El éter, o "ether", tiene una historia profunda arraigada tanto en la investigación científica como en el pensamiento filosófico, a menudo entremezclándose con creencias religiosas y místicas.
En la filosofía griega antigua, el éter era considerado el quinto elemento —quintaesencia— más allá de la tierra, el agua, el fuego y el aire. Aristóteles lo describió como la sustancia que llenaba los cielos, gobernando el movimiento de los cuerpos celestes y simbolizando la pureza y la
divinidad. Este concepto influyó en la alquimia medieval y en las tradiciones esotéricas, donde el éter estaba vinculado al reino espiritual y visto como el medio a través del cual fluían las energías divinas.En el reino científico, el éter fue central en las
teorías tempranas sobre la naturaleza de la luz y el universo. Isaac Newton,
aunque principalmente conocido por su teoría de partículas de luz, especuló
acerca de un "medio aeterial" responsable de transmitir fuerzas entre
objetos.
Más tarde, físicos del siglo XIX como James Clerk
Maxwell incorporaron el éter en su comprensión de las ondas electromagnéticas,
sugiriendo que la luz viajó a través de este medio invisible y que lo abarca
todo. El trabajo de Nikola Tesla también insinuó un medio subyacente,
influyendo en las interpretaciones ocultas que conectaban el éter con energías
y fuerzas invisibles.
Las tradiciones ocultas y místicas abrazaban el
éter como un puente entre el mundo material y espiritual. Los teósofos, por
ejemplo, lo asociaron con Akasha, un término sánscrito que describe una energía
cósmica o registro. Vieron el éter como un sustrato universal que conecta toda
existencia, una visión que se hace eco en ciertas filosofías orientales. Los
rosacruces y hermetistas también exploraron la idea del éter como una fuerza
vital, vinculándolo con el aliento de vida y la creación divina.
El quinto elemento que no quieren que sepas.
Mendeleev escribió en 1906 en sus obras: "No se puede imaginar que el
problema de toda la energía realmente pueda ser resuelto sin una comprensión
real del éter como un medio mundial que transmite energía a las distancias. ”
Después de la muerte del científico, el éter fue
retirado de todas sus cartas. Hoy en día, disfrutamos de la carga inalámbrica
de teléfonos, pero hace 100 años los científicos más famosos anunciaron métodos
para transmitir energía a través del aire a través del éter.
Nikola Tesla se refirió al éter como una capa
superconductora de energía en la que es posible transportar electricidad
inalámbricamente, independientemente de la distancia u obstáculos. Entonces,
¿por qué hemos excluido el éter de la ciencia moderna? Esta historia es mucho
más profunda. Porque la verdad es que el verdadero conocimiento sobre el cuerpo
humano ha sido borrado de los libros de texto. Este fascinante conocimiento
sobre el magnetismo y el cuerpo humano nos permite entender plenamente quiénes
somos. Términos como campo toroidal, energía de fuerza vital, energía de punto
cero, campo cuántico, conciencia y campo éterico. Todas son etiquetas para lo
mismo. Somos seres cuánticos bioelectromagnéticos, pero la verdad de todo este
conocimiento nos ha sido ocultada. La historia no es como nos la cuentan.
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