Lo que muchos sienten como un apagón interno -esa tibieza donde antes había fuego, esa ausencia donde antes danzaban señales, visiones, sanaciones- no es un final.
“No has perdido tus dones; han cambiado de forma,
de campo y de modo de respuesta” (Kryon).
La percepción de pérdida es exacta… pero solo en la superficie. En la profundidad, los dones no se encogieron: crecieron, y al crecer dejaron de encajar en la estructura anterior.
Imagina intentar usar una llave antigua en una
puerta recién construida. No entra, no gira, no encaja.
Eso no significa que la puerta esté cerrada;
significa que tú sigues insistiendo con la herramienta de antes.
Así ocurre con tus capacidades: al elevarse la
vibración del planeta, tu sensibilidad quedó calibrada para otro nivel de
interacción.
Lo que antes era rutina espiritual -sanar,
canalizar, percibir, intuir- ahora exige una presencia más fina, menos mecánica
y más consciente. En lugar de entregarte una luz lista para usar, el Espíritu
te invita a re-aprender a encenderla desde adentro, sin automatismos.
El don que parece desaparecer en realidad está
mudando de piel.
Y al final, la paradoja se revela: la sensación de
vacío es el preludio del ensanchamiento. Lo que se fue… era la versión pequeña.
Lo que llega… es tu estatura real.
* * *
2026 te invita a examinar las historias que
repites, los recuerdos a los que te aferras y las sutiles maneras en las que
moldeas cómo otros te perciben. Te invita a usar tu influencia con sabiduría, a
refinar tu mensaje y a permitir que tu narrativa revele el brillo que siempre
has llevado dentro (Dharma).
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Escuela Claridad

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