiritual, y él estaba dirigiendo todo eso hacia mí. Mi experiencia subjetiva de todo eso fue una
infusión de luminosidad en mis propios nadis. Estaba como en ebullición al
sentir tanta luz dentro de mí.
Cuando
el texto pasó a las instrucciones sobre el método Powa, la luz dentro de mí se
volvió una clara luz blanca, una forma de luminosidad que es el tesoro buscado
por los budistas tibetanos. Cuando
aparece la luz blanca clara, es señal definitiva (dentro de la tradición
budista tibetana) de que se ha entrado en la mismísima consciencia pura
(bodhicitta). Al experimentar esta luz,
entré en un estado de éxtasis.
Como
estaba en este estado de éxtasis, no registré realmente las últimas palabras
que el Maestro me dirigió, que avisaban que podía ocurrir una desintoxicación
física.
Cuando
desperté de mi sueño, varias horas después de la Iniciación, mis nadis no
estaban luminosos. Estaban llenos de
barro, de negatividad sin digerir, de mis propios conflictos no resueltos,
impedimentos, obstáculos y corrupciones. Estaba hasta el cuello en mi propia
“caca”.
La
metáfora que se usa a menudo para describir procesos similares es que las aguas
de mi consciencia se habían revuelto y el barro del fondo había sido impulsado
a la superficie.
Cómo
Enfrentar la Desintoxicación Psico-espiritual
El
principio básico que uso al enfrentar la purificación psico-espiritual es el
pragmatismo.
En
primer lugar, cuando se revuelve la propia “caca”, creo que ayuda poner todo
esto que está surgiendo para uno en el contexto adecuado. Aunque el material y las sensaciones sean
difíciles de manejar, en última instancia es buena cosa que los recuerdos
reprimidos, emociones y/o toxinas se limpien del sistema mente/cuerpo.
Aquí
el tema principal se centra en la zona de comodidad de uno y ésta es diferente
para los distintos individuos.
Hablando
en general, con algunas excepciones, si se produce una reacción de purificación
a través de un catalizador transformacional, esa reacción eventualmente se va a
resolver por sí misma. Lo que quiero
decir es que cuando la reacción termina su proceso, su intensidad disminuye
sola. El arte de manejar la purificación
psico-espiritual es encontrar una forma de permitir que las sensaciones y la
experiencia ocurran, sin tratar de cambiar su contenido o hacerlas más
tolerables.
Cuando
pasé por esa intensa reacción de purificación en Katmandú (como resultado de la
poderosa Iniciación Powa), tuve que aceptarla y me sentí una basura. Tuve que aceptar que no tenía la energía para
salir de la cama y visitar Bodinath por última vez antes del horario de mi
vuelo - aun cuando es uno de los lugares más sagrados para los budistas
tibetanos.
Y
en verdad, después de ocho horas de náusea intensa y otras cuatro horas de
sentirme como basura, toda la cosa se fue resolviendo por sí misma.
Si
se puede encontrar la forma de permitir que la reacción de purificación
(desintoxicación) siga su curso, se estará enfrentándola en la forma más
efectiva.
Consideraciones
Médicas
En
general, cuando se enfrentan desintoxicaciones psico-espirituales, creo que es
importante diferenciar cualquier sensación física molesta de lo que podría ser
una cuestión médica. La razón es que
algunos de los síntomas físicos que surgen durante las reacciones de
purificación pueden imitar problemas médicos reales.
Las
reacciones de purificación generalmente no incluyen dolor agudo. De modo que si
hay dolor físico, es fundamental determinar si hay o no un problema
médico. Si el dolor es intenso y
persistente, sugiero buscar atención médica. Mejor prevenir que curar, dice el
refrán. Cuando busque asistencia de un
médico en relación a una reacción de purificación psico-espiritual, sugiero ser
discreto.
Si
hay fiebre alta, (39 grados Centígrados o más) medidos por termómetro y no a
ojo, se debe consultar a un médico. Lo digo porque a veces las personas
experimentan mucho calor cuando la energía sutil se mueve por los nadis.
Incluso pueden transpirar o sudar con lo que los yoguis llaman calor psíquico.
Este tipo de calor es un resultado de una reacción de purificación, pero en
general no eleva la temperatura corporal y si lo hace, que es raro, no pasa de
los 39 grados.
Si
se sienten náuseas y también dolores y molestias en los órganos internos, puede
estar presentando un problema médico o puede que no. Si los síntomas están acompañados de fiebre (repito,
medida con termómetro), entonces puede estar enfrentando un virus u otra
infección. Si no está presente la
fiebre, posiblemente sea sólo una fuerte reacción de purificación. Si se presentan vómitos y también fiebre,
asegúrese de buscar atención médica.
Resumen
Creo
que una de las cosas más importantes a considerar cuando se enfrenta una
desintoxicación psico-espiritual, o una reacción de purificación en general, es
aceptarla como normal, aunque sea inusual.
Use
el sentido común al manejar reacciones de purificación. Asegúrese de no estar enfrentando un problema
médico, y encuentre una forma de soportar la experiencia hasta que se resuelva
por sí misma.
Cuando
está atrapado en una reacción fuerte de purificación, comprenda que su sistema
cuerpo/mente está luchando por librarse de la negatividad. Su cuerpo tiene una
sabiduría y una inteligencia propia en estas cuestiones. Confíe en él.
Traducción: M. Cristina Cáffaro
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