Hace años, mi hijo Josh dijo algo que me pareció gracioso y también profundo. “Cuando sea grande —declaró—, quiero ser parte de un equipo de fútbol americano”. Esta no era la parte profunda, desde luego, pero luego me preguntó si yo creía que él podía lograrlo. Le respondí diciéndole que esperaba que él pudiera hacer todas las cosas que deseara para su vida cuando sea grande. Al cabo de un momento, se volvió de nuevo hacia mí y, esta vez, me preguntó: “¿Qué vas a ser cuando seas grande?”. Yo, por supuesto, le expliqué que ya “era grande”. De inmediato,
deliberadamente y con curiosidad genuina, preguntó: “¿Y tú qué eres?”.Qué pregunta tan perfecta.
Estamos en un año
completamente nuevo. Energía nueva, oportunidades nuevas, posibilidades nuevas
y una versión completamente nueva de tu ser esperando desarrollarse. El
comienzo del año suele ser un momento en el que todos captamos la energía
colectiva de los nuevos comienzos y aprovechamos esta oportunidad para comenzar
aquello que elijamos. Metas, intenciones, planes, promesas. Estas cosas son
maravillosas y emocionantes, dado que preparan el camino para mucho crecimiento
y abundantes bendiciones. Pero muchos de nosotros nos olvidamos de examinar
minuciosamente el tipo de crecimiento y el tipo de bendiciones que estamos
recibiendo.
Antes de que comiences a
manifestar todas estas cosas nuevas, te preguntaré lo que me preguntó Josh:
¿Qué eres?
¿Quién eres? ¿Quién quieres
ser? Esta pregunta puede ser amplia y existencial, pero es una pregunta muy
importante que debes hacerte, en especial si vas a crear tu próxima evolución.
Una forma sencilla de investigarte a ti mismo es comenzar con lo que te gusta
—y lo que no te gusta— de ti mismo. ¿Cuáles son tus puntos fuertes? ¿Cuáles son
tus debilidades? Tómate un momento ahora para crear una lista de ambos
aspectos. En una columna, escribe todas tus cualidades de las que te sientas
orgulloso, y en la otra, escribe todas las cualidades que desearías que
desaparecieran. Bien.
Ahora, intercámbialas.
Así es. Ubica todas tus
fortalezas percibidas en la columna de debilidades y todas tus debilidades
percibidas en la columna de fortalezas. ¿Cómo se siente? Supongo que es
confuso, frustrante, incómodo… pero imagina por un momento cómo una de tus
debilidades podría ser en realidad un positivo potencial y, a la inversa, cómo
una de tus fortalezas podría estar limitándote. Por ejemplo, soy independiente
y competente. Pero esas “fortalezas” en realidad pueden impedirme pedir ayuda.
Por lo tanto, la gente suele creer que soy tan fuerte que nada me duele; cuando
nada podría estar más alejado de la verdad.
Esta autoconciencia es crucial
cuando establecemos metas y propósitos de Año Nuevo. Al hacer este tipo de
inventario reflexivo de nuestros rasgos, podemos crear objetivos que se alineen
con nuestro auténtico ser, potenciando nuestras fortalezas y
abordando las áreas a mejorar. Este enfoque intencional ayudará a garantizar
que nuestros objetivos sean significativos y alcanzables de una forma realista,
lo que prepara el escenario para un año satisfactorio.
Comprender nuestras fortalezas
y debilidades es como vernos en un espejo bien iluminado: esclarece quiénes
somos en realidad. Cada fortaleza conlleva desafíos potenciales, y cada
debilidad contiene una oportunidad de crecimiento. Por ejemplo, la pasión puede
conducir a una creatividad increíble, pero también puede abrumar a los demás;
mientras que la precaución puede protegernos, pero a veces nos impide asumir
riesgos. Reconocer nuestras dualidades nos permite abordar la vida con más
equilibrio y autocompasión.
Los kabbalistas enseñan que
este mundo se llama Olam Hafuj, que significa “un mundo al revés”.
Las cosas que son importantes para nosotros resultan no ser realmente tan
importantes. Las cosas que no son inmediatamente importantes para nosotros
suelen ser las más importantes. Las cosas que nos preocupan, que nos traen
ansiedad, que despiertan nuestros miedos… casi siempre son ilusiones.
Este tipo de inventario es
desafiante porque muchas creencias que hemos sostenido durante mucho tiempo y
hemos mantenido ocultas, saldrán a la luz y comenzarán a transformarse. Este
proceso rara vez es fácil, pero promete nuevas perspectivas, un requisito para
la manifestación de cualquier nueva experiencia. A medida que miras tus metas
para el nuevo año, pregúntate para quién son y por qué.
¿Tus metas están al servicio
de tu ser más auténtico o son una lista de expectativas?
¿Te estás aferrando a una “fortaleza” actual que ya no te gratifica?
¿Estás listo para afrontar un miedo y revelar que siempre fue una ilusión?
¿Qué —y quién— quieres ser realmente?
Aborda a esta tarea sin
crítica sino, más bien, con curiosidad. La Kabbalah enseña que nuestro
propósito en este mundo es cambiar nuestra naturaleza al afrontar la
incomodidad, sentir curiosidad y aceptar el cambio. Este ejercicio conduce a
los tres.
Es posible que el nuevo año ya
haya comenzado, pero esta consulta e inventario te servirán durante todo el
año. Examina tus fortalezas y debilidades sin juzgarte. ¿Hay positividad en una
de tus debilidades percibidas? ¿Una de tus fortalezas es la que te mantiene
arraigado a tus costumbres? Si es así, elige algunas acciones para cada
elemento que te ayuden a ir en contra de tu naturaleza. Luego, observa cómo se
desarrolla la versión más expresada y transformada de ti: la versión de tu ser
que realmente eres.
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