Canalizado
por Gillian MacBeth-Louthan
ALOHA.
Yo soy el Espíritu de la Princesa del Agua, de la tierra de Hawái. Vengo como
se me solicitó para posicionarme dentro de tu corazón mientras sientes la flor
del hibisco y la orquídea en tu ser. A medida que sientes el verde de los altos
picos de las islas, a medida que sientes los deseos ardientes del cuerpo de la
Madre Tierra en forma de lava, a medida que sientes la brisa tropical por
dentro y por fuera.
Durante
muchos años, antes de que yo fuese dada a luz plenamente en espíritu, me enojé
mucho con los que desfiguraban la tierra sagrada. Estaba enojada por la forma
en que cambiaron la tierra y el paisaje de mi futuro, el futuro de mis hijos y
el futuro de los hijos de mis hijos. Yo conocía, al igual que mis pueblos, la
sacralidad de todo, de cada guijarro, de cada conchilla, de cada gránulo de
arena, de cada partícula de tierra. Todo estaba vivo y me hablaba mientras
caminaba a través de mi día. Oía el llamado de los pájaros, de las abejas, de
los insectos, de los animales, y todos estaban en paz consigo mismos. Y luego,
nació el progreso. El progreso que rechazó todo lo que yo consideraba sagrado.
El progreso que ha devastado la tierra, la gente y las antiguas costumbres.
Las
personas aprendieron a conservar todo lo que era santo y sagrado en su
interior; pese a que la tierra era estéril a su alrededor, aún mantuvieron el
carácter sagrado de la tierra, del mar, del aire y del fuego en su interior.
Ellas cerraron la mayor parte de sus sentidos porque no podían soportar
físicamente el dolor de la aniquilación, la aniquilación de una historia más
profunda que el océano. Una aniquilación de costumbres que eran vistas con
desdén, una aniquilación de la paz, porque todo eso fue considerado por su
apariencia.
Cada
cultura en el planeta Tierra ha experimentado esto, incluso las de los de piel
blanca. La energía de lo que uno considera sagrado siempre parece sufrir el
ataque de fuerzas perturbadoras externas. Solo al centrarse en lo externo se
atrae el dolor y la confusión hacia uno mismo. Al abrirle la puerta a la
separación uno atrae la continua devastación.
Trata
de convertirte en TODO. Aceptar la TOTALIDAD no significa aceptar solo lo que
es puro y níveo, significa TODO. Porque en tanto te apartes de lo que te
disgusta o te duele o te irrita, no entrarás en la plenitud de tu propio ser.
Este es el estado de Unión que naciste para experimentar. En la Tierra hay una
gran polaridad. Cuando el viento sopla en una dirección, las arenas se
desplazan en otra, los rizos del agua en otra, el fuego se convierte en brasa.
Cuando la dirección de tu vida cambia inesperadamente y todo lo que dabas por
sentado ya no está allí, entonces has recibido una invitación a expandirte.
Esta expansión te atrae hacia sí a través de la energía de la contracción.
Debes
caminar a través del túnel de lava solidificada de lo que es oscuro y lo que
alguna vez fue fogoso y ardiente para encontrar el lugar sagrado a lo largo de
la costa. Todas las cosas que se te dan a conocer lo hacen porque estás en la
misma vibración. Ya se trate de los árboles que caen, una casa que cae, un
corazón que cae. Si está cerca de ti y lo puedes ver y oír, entonces está
pidiendo ser puesto ante tus ojos, ante el alma de tu ser, para que lo veas y
contemples lo que aparece poco a poco a medida que es dado a luz.
Como
ser humano, te has conformado y permanecido en medio de las líneas y los
espacios delimitados de tu vida en los que crees estar a salvo y protegido,
donde ni se te ve ni se te oye. En esa zona de comodidad no hay crecimiento.
Yo, Wa Ki Ni, vengo hoy a pedirte que permitas las contracciones de tu vida
para que nazcas a la expansión, animándote a que mires desde otro ángulo,
otra percepción.
Parece
que piensas que tus cinco sentidos son muy limitados. Cada uno de ellos te da
una multitud de regalos. De ti depende transformar la percepción. Puedes oír a
los animales del vecindario ladrando y gruñendo o puede escuchar cantar a los
pájaros detrás de eso. Puedes oír la caída de los árboles o puedes escuchar a
las almas cambiar de forma y ser liberadas. Puedes oír al agua que se estrella
en la orilla comiendo arena para el desayuno, el almuerzo y la cena, o puedes
ver a la vida esculpirse a sí misma en algo nuevo.
Este
mes hay varios portales que te ofrecen oportunidades para que te des a luz a ti
mismo en una octava de conciencia más elevada. Hablo de dar a luz a todos tus
sentidos, tu conciencia, tu subconsciente, tu cuerpo, tus intenciones y tus
atenciones. Ve todo como un regalo sagrado y una oportunidad sagrada para pasar
de la contracción, el miedo y la ira hacia otra forma. Tu ira y tu odio te
contaminan y contaminan la Tierra.
Tu
vida es un milagro. Bendícela. La respiración es un milagro, bendícela. Todo
está ahí porque tú lo construiste. Tú lo estás soñando y eso te está soñando.
Eres el sueño de tu prójimo y tu prójimo es tu sueño. Cuando quieras cambiar,
lo harás. Cuando quieras despertar de ese sueño, lo harás. Pero hasta entonces
vas a seguir soñando toda la conexión, toda la experimentación, todo el
nacimiento.
Vuélvete
como el agua, desplázate y cambia y fluye y contráete y expándete y sube y baja
todo el día. No te establezcas demasiado tiempo o anides en cualquier enojo o
cualquier temor, más bien relaja el cuerpo y aléjate de eso. No puedes deshacer
lo que se ha hecho. No puedes deshacer lo que un alto porcentaje de la
población ha considerado correcto, ya se trate de la guerra o de limpiar la
tierra. Pero puedes bendecir a todos, durante y después del hecho. Bendice lo
que duele. Bendice lo que irrita. Bendice lo que te ata. Porque la vibración de
la bendición tiene el efecto de aminorarlo. Al reducirlo con la bendición,
aminoras el efecto. La lección está en la bendición. Tus lecciones a aprender,
tus lecciones para liberar. Observa cuando bendigas a otro con gran intensidad
ahora porque está ocurriendo mucho más de lo que alguna vez hayas visto en el
pasado. Te bendigo. “ALOHA DE MI CORAZÓN AL TUYO.”
Agosto
2016
Gillian
MacBeth-Louthan
PO box 217
Dandridge, Tennessee
PO box 217
Dandridge, Tennessee
37725-0217
Traducción
Susana Peralta
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