Aries es el signo zodiacal por el cual el primer Rayo llega a nuestra vida planetaria. Es un tiempo propicio y auspicioso para acercarnos a ese gran misterio que llamamos la Voluntad de Dios que está en lo más profundo de nuestro ser como una tendencia a la síntesis que nos conducirá a las correctas relaciones humanas y, finalmente, a la conquista de la muerte. Las pequeñas voluntades de los hombres son apenas una forma de deseo, una aspiración hacia lo alto mientras que la Voluntad Divina es la fuerza que desciende a la forma y hace que cumpla el propósito divino.
Para la mayoría de los seres humanos
la Voluntad de Dios es un misterio, uno de los más grandes misterios que guarda
nuestro planeta, y ese misterio está guardado en ese centro que conocemos con
el nombre de Shamballa, “… el lugar donde la Voluntad de Dios es conocida…” El
mítico lugar que se encuentra en los éteres planetarios, alejado de la
manifestación densa que llamamos quehacer humano. Sin embargo, en cada ser
humano hay grabado, como una semilla, un programa divino a desenvolverse con el
devenir del tiempo que tiene que ver con la Voluntad, el Plan de perfección
hacia el cual se dirige la evolución. Esa semilla divina está en su Mónada, su
Espíritu, es su Diseño Establecido.
Aries es el Fuego del Espíritu y bajo
su radiación podemos entrar con mayor facilidad en contacto con el Fuego de
nuestra Mónada. Allí está el arquetipo perfecto de lo que somos, incluyendo el
patrón perfecto de la más insignificante de las células de nuestro cuerpo
físico. Está todo. Es un centro de unidad, de síntesis, de vida. Es nuestro
Shambala personal, si podemos utilizar un término tan inapropiado, porque
hablamos de dimensiones que ya nada tienen que ver con lo personal. Podríamos
decir mejor que es un pedacito de Shambala en nosotros.
La Voluntad Divina es el programa
eterno de evolución para nuestro mundo. No es fuerza ni tensión, es el fluir de
la vida misma tomando sus cauces de acuerdo al plan inmaculado y perfecto. Ese
fluir, en su camino, va creando formas cada vez más bellas. Por eso decimos que
la Belleza está ligada a la Voluntad Divina como están ligados en el agua el
hidrógeno y el oxígeno. La belleza es la parte femenina de la Voluntad
Divina.
Nuestra voluntad hace ruido, la
voluntad de Dios canta. Podemos acercarnos a esa fuente de vida y poder cuando
nos unimos a la belleza de un amanecer, de un atardecer, a la belleza de un
paisaje. Cuando nos olvidamos y nos entregamos a aquello que vemos que nos
cautiva con su esplendor. Cuando todos los sentidos convergen atraídos por esa
fuerza sutil, la mente se olvida y se entrega, y allí, OH misterio, entramos en
contacto con la Voluntad de Dios.
Siempre se nos ha presentado al
Maestro Morya como el prototipo de la fuerza, del poder y la voluntad. Todas
estas cualidades se empequeñecen ante su belleza y la fuerza atractiva de su
mirada, quieta como un lago. El Maestro Kumar nos pide que contemplemos en este
Maestro durante todo el mes de Aries. Contemplemos en su quietud, en su
silencio, en sus ojos que son la puerta a su corazón que nos permite pasar al
silencio profundo del trasfondo de la vida, en ese tiempo sin tiempo que es
presente todo el tiempo. En esa profunda comunión con el silencio, a través de
su corazón que es Fuego Eléctrico, podemos entrar en contacto con nuestro Padre
Celestial, Sanat Kumara.
Los caminos están habilitados, todos
conducen a Shamballa. Es el tiempo del encuentro con el Padre, es el tiempo de
rasgar los velos que nos separan de esa realidad interna, más real y más
verdadera que cualquier otra dimensión de nuestro mundo.
¿Qué nos separa? ¿Qué nos mantiene
alejados? Es nuestra distracción, el no saber sostener el silencio mental para
penetrar en el momento presente. Es el sentido de inseguridad que se mete en el
alma cuando acallamos los ruidos externos y parece que nos metemos en un gran
vacío que nos traga porque no estamos acostumbrados a sentir que somos la vida,
la conciencia. Es nuestra excesiva identificación con la forma y la poca
costumbre de comulgar con nosotros mismos en la intimidad de un instante. Son
todas esas formas de diversión que hemos creado para tapar nuestra sed de
nosotros mismos.
Pero el camino es hacia adentro. Es
nuestro deseo sincero que este mes, que auspicia este contacto profundo con el
fuego del Espíritu que llevas dentro, puedas lograr un instante de reencuentro
con la conciencia y la vida que eres. La Voluntad de Dios reina en los espacios
de tu vida cuando simplemente te sueltas y eres lo que eres. Que puedas
penetrar en el misterio de los misterios, y recuperar la paternidad perdida en
los caminos del mundo material, uniéndote en Espíritu y en verdad al Padre
Amado que espera por nosotros y permanecerá hasta que el último cansado
peregrino llegue a su meta, Sanat Kumara, en quien vivimos, nos movemos y
tenemos nuestro ser.
Es nuestro más sincero deseo para ti
durante este mes de Aries. Que las líneas divergentes de su glifo sean las dos
alas del águila que remonta vuelo hacia el reino de la belleza sublime, que es
la Casa del Padre.
Con amor profundo, Carmen Santiago
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