Una de las grandes creaciones de la mente humana es el método científico. Basada en la reproducibilidad y la refutabilidad, la ciencia ha concentrado la producción de conocimiento en aquello que es posible medir. Como consecuencia, la experiencia subjetiva de la mente humana ha quedado relegada. En este artículo te mostraremos cómo la meditación está contribuyendo al desarrollo de una ciencia de la subjetividad.
1. Ciencia y Subjetividad
Mientras lo objetivo es independiente del sujeto, lo subjetivo depende del punto de vista de este.
Pensemos en el color del cielo. Si en este momento escribes en tu
buscador de internet ‘¿por qué el cielo es azul?’, te encontrarás con varias
explicaciones, desde físicas hasta neurobiológicas.
Ahora cambia la pregunta a ‘¿cómo surge la sensación de paz
interior?’. Si comparas los dos resultados de tu búsqueda encontrarás que las
explicaciones del primer caso son escasamente divergentes, mientras que en el
segundo caso pueden ser innumerables.
La razón es que la sensación de paz interior es dependiente de la
persona que la experimenta. Su historia de vida, estado actual, hábitos y
un gran número de factores particulares darán como resultado respuestas
diferentes.
Si bien podemos tener un consenso sobre el origen de ciertos
estados subjetivos, dependerá de cada persona cómo se experimentan.
Ante la diversidad de experiencias subjetivas, parte de las
disciplinas estudiando la mente humana han optado por un método empírico de
modo que el conocimiento generado pueda ser generalizado. Sin embargo, otras
han intentado rescatar la riqueza del punto de vista personal.
2. Práctica espiritual y
Metacognición
La metacognición es la capacidad que poseemos de evaluar
nuestros propios procesos cognitivos. Es decir, la conciencia sobre el
estado de nuestros pensamientos, emociones, motivaciones y
acciones. Veamos dos ejemplos opuestos.
Ante una enfermedad puede que nuestra ansiedad y estrés aumenten.
Esto lo podemos percibir físicamente, por ejemplo, con cambios de apetito o
problemas de sueño.
Pero también lo percibimos psicológicamente. Nos rodean preguntas
y preocupaciones sobre el tiempo que durará, la expectativa de vida que
tendremos, el impacto social y físico que representará.
También es posible que nos identifiquemos con la enfermedad. De
aquí surgen los “yo soy depresivo”, “yo soy ansioso”, “yo soy diabético”. Ideas
más elaboradas pueden resultar en “mi vida ya no tiene sentido por culpa de
esta enfermedad”.
Tenemos distorsiones en nuestra forma de pensar que perpetúan
nuestro sufrimiento
Ahora pensemos en la meditación. La mayoría de las instrucciones
que hemos recibido del ven. Lama Rinchen y los residentes del Centro Budista
Sakya durante las sesiones de meditación son auténticos entrenamientos
metacognitivos, por ejemplo:
“Emplea la autoconciencia y descubre hacia qué extremo se inclina
tu mente. Si hay sopor, enfócate principalmente en la inhalación; si hay
agitación, enfócate sobre todo en la exhalación”
Estas instrucciones –correspondientes a los primeros pasos de la
meditación shamatha– nos conducen a una exploración profunda de nuestra propia
cognición y al equilibrio mente-cuerpo.
Algunos académicos han propuesto que prácticas como la atención
plena suponen un nivel de metacognición aún más sofisticado. En dicha práctica
la percepción no solo descansa en la sensación física en sí misma –el aire que
fluye por los orificios nasales–, sino también en la conciencia de esta
percepción –mi atención se centra en la sensación del aire que fluye por los
orificios nasales– 2 (IN), 3 (IN).
3. Ciencia y Contemplación
La idea de combinar el método científico con el estudio de la
experiencia personal fue consolidada por el biólogo y neurocientífico
chileno Francisco Varela en la década de los
90.
Esta disciplina ha recibido el nombre de neurofenomenología y busca rescatar la necesidad de indagar rigurosamente en la vida
mental de los individuos y su relación con el sistema nervioso.
En 1987, una reunión entre científicos –entre los que se
encontraban Varela y S. S. el Dalái Lama– consolidó las bases del Mind & Life Institute, principal organización promotora de la integración entre ciencia
y sabiduría contemplativa.
La neurofenomenología ha encontrado en el budismo un pilar
fundamental para su desarrollo. La razón es que un estudio de la experiencia en
primera persona requiere de individuos capaces de reconocer sus propios estados
internos.
Por ejemplo, en un estudio utilizando imagen cerebral se
compararon dos grupos: meditadores budistas experimentados –con una media de 12
años de práctica– y no meditadores.
Se ha demostrado que una región del cerebro llamada corteza
cingulada posterior exhibe una gran activación cuando nos encontramos
distraídos y con la mente errante (mind-wandering), mientras que esta
actividad disminuye durante la meditación y concentración.
Después de una corta sesión de meditación, a los participantes se
les mostró en una pantalla el estado de dicha región cerebral y se les pidió
que informaran si se correspondía con su percepción subjetiva de atención o distracción.
Incluso cuando estos no tenían ninguna información sobre el
experimento, los resultados mostraron una alta correlación entre el estado
subjetivo percibido por el participante –atención vs distracción– y el
estado de actividad de su corteza cingulada.
Sin embargo, solo los meditadores experimentados lograron
controlar a voluntad dicha estructura, es decir, si se les mostraba una gran
activación (distracción) podían, por medio de la meditación, disminuirla
(concentración) 4 (IN).
Experimentos como el descrito abren la oportunidad al estudio de
cómo nuestros estados subjetivos tienen una correlación cerebral identificable.
Si quieres ver otros ejemplos de experimentos realizados con
meditadores puedes consultarlos en una de nuestras publicaciones
anteriores Zoom al cerebro de monjes budistas.
4. El futuro de la experiencia
subjetiva
Nuevas y mejores herramientas para evaluar la actividad cerebral y
la experiencia subjetiva traerán paulatinamente resultados más consistentes.
Sin duda, el entrenamiento apropiado de la meditación representa
una fuente valiosa de conocimiento para este tipo de estudios, así como una
oportunidad para mejorar nuestra metacognición. La necesidad de explorar y
estudiar nuestros estados mentales es alta debido a que nuestra vida mental lo
es todo.
Si deseas conocer un poco más el trabajo científico de Francisco
Varela y su vida en el budismo, te invitamos a ver el documental Monte Grande ¿qué es la vida?
En el canal oficial del Mind & Life Institute –Instituto Mente y Vida–, en YouTube, podrás encontrar
un gran número de charlas sobre la interacción entre ciencia y sabiduría
contemplativa.
Entrenando la metacognición
¿Consideras que eres una persona reflexiva que evalúa sus
pensamientos y emociones antes de actuar? Recuerda momentos en los que pensaste
detenidamente tus acciones y aquellos en los que simplemente reaccionaste.
¿Cómo el entrenamiento de la meditación y los estados de calma y
lucidez han contribuido en tu forma de tomar decisiones?
Observar tus pensamientos y emociones ¿te resulta fácil o difícil?
¿Cuál crees que es la razón para ello?
Rodrigo Sierra (Kunga Shedrup)
Psicólogo clínico y neurocientífico. Interesado en la comprensión de la mente humana y el
mejoramiento de la salud mental. Un aprendiz de por vida.
Fuente: https://www.paramita.org/budismo-ciencia-y-subjetividad/
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