Como saben, hay dos maneras diferentes de escuchar, a saber escuchar casualmente, escuchar una serie de ideas, estando de acuerdo o en desacuerdo con ellas, pero también existe otra forma de escuchar que no sólo consiste en escuchar las palabras y su significado, sino también en escuchar lo que realmente está sucediendo en uno.
Si uno escucha de esa manera, entonces, lo que dice quien les habla tiene relación con lo que escuchan de sí mismos, entonces no están tan sólo escuchando a quien les habla, lo cual es irrelevante, sino todo el contenido de su propio ser
.Si
escuchan con esa intensidad, al mismo tiempo y en el mismo nivel, estaremos
participando juntos, compartiendo lo que de hecho está sucediendo.
En
ese momento uno tiene la pasión que transforma ‘lo que es’ (Krishnamurti).
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El
acto de escuchar es el acto de aprender. Uno tiene mucho que aprender de la
vida porque la vida es un movimiento de relación, y la relación es acción.
Debemos
aprender y no acumular conocimientos de ese movimiento que llamamos vida para
después, vivir en base a ese conocimiento, lo cual es conformidad. Conformarse
implica adaptarse, encajar dentro de un molde, adaptarse a diferentes
impresiones, exigencias y presiones de una sociedad particular. La vida
significa estar vivo, comprender.
Uno
debe aprender de la vida, y uno deja de aprender en el momento en que discute
con la vida, cuando afronta la vida con el pasado, con su propio
condicionamiento como conocimiento. Así, hay una diferencia entre acumular
conocimiento y aprender.
Uno
debe tener conocimientos, de lo contrario no sabría dónde vive, no recordaría
su nombre, etc. Por tanto, en cierto nivel el conocimiento es imprescindible,
pero cuando ese conocimiento se utiliza para comprender la vida, que es un
movimiento, que es algo vivo, que se mueve, que es dinámico, que cambia a cada
momento, cuando uno no puede moverse con la vida, entonces vive en el pasado y
trata de comprender esa cosa extraordinaria llamada vida.
Para
comprender la vida tiene que aprender cada minuto y nunca afrontarla como algo
aprendido (Krishnamurti).
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Sólo
escuche, porque si es capaz de escuchar y de ver la verdad de lo que se dice,
entonces el pensamiento no intervendrá. Si está en ese estado de escucha, el
hecho, la verdad, actuarán.
Si
planta una semilla en la tierra y tiene vitalidad, crecerá. De la misma manera,
el arte de escuchar es el terreno. El acto de escuchar sólo es posible cuando
hay atención, y no hay atención si interfiere la interpretación, la valoración,
la condena o el juicio de eso que escucha.
Si
escucha totalmente, con atención, sin ningún observador, que es el pensador,
entonces ese mismo acto de escuchar elimina lo falso y sólo se escucha lo
verdadero.
El
acto de escuchar es el terreno. En ese campo, se puede sembrar cualquier
semilla, y sólo la semilla tiene vitalidad, energía, fuerza para crecer, para
florecer.
Escuchar
sin aceptar o rechazar, sin juzgar, escuchando tan completamente que el mismo
acto de escuchar destruye lo falso y permite que la semilla de la verdad se
arraigue (Krishnamurti).

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