No necesita intermediarios para contactarse, comunicarse o conectarse con Dios, El Absoluto.
El místico no necesita lugares de encuentro con el Padre,
Dios. Él es el mejor lugar.
El místico no necesita ir a iglesias ni templos para
conectarse con Dios dentro de sí. Aunque esté en alguna línea de conocimiento o
fe, el místico opera con libertad desde su interior.
El místico despierta su conciencia a partir de su propia
experiencia de vida espiritual, su alineamiento interno es su religión.
El místico se encuentra en su mundo interior con realidades
más profundas y espirituales. Encuentra ahí una relación real con Dios. No con
lo que se cree que es Él, no con la creencia en un ser que viene desde afuera
sino con el que siempre nos espera desde dentro; El Profundo y Eterno Amor, el
Verdadero Dios.
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