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9 de enero de 2020

Cinco lecciones espirituales para superar la culpa


El Centro de Kabbalah

Cometer errores es una parte normal de ser humanos, y es una que cumple un propósito importante en nuestro crecimiento espiritual. Nuestros errores nos muestran aquello en lo que debemos trabajar, nos enseñan lo que debemos aprender y, en definitiva, nos ayudan a crecer. Pero incluso cuando sabemos esto, puede ser difícil superar nuestras fallas y perdonarnos.

"Cometer errores es una parte normal de ser humanos".
Uno de los principales obstáculos que impiden que usemos nuestros errores para su verdadero propósito es la culpa. Ya sea que tomemos un mal consejo, actuemos egoístamente o tan solo cometamos un error sin mala intención, albergar sentimientos negativos acerca de nosotros mismos puede generarnos un gran estrés. Cuando continuamos mortificándonos por el pasado, esto puede afectar cómo nos vemos a nosotros mismos, cómo tratamos a los demás y cómo nos comportamos. Es importante recordar que, aun en nuestros momentos más oscuros, la Luz del Creador sigue estando con nosotros.
He aquí cinco lecciones espirituales para recordar cuando tengamos sentimientos de culpa:
1. Los errores no disminuyen tu valor.
Si bien puede ser tentador menospreciarnos o pensar que somos malas personas debido a que hemos hecho algo mal, la verdad es que nada de lo que hagamos puede quitarle valor a nuestras almas. Los kabbalistas enseñan que nuestras almas están hechas de la misma esencia del Creador. Esa energía poderosa e infinita es una parte esencial de nuestra estructura. ¡Y eso nunca cambia! Es importante reconocer que nuestras imprudencias pasadas no nos definen ni nos hacen menos a ojos del Creador.
2. Las fallas son parte del proceso de crecimiento.
Recuerda que nadie es perfecto. No solo nuestros errores nos enseñan lecciones valiosas, sino que también nos recuerdan que todavía estamos creciendo. Tenemos la decisión de permitir que esto nos hunda o nos inspire a trabajar todavía más duro. Si nunca cometiéramos errores, nunca estaríamos motivados a cambiar o a transformarnos para bien.
3. La culpa indica que necesitamos hacer un cambio.
Cuando sentimos culpa, es señal de que hay algo en lo que debemos trabajar. Es una bendición oculta cuando reconocemos esto, porque nos muestra dónde debemos enfocar nuestra atención y nuestro trabajo espiritual. Si vemos que hemos estado cometiendo errores descuidados en el trabajo, sabemos que necesitamos comenzar a concentrarnos más y terminar con las distracciones. Si observamos que nuestras acciones egoístas han lastimado a un ser querido, podemos enfocar nuestros esfuerzos en actuar de forma más altruista en el futuro. ¡Conocer aquello en lo que debemos trabajar es el primer paso para realizar enormes transformaciones espirituales!
4. Mortificarte es peor que el error en sí mismo.
Cuando hacemos algo mal, a menudo sentimos que somos tan malos que no hay manera de que el Creador pueda amarnos o perdonarnos. Pero no son nuestros errores los que nos alejan del Creador, sino más bien caer en la desolación. Cuando perdemos la esperanza, perdemos de vista la mano del Creador en todo lo que nos rodea. Dejamos de apreciar las bendiciones y las lecciones ocultas que Él está tratando de enseñarnos. Dejamos de amarnos. Y si estamos hechos del Creador, entonces amarnos a nosotros mismos forma parte de amar al Creador. Cuando olvidamos esto, nos alejamos del Creador. Y eso es mucho peor que cualquier error o falla. El Creador quiere que nos levantemos, nos sacudamos el polvo y avancemos con amor, compasión y perdón.
5. Tú tienes la capacidad de transformarte.
Los kabbalistas enseñan que cuando hacemos un cambio espiritual y genuino, sin importar cuán grande sea, en realidad nos convertimos en una persona nueva a nivel espiritual. Esta persona nueva está completamente separada de la persona que éramos cuando cometimos determinados errores que hicimos en el pasado. Cada día tenemos la oportunidad de convertirnos en alguien nuevo. Siempre y cuando nos esforcemos en ser versiones todavía mejores de nuestro ser, no hay razón para sentir culpa o tristeza por la persona que somos.
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La culpa puede ser un motivador poderoso para que nos reevaluemos y hagamos cambios espirituales profundos. Pero es importante que nunca permitamos que la culpa nos abrume al punto de estar inhibidos por el miedo, el arrepentimiento o la tristeza. Aférrate a las lecciones y las bendiciones ocultas con las que el Creador nos llena, incluso en nuestros momentos más oscuros. Nuestras fallas son increíbles oportunidades para que aprendamos, crezcamos y nos transformemos en versiones todavía mejores de nosotros mismos.



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