Hay pocas cosas tan importantes como el autocuidado para mantener un sistema inmune sano, vivir una vida menos estresante y encontrar la alegría en cada día. Conócete a ti mismo en los niveles más profundos, evalúa tus necesidades físicas, emocionales y espirituales, y dedícate tiempo para ti. Si lo haces bien, te encontrarás más feliz, más satisfecho y mejor equipado para afrontar cualquier desafío que se te presente.
Michael Berg. Escúchalo
y subscríbete aquí.
Vivimos en un mundo acelerado en el que somos arrastrados en demasiadas
direcciones, nos exigimos demasiado y se nos pide que estemos disponibles para
demasiadas personas. Todo esto puede dejar poco espacio para “ser” o
simplemente disfrutar la vida. Puede ser difícil encontrar tiempo para cuidar
de nosotros mismos en medio del estrés, pero es una parte vital de nuestro
desarrollo y felicidad.
He aquí cinco consejos
para crear un sistema de autocuidado sostenible:
1. Ten presente que
cuidar de ti mismo no es algo egoísta.
Dedicar tiempo al
autocuidado y priorizar nuestras necesidades a veces puede hacernos sentir
culpables. Pero el autocuidado nos permite manejar mejor la vida y los desafíos
que se nos presentan y ser una mejor versión de nosotros mismos para quienes
nos rodean. Alguien que está bajo presión y que no se cuida a sí mismo suele
irritarse con facilidad ante el más mínimo inconveniente o desacuerdo, y puede
desmoronarse muy rápidamente. Estar bien descansados nos pone de mejor humor y
nos permite lograr más cosas en el día. Hacer ejercicio puede ayudar a nuestro
cerebro a solventar los inconvenientes que se nos presentan.
Especialmente en épocas
de grandes desafíos y estrés, asegúrate de sacar tiempo para el autocuidado.
Programa tiempo para pausas y descansos a lo largo del día. No todo tiene que
ser urgente e inmediato. No todos los mensajes de texto o correos electrónicos
tienen que ser contestados de inmediato.
2. Entra en contacto
contigo mismo para conocer tus necesidades.
El autocuidado comienza
por saber quién eres y tener conciencia de tus pensamientos. Si no sabes lo que
verdaderamente quieres y necesitas, ningún tipo de autocuidado te hará sentir
mejor.
Estar en contacto
contigo mismo requiere tiempo, esfuerzo y curiosidad para descubrirlo.
Asegúrate de hacer un chequeo contigo mismo con regularidad. Conversa contigo
mismo sobre lo que piensas y por qué tienes esos pensamientos. Empezar a
escribir un diario es una gran manera de darte una retroalimentación sincera a
ti mismo, obtener una comprensión más profunda de tus pensamientos y descubrir
dónde quieres crecer.
3. Evalúa si tu rutina
de autocuidado te hace más feliz. Si no es así, desarróllalo más.
A menudo la gente se
toma vacaciones o un día libre, que debería ser de descanso, pero no se siente
revitalizada o con energía cuando vuelve. En el nivel más profundo, si tu
rutina de autocuidado no te aporta felicidad, es momento de reevaluarla.
Pregúntate: “¿Mi rutina
de autocuidado me da más capacidad de manejar el estrés, las dificultades y las
discusiones?”. Si la respuesta es afirmativa, ¡sigue adelante! Si la respuesta
es negativa, vuelve a tus prioridades y recalibra tus acciones. Intenta hacer
un gráfico circular de las áreas a las que actualmente dedicas tiempo,
incluyendo el autocuidado. ¿Cuánto tiempo dedicas a las áreas que son
importantes y cuánto dedicas a las que no lo son? ¿De qué maneras puedes
ajustar tu gestión del tiempo para satisfacer mejor tus necesidades?
4. Entiende que no
tienes que controlar todo. Haz lo mejor que puedas y confía en que el Creador
hará el resto.
A menudo la razón por
la que hacemos cosas que no nos convienen ni nos ayudan a crecer es porque
tenemos la falsa creencia de que tenemos que ocuparnos de todo en nuestra vida.
Tenemos que asegurarnos de que nuestros hijos tengan éxito, que nuestro trabajo
vaya perfectamente, que nuestra casa esté cuidada, etc. Junto a esa necesidad
de controlarlo todo suele venir el miedo a lo que ocurre si no lo hacemos.
¿Cómo serán mis hijos cuando crezcan? ¿Qué pasará con mi trabajo? ¿Y si la casa
se cae a pedazos?
En realidad, tenemos
muy poco control de nuestra vida, ¡y eso es algo bueno! El Creador se ocupa de
muchas áreas de nuestra vida que a menudo damos por sentadas. Piensa en tu
salud física, por ejemplo. Por supuesto, tenemos que comer sano, descansar y
hacer ejercicio, pero nuestro corazón late y nuestros pulmones respiran sin que
tengamos que pensar en ello. Gran parte de la vida ya se ha hecho por nosotros.
Date la libertad de
hacer lo mejor que puedas, pero ten en cuenta que no es tu responsabilidad
hacerlo todo. Confía en el Creador. Acepta que no puedes controlar todo y que
no es tu responsabilidad hacerlo. Mientras hagas lo mejor que puedas, la Luz
del Creador ayudará con el resto.
5. Dedica tiempo a tu
práctica espiritual.
La mejor forma de
autocuidado es una práctica espiritual. Esto puede tener la forma de estudio
espiritual, oración o meditación. Sea cual fuere la forma en la que encuentres
una conexión espiritual, dedícale tiempo de forma constante.
Practica la gratitud y
la conexión con un poder superior. ¿Qué te ha hecho sentir maravillado el día
de hoy?
Hay pocas cosas tan
importantes como el autocuidado para mantener un sistema inmune sano, vivir una
vida menos estresante y encontrar la alegría en cada día. Conócete a ti mismo
en los niveles más profundos, evalúa tus necesidades físicas, emocionales y
espirituales, y dedícate tiempo para ti. Si lo haces bien, te encontrarás más
feliz, más satisfecho y mejor equipado para afrontar cualquier desafío que se
te presente.
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