El pensamiento es la respuesta de la memoria, como una computadora en la que hemos guardado toda clase de información, y cuando hacemos una pegunta, la memoria almacenada es lo que responde. De forma similar, la mente, el cerebro que es el almacén del pasado como memoria, al recibir un desafío responde con pensamientos basados en su conocimiento, experiencia, condicionamiento, etc. Por lo tanto, el pensamiento es el movimiento o, más bien, parte del movimiento de la mente y del cerebro.
¿Puede
observar cualquier cosa: un árbol, su esposa, su vecino, el político, el
sacerdote, un rostro hermoso, ¿sin que intervenga ningún movimiento de la
mente?
Pero
¿no interfieren las imágenes que tiene de su esposa, de su vecino, los
conocimientos acumulados de la nube o del placer? ¿No lo hacen? Si alguna
imagen se interpone, ya sea sutil o abiertamente, entonces deja de observar, no
hay un completo darse cuenta, la observación sólo es parcial. Para observar con
claridad no debe interferir ninguna imagen entre el observador y la cosa
observada. O sea, cuando mira un árbol, ¿puede hacerlo sin el conocimiento
botánico, sin el conocimiento de placer o deseo que tenga de él? ¿Puede mirarlo
tan completamente que el espacio entre uno, el observador, y la cosa observada
desaparezca? ¡Eso no quiere decir que se convierta en el árbol! Sino que cuando
ese espacio desaparece, el observador no está presente y sólo queda la cosa
observada.
En
esa observación hay percepción, se ve la cosa con una vitalidad extraordinaria:
su color, su forma, la belleza de la hoja o del tronco; cuando no hay un centro
como el “yo” que está observando, uno está en contacto íntimo con la cosa
observada.
Normalmente
el pensamiento, que es parte del pasado acumulado en el cerebro y de la mente,
interviene cuando se presenta un desafío que el mismo pensamiento debe
solucionar, pero para descubrir algo nuevo, algo que nunca antes se ha visto,
tiene que haber esta intensa atención sin movimiento alguno; lo cual no es algo
misterioso o abstracto que deba practicar años tras año; toda práctica es pura
tontería. Ese descubrir algo nuevo sucede, cuando observa el espacio entre dos
pensamientos.
¿Sabe
cómo el hombre descubrió la propulsión a chorro? ¿Cómo sucedió? Aquel hombre
conocía todo lo que había que saber del motor de combustión, pero buscaba algún
sistema nuevo. Para observar, tenemos que estar en silencio, si cargamos con
todo el conocimiento de un motor a combustión, sólo encontraremos lo que ya
conocemos, mientras que si aquello que ya conocemos permanece latente, en
silencio, entonces es cuando puede descubrirse algo nuevo. De igual manera, si
quiere ver realmente a su esposa, a su esposo, un árbol, al vecino, la completa
estructura social que es desorden, tiene que estar en silencio, tiene que
encontrar una nueva manera de mirar y, por tanto, una nueva manera de vivir y
de actuar.
Fuente:
Escuela Claridad
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