Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
Probablemente hayas oído lo que dicen qué ocurre cuando hacemos suposiciones. Por decirlo amablemente, pueden disponernos a una gran desilusión. Las suposiciones pueden convertirse fácilmente en expectativas que nos llevan a tomar decisiones con base en información que asumimos como válida. La realidad es que la gente cambia, los planes cambian, incluso los horarios de las tiendas cambian. Cuando asumimos que las cosas seguirán siendo como siempre lo han sido, inevitablemente cometeremos errores.
Desde luego, tenemos
que vivir con algunas suposiciones. Suponemos cómo será el tráfico en nuestro
viaje matutino para saber cuándo salir al trabajo, sabiendo perfectamente que
puede haber un atasco que nos hará llegar tarde. Pero cuando nuestras
suposiciones nos provocan dolor, desilusión o juzgar a los demás, existe una
oportunidad poderosa y necesaria para reevaluar nuestro proceso de pensamiento.
He aquí tres consejos
para evitar hacer suposiciones dañinas:
1. ¡Sé curioso! Haz
preguntas cuando no entiendas (e incluso cuando creas que entiendes).
Los niños hacen
preguntas constantemente porque tienen curiosidad por todo y no tienen
vergüenza ni pudor mientras están en su fase de aprendizaje. A medida que
crecemos, tendemos a dejar de hacer tantas preguntas. El ego desempeña un papel
importante en esto. O bien creemos que ya lo sabemos todo o tenemos miedo de
parecer tontos si no lo hacemos.
Una forma sencilla de
evitar la decepción que causan las suposiciones es ser curioso y hacer más
preguntas. Mantente abierto a la posibilidad de que no sabes tanto como crees.
No solo descubrirás que aprendes más de esta manera, sino que experimentarás
más alegría y menos el dolor que viene de las suposiciones.
La próxima vez que
tomes una decisión, pregúntate: “¿Estoy basando alguna de mis decisiones o
planes en experiencias anteriores? Estoy 100 % seguro de que todo lo que creo
saber sigue siendo relevante?”.
2. Mantente abierto al
punto de vista de otra persona y a la posibilidad de que podrías estar
equivocado.
Las suposiciones
empiezan a causar problemas cuando creemos que nuestra forma de interpretar una
situación es la única manera de hacerlo. Las suposiciones pueden hacernos
juzgar a otras personas porque creemos que sabemos más que ellas. Podríamos
considerar a los demás como mal informados o ignorantes cuando ven las cosas de
forma diferente.
Cuando tenemos un
desacuerdo con alguien, nunca tenemos tanta razón como creemos, y la otra
persona nunca está tan equivocada como creemos. Nunca es blanco o negro. La
otra persona podría tener una intención diferente, tener una visión diferente o
tener un proceso de toma de decisiones diferente. Aunque esté equivocada en
este caso, eso no invalida su experiencia u opinión, y aún puede haber algo que
podamos aprender de su perspectiva.
En nuestras
interacciones con desconocidos, e incluso en nuestras relaciones cercanas,
nunca sabemos del todo qué está pasando en la vida de la otra persona para que
actúe como lo hace. Nunca sabemos cuáles son sus preocupaciones, cuáles son sus
traumas pasados o cuál es su experiencia hoy en día. Si quieres disfrutar al
máximo de tus experiencias, mantente abierto al hecho de que hay una parte que
no puedes ver. Mantente abierto al punto de vista de la otra persona y a la
posibilidad de que no estés 100 % en lo correcto. Esa humildad ayuda a mitigar
el ego que conllevan las suposiciones.
3. Resístete a la
tentación de juzgar a los demás. En lugar de ello, aprovecha cada encuentro
como una oportunidad para aprender algo sobre ti mismo.
Cuando vemos algo en
otra persona con lo que nos sentimos incómodos, a menudo lo alejamos con la
crítica. Pensamos: “Eso muy lejano a mí, ¿cómo alguien puede ser así?”.
Podríamos suponer que la otra persona es inmoral, iracunda, está loca o
simplemente no es inteligente.
La sabiduría de la
Kabbalah enseña que cada persona con la que nos cruzamos, especialmente
aquellas que causan una fuerte reacción en nosotros, como envidia, desagrado o
molestia, existe para despertar algo en nosotros. En esos momentos, el Creador
nos está mostrando un espejo porque hay algo que necesitamos cambiar al verlo.
Si ves a alguien gritando, por ejemplo, puedes asumir que es una persona muy
iracunda. Resiste la tentación de juzgarla y, en lugar de ello, reflexiona
sobre cómo se manifiesta la ira dentro de ti; aunque no sea exactamente de la
misma manera.
Cuando alguien te
moleste, detente y pregúntate: “¿Por qué el Creador me muestra esto? ¿Qué es lo
que está haciendo que puedo aprender sobre mí mismo?”. Esto no es fácil. Es
mucho más fácil juzgar a los demás, pero estas son grandes oportunidades para
el crecimiento personal.
No podemos evitar
completamente las suposiciones en nuestra vida. Pueden ser sanas y necesarias.
Pero cuando nos causan desilusión, dolor o nos hacen juzgar a los demás, pueden
ser peligrosas. Trabaja activamente contra las suposiciones sintiendo
curiosidad por el mundo, formulando más preguntas y estando abierto a otras
opiniones y a la posibilidad de que podrías estar equivocado con las tuyas. La
vida puede ser un proceso interminable de aprendizaje y crecimiento si le
dedicamos nuestra energía. Cuantas menos suposiciones hagamos, más
aprenderemos.
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