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28 de diciembre de 2025

Las 4 Lunas que más cuestan…

Aripka Maia 

Hermosa,

Hoy quiero profundizar sobre las lunas porqué conocerlas me cambió la vida y te va a aportar mucho a ti también.

Aunque ya sepas algo al respecto quédate leyendo porqué es una mirada única, ya sabes la mirada desde la astrología Interdimensional. 

Vamos a hablar de las más difíciles… pero sobre todo de esto (que casi nadie se anima a mirar de frente): por qué elegimos la Luna que tenemos antes de todo.

Y después, cómo se integra para que ese automatismo deje de manejarte la vida… y se convierta en elección consciente.

Primero quiero contarte qué es la Luna, según mi manera de interpretar la astrología.

Es el espejo más cercano que conoces desde que naces y que se proyecta en tu madre (o en quien va a cumplir la función maternal y nutricia).

La luna nos habla del pasado y de la energía que el alma ya conoce porque lleva muchas vidas repitiéndola y afirmándola tanto de forma positiva como negativa (porque se transforma en un mecanismo inconsciente y en un lugar de refugio hacia el cual volver cuando algo se pone desafiante en la vida).

Es ese lugar al que volvés cuando no estás pensando… sino reaccionando.

Por eso la Luna no se vive como un: “yo elijo”.

Se vive como: “aprendí a sobrevivir de esta manera para protegerme”.

Y acá viene el detalle que cambia todo el tablero:

La Luna no es conciencia: es automatismo.

Es un reflejo condicionado que se proyectará en tu madre, quien adquirirá una forma de vincularse contigo a partir de la luna que traes, porque ella necesita mostrarte en espejo esa energía.

La Luna es la energía que primero se encarnó a través de la madre y después quedó internalizada como madre interna.

Por eso describe:

qué tipo de contención conocimos,

qué emociones fueron permitidas,

cuáles fueron reprimidas,

y cómo aprendimos a cuidarnos… o a descuidarnos.

En una frase:

la Luna es el paisaje emocional donde el alma aprendió a sobrevivir… y que hoy necesita ser habitado con conciencia para poder evolucionar y extraer los mayores talentos.

Y aquí viene lo mejor:

A esa Luna no “te la dieron por azar”.

No fue sorteo.

Tú la elegiste.

Porque el alma baja con un tipo de memoria… y con una tarea: volver consciente lo inconsciente.

Y cuando entendés eso, recién ahí se ordena la segunda parte del mapa:

que no existen Lunas “malas”… pero sí existen Lunas que, si no están integradas, se vuelven un mecanismo tan dominante que te cuesta respirar dentro de vos.

Por eso hoy quiero hablarte de esto:

Las 4 Lunas que más cuestan… cuando no están integradas y son:

Capricornio, Virgo, Escorpio y Acuario.

Comencemos el viaje…

Luna en Capricornio — por qué se elige y qué talento trae

Se elige cuando el alma viene a cerrar ciclos, ordenar, sostener, establecer límites y dejar una huella concreta en el mundo. Una persona que nace con esta luna trae una madurez emocional previa, de otras vidas.

Cuando se integra, el gran giro es aprender a necesitar sin culpa… y ahí aparece el don: sostener la vida en el tiempo, construir estructuras conscientes, y una soledad integrada (capacidad de auto sostén genuino, no aislamiento).

Luna en Virgo — por qué se elige y qué talento trae

Se elige en almas que son guardianas del orden sutil: afinadoras del campo, capaces de leer lo invisible y restaurar equilibrio donde hay caos.

Cuando se integra, se transforma en medicina práctica: puente entre lo sutil y lo concreto, discernimiento sin culpa, servicio sin sacrificio, capacidad de contener sin absorber.

(En sombra, el riesgo típico es que el orden se vuelva “pasaporte al amor” y se cristalice la exigencia/perfección.)

Luna en Escorpio — por qué se elige y qué talento trae

Se elige cuando el alma trae memorias de muerte y renacimiento: viene a transmutar oscuridad, penetrar lo invisible y liberar poder de lo reprimido.

Cuando se integra, el corazón recuerda su misión: transformar la herida en medicina, y su don esencial aparece: entrar donde otros evaden y regenerar lo oculto.

Luna en Acuario — por qué se elige y qué talento trae

Se elige en almas que han transitado vidas desmantelando estructuras viejas y cambiando constantemente. Necesitan entender que todo estará siempre en constante movimiento y amigarse con el hecho de que nunca nada será estático para no sufrir el “corte repentino de algo o con alguien”. 

Cuando se integra, aparece su misión luminosa: una nueva forma de pertenecer, construir tribu sin asfixia y amar sin retener.

¿Ves el patrón?

Estas cuatro “cuestan” cuando no están integradas porque son intensas:

o te vuelven muro (Capricornio),

o te vuelven juicio (Virgo),

o te vuelven fusión/defensa (Escorpio),

o te vuelven desapego frío y ego mental (Acuario).

Pero integradas… son maestrías.

Y aun así, ojo: todas las Lunas tienen desafíos.

Por ejemplo, la Luna en Aries: cuando no está integrada, el riesgo es vivir en “ataque defensivo”, reaccionar antes de sentir, acción sin pausa… hasta que aprendés la activación consciente: pausa para dirigir, distinguir impulso del reflejo, y encarnar presencia.

Este tema es profundo. Profundísimo.

A mí, personalmente, me apasiona.

 

Porque cuanto más lo estudiás, más te das cuenta de que las Lunas no son “descripciones lindas”: son mecánicas internas. Y si no las conocés, te pasás la vida en modo supervivencia.

Con la mirada en el cielo

y los pies en la Tierra,

Aripka

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