Para la mayoría de
las personas, cuestionar la realidad del universo puede sonar totalmente
absurdo. Por supuesto que el universo es real, se podría decir, puedo verlo,
probarlo, escucharlo, olerlo y tocarlo. Sin embargo, podríamos argumentar que
el hecho de que tus cinco sentidos lo detecten no significa que sea real. Un
buen hipnotizador puede convencerte de que estás viendo, sintiendo, saboreando,
oliendo, tocando y
escuchando un paisaje que sólo tú y nadie más está
experimentando. Todos los que te miran dirían que lo que estás experimentando
es una alucinación. Demasiado para ser verdad, a menos que seas alguien que
diga que todo es real, incluso las alucinaciones. Las personas psicóticas a
menudo ven personas y paisajes que nadie más ve o escucha. ¿Son reales? Tu
cerebro llena los puntos ciegos en cada uno de tus ojos. ¿Es real esa área
fabricada? Las tribus indígenas nativas no podían ver los barcos anclados en
alta mar pertenecientes a Colón y sus invasores. ¿Eso significa que no eran
reales? Aparentemente eran reales, porque el desembarco de Colón revolucionó
las Américas.
Hay algunas
filosofías que dicen que el universo físico no es real. Los hindúes sugieren
que no es real, tal como lo hacen los budistas zen. Una una famosa enseñanza
budista zen dice que no tenemos cabeza, porque nunca podemos demostrarlo.
Nuestra visión nos muestra sólo una pequeña nube de rosa en el fondo de nuestra
vista que suponemos que es una nariz en lo que asumimos como una cabeza.
Inferimos que tenemos una nariz en nuestras cabezas porque podemos tocarla y
oler con ella. Podemos pensar con nuestra cabeza e incluso comer con ella, pero
eso no significa que realmente tengamos una cabeza, sólo algo que se parece a
una cabeza. El curso en milagros dice que nada separado existe aparte de Dios
y, por lo tanto, lo que llamamos universo no existe realmente. Dios es lo único
que es real y, dado que el universo físico existe como un grupo de partes
separadas, no puede ser real. Esta es una conclusión bastante radical, pero
tiene una lógica interesante.
Por otro lado, tenemos muchas creencias religiosas que dicen que Dios está en todas partes y en todo y esto incluye toda la creación, las plantas, animales, minerales y elementos en todo el universo físico. Esto incluso se vuelve muy específico con los cristianos que dicen que los humanos están hechos a la imagen y semejanza de Dios y que Dios se apareció como Jesús, en la forma de un hombre. ¿Qué debemos hacer con estos puntos de vista radicalmente diferentes sobre si el universo es real y si Dios está o no en todo?
Por otro lado, tenemos muchas creencias religiosas que dicen que Dios está en todas partes y en todo y esto incluye toda la creación, las plantas, animales, minerales y elementos en todo el universo físico. Esto incluso se vuelve muy específico con los cristianos que dicen que los humanos están hechos a la imagen y semejanza de Dios y que Dios se apareció como Jesús, en la forma de un hombre. ¿Qué debemos hacer con estos puntos de vista radicalmente diferentes sobre si el universo es real y si Dios está o no en todo?
Hace algunos años
tuve una discusión fascinante con un sacerdote jesuita mientras estábamos
juntos en el elenco de una conferencia sobre liderazgo. El sabía que yo era un
practicante de chamanismo y que había crecido como católico y había asistido a
una escuela secundaria y a una universidad jesuitas. El quería saber cuáles
eran los entendimientos chamánicos acerca de Dios. Le dije que la comprensión
chamánica era que el Espíritu está en todo, en la estructura subatómica de todo,
en las plantas, los animales, los elementos, etc. y por lo tanto Dios, tal como
el lo entendía, estaría en todo, incluso en nosotros. Con esto hizo una
objeción. Dijo que el hombre no era Dios. Que teníamos que pedirle a Dios que
nos salve. Yo objeté preguntando cómo la Iglesia Católica podría decir que Dios
estaba en todas partes pero no en los seres humanos y que debíamos
considerarnos separados de Dios. Esta discusión dio vueltas y vueltas y nunca
pude obtener una respuesta clara de él o al menos una que me satisficiera.
Eventualmente acordamos estar en desacuerdo, pero pude detectar que él estaba
muy preocupado porque yo creyera que de alguna manera él y yo estábamos hechos
de la materia de Dios. Para él, esto parecía una verdadera violación y el material
de la herejía. Fue muy educado al respecto, pero me di cuenta de que estaba
molesto por toda la noción porque, en su opinión, parecía negar la necesidad de
un ser humano de ser salvado y de tener una clase de ministros o sacerdotes
para asumir este papel.
A lo largo de los
años, he regresado a esta conversación muchas veces tratando de entender la
lógica de la necesidad de salvación y contemplando si el universo tal como lo
conocemos es real o no. Había llegado más o menos a creer que es un sueño, y no
algo real. Pasaron unos años y estaba haciendo una caminata con mi perro en las
montañas cerca de mi casa en Santa Fe, practicando una contemplación que me
gusta hacer y una que enseño a mis alumnos. Implica tomar conciencia de mi
autoconciencia o ser consciente de ser consciente, dándome cuenta de que esta
conciencia no se mueve ni va a ninguna parte porque está fuera del tiempo y del
espacio. Mi cuerpo parece estar moviéndose pero de hecho siempre estoy en casa
sin ir a ninguna parte, simplemente descansando en el momento siempre presente,
sin importar lo que mi cuerpo esté haciendo.
Ahora bien, esta es
una práctica de contemplación antigua que utilizan los budistas tibetanos para
darse cuenta del vacío natural de sus mentes. Este vacío es concurrente con la
inteligencia suprema del universo estando dentro del vacío, como una mano en un
guante. Mientras tanto, los cinco sentidos del cuerpo están alucinando un
paisaje completo en movimiento con sensaciones corporales, sonidos y efectos
visuales por las que estoy caminando en un sendero por las montañas, mi perro
parece estar corriendo por delante mientras varios excursionistas se encuentran
y nos saludan a mi perro y a mí. La contemplación es la siguiente: nos damos
cuenta de que el movimiento es en realidad como el movimiento de una cinta de
película con muchas tomas fijas, cada una ligeramente diferente de la anterior,
pasando por un proyector tan rápido que la película parece ser real. Si
dividimos el tiempo en incrementos microscópicos, entonces no hay tiempo para
que ocurra algo en uno de estos incrementos. Es más bien como una instantánea
de la realidad. Unidas todas estas instantáneas hacen que parezca que hay
movimiento. Esta contemplación implicaría que el universo no es realmente real,
sino más bien un sueño o una ilusión.
En ese día de verano
en particular, debido a todos los excursionistas que había en el sendero,
cambié mi práctica de esta contemplación a otra que me gusta hacer porque
aprovecha a los demás presentes. Esta práctica es similar a los saludos que se
intercambian entre los viajeros en el Himalaya, que levantan las manos juntas y
se dicen "Namaste" unos a otros. Namaste básicamente significa que me
inclino ante lo divino en tí que está en mí. En la tierra de los mayas en América
Central hay un saludo similar entre extraños en el sendero que se dicen
Inlakesh unos a otros. Inlakeh básicamente significa que yo soy otro tú, tú
eres otro yo. Ambos saludos implican que no hay diferencias, que tú y yo somos
iguales en espíritu.
La práctica a la que
cambié implica pensar en lugar de decir algo en voz alta. Los pensamientos son
similares pero varían ligeramente. Aquí hay algunos ejemplos: “Todo es sagrado
tal como yo lo soy. Todo es santo tal como yo. Todo es divino tal como
yo. Todo es bendecido tal como yo. Todo está lleno de amor tal como yo. Todo es
Espíritu igual que yo." El significado de la palabra Sagrado es total. Al
igual que el significado de la palabra Santo. El resto de las frases implican
que hay un hilo común, una unidad, una igualdad en el Espíritu, no hay
diferencia. Básicamente es como decir Namaste o Inlakesh no sólo a las personas
sino también al paisaje y a mí mismo. Esta práctica generalmente da como
resultado que siento que he ascendido a un estado superior y que mi ser es más
espacioso e inclusivo. En otras palabras, es un estado alterado elevado,
poderoso y maravilloso.
En ese día en
particular, algo encajó en su lugar que me había estado eludiendo durante mucho
tiempo. Era como si finalmente fuera capaz de sostener una paradoja que antes
no podía aceptar. Dios está en todo sólo si Dios está en todo. Ahora esto puede
parecer sólo un solipsismo, pero en realidad es mucho más que eso. Me di cuenta
que si miro al universo y sólo veo separación (todo en partes separadas), y que
esto no es cierto y, si no es cierto, entonces es sólo una alucinación. El
Espíritu no reconoce como real nada que no sea verdad. La única cosa verdadera
es que el Espíritu es Uno y, si el Espíritu es uno, entonces el universo es
uno. No hay separación. Si, como alquimista, veo el mundo como uno, entonces
estoy mirando y experimentando el universo real. Este es el significado de
Jesús diciendo: Yo soy la resurrección y la vida. Resucito la verdad cuando veo
todo como uno. A menos que haga esto, el universo que está hecho de partes
individuales permanecerá no-resucitado para mí. Jesús sólo estaba tratando de
enseñar este simple principio alquímico, pero pocos lo entendieron en ese
momento.
Permítanme decir esto
nuevamente para asegurarme de que esto esté claro. Si veo el universo como un
todo, completo, perfecto y uno, entonces estoy viendo el verdadero universo
real. Si veo el universo en partes separadas, no es el verdadero universo, sólo
un sueño que no tiene una verdad real. Esto es bastante similar a la imagen en
los libros de psicología donde puedes ver a una mujer joven o una anciana. Una
vez que veo a la joven, la veo. Una vez que veo a la vieja bruja, no puedo
negarla. En el momento en que percibo el universo como un todo, como una cosa,
entonces, como alquimista, se vuelve real o se transforma de plomo en oro.
Cuando me percibo a mí mismo u a otro como tan solo un cuerpo o una
personalidad, no estoy viendo la verdad. Cuando me percibo a mí mismo y a otras
personas como seres multidimensionales, los veo como perfectos, un todo,
completos. De esta forma somos hermosos, magníficos y verdaderamente
asombrosos. Si veo a los seres humanos como personalidades defectuosas e
imperfectas, parecemos estar lejos de ser magníficas y, por lo tanto, esto no
es realmente una realidad, es sólo una ilusión, una proyección que he creado en
mi mente.
Desde este punto de
vista, las distorsiones de la religión de que no somos parte de Dios o del
Espíritu son la peor manera posible de ver el mundo, porque aseguran que no
veremos lo que es realmente verdadero. Si nos vemos a nosotros mismos y a los
demás como separados termina pareciendo que lo somos, pero eso no es cierto. Si
vemos el mundo como un todo, entonces lo es y es una realidad.
Hasta donde puedo
entender, todos los santos autorrealizados que han caminado por esta tierra,
los iluminados, lograron un estado en el que se dieron cuenta de su propia
unidad y de la unidad de todos los demás. Se comprometieron a percibir el mundo
de esta manera. El Buda vio a todos y a todo como perfecto en su naturaleza
búdica. Jesús percibió a todos y a todo con los ojos del Cristos, perfectos en
todos los sentidos. Lao Tzu vio a todos y a todo como "Tal Cual", una
manifestación del Tao ó Todo Lo Que Es. Quan yin, Tonantzin, Isis, Ramana Maharshi
y Yogananda vieron el mundo de manera similar en estos términos. Los budistas
tibetanos dedican toda su práctica espiritual para que todos los seres se
liberen de su sufrimiento y descubran su naturaleza búdica. Todos estos grandes
santos están dedicados a este resultado único, a que todos los seres se den
cuenta de quiénes son y qué son, de que no existe una separación real.
Contemplan eternamente nuestra redención, nuestra liberación de nuestra
ignorancia, nuestra fijación en lo que no es verdad, la separación y el miedo
que se genera a partir de esta falsa creencia.
E incluso con toda su
ayuda, persistimos en mantener nuestra alucinación de separación y estamos tan
apegados a nuestras historias y nuestro sufrimiento percibido que nos aferramos
a ellos como velcro, aunque nada de eso es cierto. ¿Qué tan loco es eso? El
sufrimiento comienza a desaparecer cuando nos damos cuenta de que somos uno.
Todos los grandes
santos saben que restaurar el mundo a la perfección no es más que un cambio en
la percepción, un cambio alquímico de mayor importancia. Cuando lo veo
perturbado, roto y hecho pedazos, se profundiza la alucinación de que lo es y
eso no ayuda. Sólo refuerza las condiciones que nos hacen la vida más miserable
a todos. El odio, la ira, la culpa, el juicio, la venganza, la violencia, etc.
profundizan el sueño y hacen que sea mucho más difícil para los demás
despertarse de la pesadilla y mucho más para nosotros mismos. Tener compasión
por la miseria de vivir en la ignorancia es un buen comienzo para cambiar la
forma en que elegimos ver el mundo. Ver a las personas en su ser
multidimensional es el siguiente paso poderoso en la dirección correcta. Si veo
al político del que me distancio como un ser multidimensional que refleja sólo
un pequeño fragmento de lo que realmente es, como el destello de una pequeña
faceta de un enorme diamante, entonces, de una manera muy sutil y poderosa, lo
ayudo a encontrar el camino de regreso a su ser perfecto, sólo así. Y una vez
que veo que soy un ser multidimensional, ya auto-realizado, entonces me doy
cuenta de mi verdadera autovalía, de mi fuente de amor incondicional y de mi
servicio final a la humanidad: ver a todos como me veo a mí mismo, total,
completo y sagrado, y todo esto con un pequeño cambio en la percepción, como el
giro de un interruptor. Esto es en realidad bastante fácil de hacer, sólo es un
desafío el recordar hacerlo con regularidad ya que en nuestra cultura no se nos
enseña a decir Namaste, Inlakesh, cuando nos saludamos unos a otros.
Namaste!
Inlakesh!
Traducción: Marcela Borean
Difusión: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
Difusión: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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