Esta es una semana
muy importante ya que es la que le sigue a Rosh Hashaná y la que nos lleva a la
festividad de Yom Kipur. Aprendemos que en Rosh Hashaná, el Shofar funciona
como láser, literalmente destruye las negatividades que hemos realizado. Nos
lleva a un lugar en el que renacemos, un lugar en el que somos personas
cambiadas.
Los diez días
entre Rosh Hashaná y Yom Kipur, el período de tiempo en el que estamos ahora,
son espiritualmente importantes porque el jurado aún está en acción. Nuestra
conciencia y nuestras acciones durante estos días determinan si durante el año
se
manifestará lo que ha sido escrito para nosotros en Rosh Hashaná o si,
gracias a nuestro comportamiento en estos diez días, podemos mostrar que somos
personas diferentes y reescribir de mejor manera nuestro destino.
Es muy común que
al salir del marco de una festividad tan poderosa como Rosh Hashaná tengamos
una caída en el nivel energético. ¡Podemos ver mejor que nunca todas nuestras
fallas! ¿Cómo puede ocurrir eso? ¿No deberíamos sentirnos emocionados? Esto
ocurre porque los momentos difíciles en nuestra vida, cuando sentimos más
dolor, son los verdaderos momentos en los que somos puestos a prueba; la
pregunta con cada desafío es la misma: ¿Seremos servidores de la Luz o de
nosotros mismos?
En la porción de
esta semana, Haazinu, dice que sólo cuando una semilla es sembrada en el suelo
y cubierta con tierra es que puede ser bañada por la lluvia y, luego, puede
salir de la oscuridad y emerger en la belleza de la Luz. De la misma manera
ocurre con nosotros. Como seres humanos que somos, somos llamados a emerger.
Eso es lo que significa ser servidor de la Luz, buscar al Creador incluso
cuando se está en la oscuridad. Compartir cuando nos sentimos sin energías. Dar
cuando sentimos que no nos queda nada para dar. Estar con los demás cuando más
queremos apartarnos. Ver lo bueno cuando es más fácil quejarse.
Puede que aún no
parezcamos una persona cambiada. Puede que ni siquiera nos sintamos como una
persona diferente. Pero lo más importante en estos próximos días es que
actuemos como una persona cambiada, que nos comportemos como ese ser elevado
que le dijimos al Creador que queríamos ser; pero no cuando haya mucha energía
y sea fácil hacerlo, sino cuando haya una caída. Esos son los momentos en los
que somos puestos a prueba en toda la extensión de nuestro deseo. En esos
momentos podemos revelar el tipo de persona que queremos ser en los siguientes doce
meses.
Sólo nosotros
decidiremos lo que nos traerá el año. Quizá con nuestros esfuerzos combinados
por ser más, cuidar más y apoyar más a los demás, podemos inclinar la balanza
hacia mayor positividad en este año para nosotros y para el mundo.
Esta semana, que
ser servidor de la Luz sea tu verdadero norte.
Que tengas una
semana llena de bendiciones,
Karen
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