En las enseñanzas budistas y muchas otras esotéricas, como las Enseñanzas de Miguel, a menudo oirás sobre los problemas creados por el ego o falsa personalidad, las partes de nosotros que influyen para que pensemos en nosotros como seres separados, la noción basada en el miedo, que produce todo sufrimiento. En tanto esto es totalmente correcto, es solo un cuadro parcial de una realidad más grande que también es verdadera, una
comprensión mayor que pueda iluminarnos más. Penetremos más en esta comprensión aquí para liberarnos de conceptos erróneos que pueden surgir cuando hacemos de algo un enemigo. La premisa aquí es muy simple, que todas las cosas son del Espíritu, lo que significa contenidas dentro del Espíritu, incluso el ego o falsa personalidad. El ego tiene un propósito, como todo, y sin él no podríamos ni siquiera imaginar qué es ser humano. De hecho, solo podemos ser humanos con estos cuerpos humanos si tenemos un ego que esté asociado con ciertos trabajos como conservar seguro al cuerpo, alimentado, refugiado, protegido. Hay muchos aspectos de ser humano que dependen de tener un ego sano. Tener un ego sano es una obligación, no es solo una opción. Y, solo para aclarar, el ego y la falsa personalidad son un poco diferentes. El ego es la suma total de las actividades del ego, positivas y negativas. La falsa personalidad es solo el aspecto negativo del ego.Lo
importante a saber, es que hay una manera saludable de tener un ego. Un ego
sano tiene que ser vigilado y supervisado por un yo esencia y si no lo es, y se
le permite volverse un pequeño tirano, un dictador inflado e iluso, entonces se
puede volver insalubre. Desdichadamente, vivimos en un mundo donde se ha permitido que se vuelva una norma, y todos
están impregnados de un miedo pesado y una sensación de separación de lo que
parece ser el otro. Esa es la catástrofe que nos ha conducido a las muchas crisis
que estamos experimentando en el mundo hoy. La vida no necesita ser así, y de
hecho, en su centro, la vida no es así. Simplemente nos han programado de tal
modo que hemos olvidado la alternativa.
Entonces,
¿cómo nos manejamos con algo que es tan vital pero se ha vuelto tan enfermo que
amenaza destruirnos? Aunque suena casi imposible, es bastante posible, y ha
sido logrado por muchas personas dedicadas a lo largo de la historia. Por
definición, está dentro del alcance de todo ser humano. Cuando yo estaba en el
colegio de posgrado, me enfrenté con la cuestión de hacer una disertación
doctoral a la que todos mis compañeros temían, y todos decían que era un
proyecto agotador y aterrorizante. Mi
consejero principal en el comité de disertación me dio algunos consejos muy
útiles y de mucha ayuda, que seguí religiosamente. Él dijo: “Una disertación
doctoral no es más que mil pasitos de bebé. Das dos o tres pasitos de bebé cada
día y la completarás con pocos problemas.”
Esto fue un bálsamo para mi alma, por así decir. En aquel momento hice
largas listas de pasitos de bebé que pudiera revisar y tildar cada día. Cosas
como: 1, llamar a esta persona. 2, ir a la biblioteca y buscar este artículo.
3, Hablar con este profesor. 4, Escribir un párrafo sobre este punto. 5,
Escribir directivas para los temas siguientes.
Etc. Todos los días revisaba
varios, y era bastante fácil. Conseguí terminar mi disertación en un año, cosa
desconocida por la mayoría de los estándares.
Tratar con un ego insalubre no es diferente, en muchos aspectos. Sin
embargo, hay una complicación adicional. A diferencia de la disertación
doctoral, el ego insalubre está activamente defendiéndose contra cualquier
clase de control, De modo que hay que considerar eso.
Una
buena estrategia, y un pasito de bebé, puede ser observar, observar, observar.
Si observas a tu ego en acción, no lo asustarás haciendo que se defienda. No le
gusta ser observado, pero lo tolera. Lo que no sabe, es que simplemente
observándolo sin prejuicios, producirá que se debilite y se disuelva. Entonces,
lo observas con interés; no con hiper vigilancia. “Vaya, miren eso”. sería un
buen abordaje. “Hmmm. Noté que cuando pienso en tratar con X, tengo un sabor
ácido en la boca y mi estómago se contrae. Noto que cuando postergo tratar con
X, siento alivio, pero no completamente.” Y así sigue. Notas lo que notas, una
y otra vez durante el día. “Oh, tuve un día difícil. Merezco un obsequio, un
bocadito, un trago, fumar. Cuando hago eso, siento algún alivio inmediato y
luego de una hora o dos ya no me siento tan bien. ¡Oh! Mira eso. ¿Será
así?” Entonces, no lo arreglas, no lo
combates, no lo juzgas, no lo atacas, nada de todo eso. Solo observas, como lo
harías con un insecto interesante sobre una hoja; mil pasitos de bebé como
este. Si no juzgas incesantemente y no te atacas a ti mismo, te fortalecerás
gradualmente hasta un punto en que te encontrarás haciendo una elección
diferente sin esfuerzo ni lucha.
Hay
otros pasitos de bebé que puedes dar. De manera regular necesitas recordarte a
ti mismo de un número de verdades vitales. “Todo lo que veo es del espíritu.
Todo es divino, todo es sagrado, todo es bendito”. “Estoy observándome a mí
mismo y sí, todo lo que contemplo está dentro del Espíritu”. Notar que el ego es del Espíritu no significa
que debieras permitirle cada capricho, porque eso sería el colmo del auto
engaño. Necesitas conservar en mente que ver todo como Espíritu le ayuda a
regresar a su forma original y lo transformará, ya sea gradualmente o todo de
una vez. Eso no lo decides tú. A la
larga, si lo consientes, solo estarás reforzando una distorsión, un miedo, algo
que fortalece al ego insalubre. Este es
un territorio engañoso, porque la mente puede hacernos trampas con esto. “Oh,
entonces tengo que negarme a mí mismo. Oh, no puede divertirme más. Oh, si es
Espíritu, ¿cuál puede ser el daño en hacer simplemente lo que hace el Espíritu?”
La cosa a observar en este terreno es
que el ego insalubre suena como un niño. Ciertamente, es muy inmaduro. Manotea
y trata de manipular la situación con toda clase de trampas tal como un niño de
10 años. Solo observa esto. No hagas nada al respecto. Solo nota lo que notas,
y diviértete. Reírse por lo bajo es útil, es otro pasito de bebé.
El
objetivo no es matar al ego. No es un enemigo, cuando es sano. El ego morirá
con el cuerpo cuando sueltes el cuerpo de su carrera, cuando esté gastado. El
objetivo es enderezar al ego y ayudarle a ser una parte sana del aparato que
hace posible ser un humano.
Otra
práctica excepcionalmente efectiva es cualquier cosa que te ayude a
experimentar que estás conectado, y no separado; a darte cuenta de que no hay
separación real de tu cuerpo de su entorno, y del entorno del resto del
universo. Todos los átomos están conectados, aun cuando tus ojos no puedan
verlo. Tu piel luce como tu frontera ante todo lo demás, pero eso no puede ser,
porque los átomos asociados con tu piel se fusionan con todo lo que tocas,
incluyendo el aire todo alrededor de ti. La luz del sol se fusiona con todo lo
que ilumina, directa o indirectamente, desde los reflejos en el agua o desde la
luna y los planetas. Siente el sol sobre tu piel y luego visualiza la luz
brillando sobre los átomos, componiendo las células de tu piel, iluminando las
células más interiores de tu cuerpo como lo haría un láser, penetrando
profundamente en los órganos de tu cuerpo, los músculos, los nervios y los
huesos. Visualiza la luz de todo tu cuerpo resonando con las células de los
cuerpos de otros, y la luz pasando de objeto a objeto infinitamente. No estamos
separados en tiempo ni espacio. De hecho, siempre somos uno. Permítete tener
esta realización tan a menudo como sea posible, hasta que se vuelva tu
realidad, nunca separado, nunca desconectado, siempre resonando, vibrando con,
conectando, siempre comunicándose.
Comprende
que tu percepción conciente de estar vivo es compartida con todos en el
planeta. Esta percepción conciente es una percepción conciente, no es una
experiencia individual.
Ahora
lleva esta práctica que acabas de hacer, un paso adelante. Miremos a la realidad detrás de la realidad
de superficie. En este universo físico
las únicas cosas que se auto iluminan son los soles y las especies con alma
individual. Sí, los soles tienen alma individual. Las especies con alma
individual en este planeta incluyen a las ballenas, los delfines y los humanos.
Nosotros somos auto iluminantes, lo que significa que no solo reflejamos la luz
de algo más, como la luna y los planetas, sino que somos la fuente de nuestra
propia luz, tal como el sol lo es. El único problema es que la mayoría de los
humanos no saben esto, y eso reduce su capacidad. Cuando sabes que estás
iluminado desde adentro puedes brillar más que nunca con la comprensión de que
puedes y con tu intención de hacerlo. Si no sabes esto, no puedes intentar
hacerlo y eso disminuye tu luz.
Sin
embargo, cuando sabes que estás iluminado desde adentro, puedes entonces
brillar intensamente sobre otros y estimular su fuente de luz por un tiempo,
antes de que se disminuya otra vez. En muchos casos, si una persona está lista,
el mero acto de estimular su luz iniciará su propia fuente de luz para hacerse
cargo, y empezará a brillar por sí misma mucho más, y esto será para esa
persona un cambio magnífico. Esto es lo que sucede cuando alguien tiene
contacto con un gran santo o maestro realizado, como Jesús, o Buda, o incluso
un Gurú poderoso. Sin embargo, no tiene que ser un santo ratificado para hacer
eso, puedes ser tú, en tanto sepas que estás iluminado desde adentro. Esto es
lo que los chamanes Quero de los Andes llaman ser una bendición andante, algo
que ellos desarrollan en su práctica.
El
criterio mayor para que seas una bendición andante es saber que estás auto
iluminado y brillar intensamente, con intención, sobre los demás. Esto
significa que podrías entrar en un estadio con 40.000 personas e iluminarlos a
todos y a su vez muchos de ellos saldrán e iluminarán a otros. Esto está
sucediendo realmente en todo el planeta mientras hablamos, de maneras grandes y
pequeñas. Todo está conectado. La verdad última es que no hay un yo separado
que imaginamos. Somos un ser con una consciencia y cuando estamos todos
iluminados juntos, siempre vamos a ser más felices que si una parte de nosotros
está iluminada y el resto imagina que está oscuro.
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Traducción: M. Cristina
Cáffaro
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