Hemos pasado por Rosh Hashaná, Yom Kipur, Sucot, Hoshaná Rabá y Simjat Torá, y aunque nuestro banco espiritual esté lleno, a veces, a nivel físico, no lo sentimos de inmediato. Y como ahora es realmente el inicio del año, es un momento importante para que nos concentremos en nuestro trabajo espiritual. Así pues, hay un concepto que me gustaría compartir que puede ayudarnos a hacerlo y, en consecuencia, permitirnos comenzar a tener acceso a ese banco espiritual.
Esta porción empieza
con Bereshit bará Elohim, cuya traducción es: “En el principio,
Dios creó…”. Sin embargo, la manera más lógica en la que debió escribirse
sería: Elohim bereshit bará, “Dios, en el principio, creó…”. Los
kabbalistas preguntan, ¿por qué entonces está escrito Bereshit bará
Elohim? Porque, según explican ellos, esto nos dice que la verdadera
conexión para cada uno de nosotros este año tiene que ser “bereshit”:
inicio o nuevo.
¿Qué significa eso? Uno
de los errores más grandes que cometemos cada uno de nosotros en nuestro
trabajo espiritual es que no lo abordamos como nuevo constantemente. Sin
importar cuántos años hayamos estudiado y hecho nuestras conexiones,
necesitamos realizar cada conexión y estudio como si nunca lo hubiésemos hecho.
Por lo tanto, nuestra conexión verdadera para este año debería ser bereshit:
nunca he estado en Shabat, nunca he leído el Zóhar, nunca he estudiado. Este
tipo de entendimiento es lo que distingue a la persona que este año tendrá
alguna conexión y algo de Luz de quien podrá entrar este año y genuinamente
hará la conexión que está destinada a hacer y alcanzará el crecimiento y
sabiduría que está destinada a alcanzar.
"Nunca antes he estado en
Shabat, nunca antes he leído el Zóhar, nunca antes he estudiado”.
Para ayudarnos a tener
ese marco de pensamiento, quiero compartir una sección del Zóhar. El Zóhar,
como sabemos, está dividido en porciones y cada porción tiene un comentario.
Pero también hay algunos libros cortos en el Zóhar que son muy particulares.
Uno de ellos se llama Safrá Detsniutá, el Libro Oculto que, según
nos dicen, realmente tiene todos los secretos. En la introducción de ese corto
libro está la siguiente historia:
El Zóhar pregunta: ¿Qué
es este corto libro oculto de cinco capítulos? Rav Shimón dice que el Libro
Oculto es un libro corto que contiene todos los secretos del mundo en su
interior. Rav Yehuda le pregunta a Rav Shimón por qué, si este libro de cinco
capítulos contiene todos los secretos, no es la sección más importante del
Zóhar. Además, pregunta cuál es el propósito de las otras secciones del Zóhar
si este libro tiene todos los secretos.
Para responder, Rav
Shimón cuenta una parábola. Él dice que se puede comparar esto con un hombre
que ha vivido toda su vida en la montaña, aislado del resto del mundo. En el
campo de ese hombre crece el trigo y cada vez que va allí recoge algo de trigo,
come los granos de trigo, bebe agua y sobrevive de ese modo. Este hombre no
sabe cómo come la gente en el resto del mundo.
Un día este hombre va a
la ciudad y decide ver cómo viven los demás. Pasa por una panadería y le dan un
pedazo de pan recién horneado. Lo come y disfruta el sabor. Le pregunta al
panadero de qué está hecho y él responde está hecho de trigo. Luego le trajeron
pasteles. Los probó y, nuevamente, preguntó de qué estaban hechos, a lo cual le
respondieron otra vez que estaban hechos de trigo. Después le trajeron más
pasteles, con miel y aceite sobre ellos, nuevamente preguntó de qué estaban
hechos. Otra vez le respondieron que estaban hechos de trigo.
El hombre dice:
“Ciertamente, yo ya tengo todo esto porque consumo la raíz, consumo la fuente,
como los granos de trigo”. Rav Shimón explica que, debido al pensamiento
incauto de este hombre de creer que por comer los granos de trigo era como
haber comido pan, pasteles y dulces, nunca aprendió a hacer pan ni pasteles y,
por lo tanto, se perdió todos los manjares de este mundo. Rav Shimón dice que
lo mismo ocurre cuando una persona comienza a estudiar, llega hasta cierto
punto, pero no profundiza.
"Mientras más nos impulsemos a
entender la sabiduría profunda, más podremos recibir la Luz del Creador”.
A veces venimos a
estudiar Kabbalah y entendemos algunos de los conceptos básicos, o quizá
algunos conceptos profundos, usamos las herramientas, nos transformamos y, en
un momento determinado, sí, estamos conectados, pero no nos motivamos a
profundizar el entendimiento de la sabiduría. Desafortunadamente, tal y como
Rav Shimón dice aquí en el Zóhar, si una persona continúa por ese camino, sería
como si tuviese trigo, pero no tendrá el pan ni el pastel; en otras palabras,
no tendrá transformación profunda, plenitud ni conexión con la Luz del Creador
que está destinada a manifestarse. Cuando abordamos cada conexión o estudio
como si fuera nuevo, eso nos motiva a ir más profundo.
Cuando mi padre, Rav
Berg, comenzó a estudiar con Rav Brandwein, en cada dos o tres cartas, su
maestro lo motivaba; le preguntaba: “¿Estás yendo más profundo?”. Porque Rav
Brandwein decía que no solo se trata del trabajo; el trabajo sin profundización
de la sabiduría solo nos llevará hasta un punto determinado. Y Rav Brandwein le
repite a Rav Berg una y otra vez que para poder saborear Luz y plenitud más
profundas tenemos que profundizar nuestro entendimiento de la sabiduría.
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