por
Ainhoa Delgado
Jesús,
como Dios todo poderoso, es consciente y respeta el hecho de que las personas
piensen diferente a él en determinadas situaciones. Esta generosidad con la
gente se debe a que Jesús no amaba la religión, sino al prójimo. Es por ello
que él deseaba que los individuos se quisiesen entre sí, ya que lo que cura a
la humanidad es el amor y no el odio.
La
Madre María Teresa de Calcuta recalcó una vez las palabras dichas por Jesús. «Amaros
unos a los otros como yo os amé. No deben ser apenas luz para nosotros, pero sí
una llama que incendia nuestra alma.»
Para
los verdaderos fieles, a seguir se exponen unos comportamientos que serían
inaceptables y que no mostrarían que Jesús no amaba a la religión, sino a las
personas.
Maltratar
al ser humano
Siempre
se debe hacer el bien, sin tener en cuenta a quien. Uno de los grandes desafíos
de la humanidad es amar al prójimo como a uno mismo. Esto te permitirá
desprender caridad. Eso sí, sin buscar ni esperar nada a cambio de los otros.
Asimismo,
se debe guardar silencio ante los ataques y ofensas de los otros. Esta actitud
demuestra que la persona tiene un alma noble y que comprende el mensaje de Jesús.
Desprecios
a otras religiones
Si
Jesús puede entender que tú piensas diferente a él y seguir amándote, ¿por qué
tú no puedes hacer lo mismo con otras religiones? Jesús expresó que de nada
sirve arrodillarse delante del altar si después no tienes la capacidad de
respetar a religiones diferentes de la propia.
Mientras
que se haga desde el perdón, la bondad, el amor y la comprensión, todas las
formas de conectar con Dios son loables, independientemente de la religión.
Herir
en nombre de Dios
Una de
las cosas que Jesús nunca aprobaría es que alguien faltase el respeto, hiriese
o incluso matase en nombre de la religión. Por el contrario, cuando Dios ve que
alguien hace el bien en su nombre se siente muy orgulloso de ver como el amor
se expande.
Dado
que Jesús no amaba a la religión, sino a las personas, no existe ninguna razón
para que los individuos alienten el odio entre ellos.
Odio a
lo que es diferente
Jesús
nunca juzgó ni tuvo animadversión por sus semejantes. Piensa que ni cuando
tenía los brazos perforados en la cruz, éste expandió el odio. Por el
contrario, él predicó por el amor y el perdón, pero nunca por la venganza.
Cuando
discriminas al que no es igual a ti, tu alma y corazón se llenan de odio. Esto
reduce el espacio para albergar a Dios. De hecho, si de verdad lo amas, nunca
tendrás espacio para los prejuicios.
Creer
para ir al cielo
Una de
las frases míticas que Jesús dejó fue: «cree en mí y abrirás las puertas del
cielo». No obstante, eso no implica que debas ser devoto de una religión. Lo
que quiere decir es que es necesario que tengas buenos sentimientos y voluntad
de hacer el bien para poder ir al cielo.
Crímenes
en las iglesias
A pesar
de que Jesús no amaba a la religión, sino a las personas, éste condena
cualquier crimen que se produzca dentro de una iglesia. Si en la vida cotidiana
ya son graves, en una iglesia incluso peor.
Jesús
también recalca que, independientemente de la naturaleza de estas faltas, todo
el mundo debe luchar unido para que no se produzcan.
Tras
estos 6 comportamientos que Jesús nunca haría, debes reflexionar sobre tus
actitudes. Si te das cuenta que no respetas ni amas al prójimo, necesitas más
amor en tu corazón.
Por
último, escucha una reflexión sobre el amor de Dios que te ayudará en tu día a
día.
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