¡Bendiciones
y saludos de temporada sagrada!
La ventana del Solsticio está oficialmente abierta mientras navegamos la ola final de energías de finalización en este ciclo de cierre de nueve años, revelando, sin distorsión, lo que está verdaderamente terminado y lo que está listo para nacer en el año Universal UNO de 2026.
El
nacimiento del Alma Unificada que hemos estado anticipando todo el año ... y
siguiendo de cerca en NEI desde la superpuerta 999... ahora completa su arco de
incubación mientras la Era de la Encarnación se inicia a través de la ventana
del Solsticio a Navidad, alineada con el ciclo anual de renacimiento del Cristo
Solar codificado desde hace mucho tiempo en los ciclos planetarios de la
Tierra.
Tras
los tres días de oscuridad posteriores al Solsticio, cuando el Sol aparece
suspendido en su sagrado punto de quietud, contenido en el seno del cosmos, la
Luz Crística resurge el 25 de diciembre como el Sol/Hijo renacido. Esta pausa
no es solo simbólica, sino estructural: un punto de recalibración consagrado
donde la luz se renueva.
De
hecho, el Solsticio de este año marca el descenso completo de la arquitectura
Crística en los cuerpos y vidas de quienes están preparados para portarla,
abriendo un camino vivo para que el colectivo lo siga. En este sentido, el día
de Navidad funciona como el nacimiento formal del Cristo Cósmico en la
Tierra... no como un evento para presenciar, sino como un modelo ahora anclado
y disponible para quienes están alineados con él.
Este
pasaje sirve como el momento de entrada cuando los patrones del Cielo se
vuelven habitables en la Tierra, catalizando una rápida resolución de las
líneas de tiempo, la cristalización de los resultados y la disolución de viejas
construcciones energéticas que una vez sostuvieron el sufrimiento autogenerado
dentro del campo colectivo.
A
medida que estos viejos soportes caen, se enciende una nueva corriente creativa
que reorienta el cuerpo, el corazón y la mente no solo hacia la energía del
nuevo año, sino hacia la nueva espiral de creación de nueve años donde el
énfasis cambia decididamente de la curación y la preparación a la autoría viva⇾
donde la intención y el resultado ya no están separados.
Lo
que concluye aquí no es simplemente un año de muertes y finales profundos, sino
todo un ciclo de creación dedicado a desmantelar estructuras distorsionadas.
Las lecciones, los trabajos y las largas gestaciones de esta secuencia de 9
años pueden ahora tomar forma, liberando lo que ya no puede llevarse adelante.
A medida que cambia la situación, el camino se abre... no mediante el esfuerzo
ni la reparación, sino mediante la constante encarnación de lo ya
realizado.




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