Centro Holística Hayden

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13 de octubre de 2022

Evolución progresiva, la Quinta Joya

¿Cuál es el significado de la vida? ¡Cuántas personas que caminan por ahí se preguntan sobre esta cuestión esencial, mientras solo encuen­tran oscuridad, sin saber dónde hallar la respuesta! Esta quinta Joya de Sabiduría, la Evolución progresiva, nos muestra el significado de la vida. Describe el gran proceso de desenvolvimiento de nuestros poderes dormidos; nosotros llevamos a cabo esto desde el interior y paso a paso. Allí en lo interno, todos llevamos una sabiduría y un conocimiento ilim­itados, pues somos criaturas de lo Ilimitado. En el núcleo del núcleo del corazón de nuestro corazón, somos en verdad ilimitados.

¿Qué nos han enseñado los artícu­los precedentes acerca de este tema? Somos seres que reencarnan y por lo tanto, inmortales en esencia, como lo indica la primera Joya de Sabiduría.

Al experimentar la consecuencia de nuestros actos, obtenemos valiosa experiencia y conocimiento (la se­gunda Joya), y al aplicar esto siempre tendremos los inspiradores ejemplos de seres que van adelante de

nosotros (tercera Joya). Esto no es un asun­to de dejarnos ir a la deriva con los procesos de la naturaleza, y porque somos los creadores de nuestro propio destino: elegimos si dejamos las cosas tal como son, o si damos un paso adelante (cuarta Joya).

Subsecuentemente, la quinta Joya delinea el propósito de nuestra vida: la evolución de nuestra consciencia, el incremento de nuestra sabiduría y conocimiento y por supuesto, la expresión del desarrollo de nuestra sabiduría en los pensamientos y ac­ciones diarias. Si tomamos el Sendero interno, aprenderemos progresiva­mente a distinguir todas las ilusiones del mundo manifestado y a mejorar la habilidad de ayudar a todos los seres que aún se debaten en esas ilusiones. Esto nos conduce hacia la sexta Joya, el artículo que sigue.

Desarrollo del Ser

La mayoría de las personas solo conocen la palabra “evolución” de la teoría darwiniana. Sin embargo, la aproximación teosófica a la evolución es diferente de la visión darwiniana y de las sucesoras. ¿Qué es “evolución” de acuerdo con la Sabiduría Antigua o Teosofía?

Encontramos una pista cuando estu­diamos el origen de la palabra. Evolución se deriva del latín y significa desenvolver o desarrollarse, esto es, desarrollar el potencial que ya está presente en el interior. Entonces evolución no es otra cosa que manifestar todo lo que ya está dentro de nosotros. Después de todo, llevamos en nosotros todas las posibilidades del Cosmos. La evolución se da a partir de una urgencia: vemos por ejemplo esa urgencia interior en los niños que traen de vuelta todas las capaci­dades que han desarrollado en previas encarnaciones.

Sin que nos enfoquemos mucho en la teoría darwiniana original y en sus formas más recientes, podemos señalar por qué estas teorías desde la perspectiva teosófica confun­den causa y efecto y por qué es todavía algo imperfecta. Mientras que los darwinistas buscan en causas físicas la explicación del milagroso desarrollo de los organismos en la Tierra, la Teosofía ve ese desenvolvimiento como resultado de la consciencia en crecimiento. Este desarrollo interno o evolución es lo que guía los cambios físicos, pero estos cambios físicos son el resultado y no las causas. Además, debemos notar que la aproximación teosófica puede ponerse a prueba por cualquiera que esté dispuesto a estudiar las proposiciones teosóficas.

Una enseñanza prometedora

Cada ser es un peregrino en la senda de evolución. Dicha senda se muestra en la tercera proposición de la Teosofía (ver el primer artículo), como un crecimiento interno a través de todos los estadios de nuestra Jerarquía Cósmica; desde los primitivos seres sin consciencia de sí, pasando por el reino mineral, vegetal y animal hasta una auto-con­sciencia humana y desde ese punto hacia planos cada vez más grandes y nobles de auto-consciencia y, a través de todos los reinos de los dioses, hasta la cúspide de nuestra Jerarquía.

Como fue mencionado, este desenvolvimiento no tiene límites porque cuando se alcanza la cúspide de nuestro Cosmos, descubriremos que todavía somos novicios dentro de un Cosmos todavía más grande, más espiritual, ya sea “adentro” o “por encima”. Palabras tales como “arriba” no tienen cabida ya que estamos hablando de estados de consciencia y materia. Esta gran imagen tiene un impacto directo en nuestra vida diaria. Ya no vamos a decir “im­posible” a algún ideal, ni vamos a considerar esto como un destino final. Se trata de un asunto de tiempo y de motivación.

Esto es estimulante para todos. Es también el fundamento para ayudar realmente a la gente. Después de todo cada ser es infinito en sus posibilidades. Es un estímulo que provee una percepción interna sobre el futuro para quienes se han sentido atrapados y para alentarlos a examinar si esta enseñanza funciona también para ellos.

Evolución auto-guiada

Después de la importante transición de la consciencia animal a la humana la evolución se vuelve auto-guiada. Como humanos, hemos desarrollado auto-consciencia; hacemos nuestras propias elecciones en la vida. Para la mayoría de nosotros, esto ocurre mediante prueba y error.

En este punto, la quinta Joya de Sabiduría tiene un enorme valor inspirador, pues nos anima a la auto-motivación. Elegimos para nosotros mismos cuánta luz dejaremos brillar sobre los aspectos más nobles de nuestro ser. La ayuda teosófica a nuestros semejantes está en esta luz y no solo en la ayuda material. También tocamos algo más, algo mucho más real e imperecedero.

Si vemos a nuestros semejantes como seres en evolución que tienen el mismo núcleo y potenciales como todos los demás, entonces naturalmente nos acercaremos a ellos desde esa perspectiva. Apelaremos a ellos desde el nivel más elevado en ellos mismos y al hacer esto, estaremos también invocando ese nivel. El contacto con su propia naturaleza superior es su única herramienta para ayudarse a sí mismos continuamente. Sentirán que se les ha acercado a la esencia de su ser; sentirán la confianza que ustedes tienen en ellos así como en su desenvolvimiento. Sin embargo este contacto substancial de Humano a Humano es al principio solo ocasional y a menudo no dura más que los momentos de encuentro.

Libre albedrío

A veces podemos prestar ayuda a otras personas recordán­doles que ellos son realmente quienes hacen sus propias elecciones en la vida. Todos gozamos de libre albedrío. Esta es una llamada de atención para aquellos que se sienten como si fueran víctimas de las circunstancias. Esto ofrece espacio para todos. No tenemos que mentir cuando hemos caído porque todos estamos continuamente tratando de desarrollarnos. Lo cual resulta en un continuo estímulo para tratar de obtener lo mejor por nosotros mismos.

Cada ciclo se nos presenta con oportunidades

La quinta Joya también nos enseña que cada día, incluso cada hora nos ofrecen oportunidades únicas. El crecimiento interno ocurre de manera cíclica.

Este es un importante pensamiento de la Teosofía. De manera que uno pasa por ciclos grandes y pequeños: por ciclos diarios, ciclos de encarnaciones y ciclos mucho más grandes por los cuales pasa toda la humanidad. Cada ciclo tiene una característica particular y nos da la opor­tunidad de expresar ciertos aspectos en nosotros mismos. Podemos por ejemplo tomar las fases de nuestra juventud. Hasta llegar a los 7 años, desenvolvemos principalmente nuestras capacidades instintivas como nuestros sentidos y locomoción. Después de los 7 y hasta los 14 años aprox­imadamente, nos enfocamos en el intelecto. Y a partir de esa edad desarrollamos, tanto como seamos capaces de hacerlo en esta encarnación, nuestro idealismo y la urgencia de escoger nuestro propio sendero en la vida. Como señala Gottfried De Purucker: ‘hay una cosa que aprendí de joven y lo aprendí bien y ha sido uno de mis mejores amigos desde entonces. Es el hecho de que soy capaz de aprender de toda cosa y si paso un solo día en el cual no aumente mi almacén de sabiduría, sin que se acreciente y enriquezca mi vida interior, ese es un día de mi vida que he perdido’.(1)

Todos los grandes sabios nos han enseñado a que no sim­plemente soñemos en bellos ideales, sino que usemos las posibilidades de la hermandad práctica a cada hora de nuestra vida, las posibilidades que están a nuestro alcance ahora. El hecho es que esas oportunidades siempre se nos presentan.

Cada persona crea una atmósfera con sus pensamien­tos. Si tomamos la quinta Joya como punto de partida, crearemos una atmósfera que no solo nosotros sino otros experimentan como un estímulo al crecimiento espiritual.

Compasión por todos los seres vivientes

Gracias a la quinta joya reconocemos a un compañero de peregrinaje en cada ser, no importa en cuál peldaño de la Escala de Vida se encuentre. También en la brizna de hierba y en el gusano se oculta un centro espiritual inmortal, que está tratando de expresarse a sí mismo. Cada forma de vida es para los seres que a ella pertenecen, una escuela temporal pero necesaria.

Las consecuencias de esto son fabulosas para nuestras vidas. Un estudiante de Teosofía nos escribió lo siguiente: “desde que estoy estudiando Teosofía hace unos años, he comenzado a vivir más conscientemente. Por ejemplo, antes siempre ponía mi pie en todo insecto que veía porque me parecía bastante desagradable o porque le temía. Ahora que me he dado cuenta de que todo es uno y que sigue su propia evolución, dejo cada vez a más insectos que sigan su camino. Solamente continúo matando a los mosqui­tos, pero estoy tratando de atraparlos con un vaso para llevarlos afuera”.

En este punto nos gustaría hacer una pequeña retrospectiva al pasado. Cuando H.P. Blavatsky llamó la atención de nuevo sobre la Teosofía en 1875, mucha gente creía que los animales no tenían alma.

Esta idea la compartían tanto la religión como el dog­matismo científico. En aquellos primeros días una serie de teósofos dio un gran impulso a la protección de los animales. Y a pesar de que un sinnúmero de animales siguen siendo mantenidos en inhumanas, o en realidad in-animales condiciones, podemos ahora, 138 años después del impulso de H.P. Blavatsky, llegar a la conclusión de que casi todo ser humano pensante se da cuenta de que los animales son seres muy sensibles, seres conscientes. Esto nos da a nosotros los humanos una gran responsabilidad. Todos estamos en nuestro camino así como las plantas, animales, etc. Necesitamos dejar a los animales tomar su propio camino tanto como sea posible. Así que si solo se les alimenta para ser comidos y no llevan su vida como animal, interferimos profundamente en su evolución.

El crecimiento trae responsabilidad

A más conocimiento más responsabilidad. Quienes se ponen en contacto con la Teosofía y prueban personal­mente las consecuencias trascendentales que vienen cuando esta se aplica, a veces pueden sentirse abrumados y pensar ¿qué he comenzado? Algunas personas experimentan la Teosofía como si esta impusiera una cierta presión; una responsabilidad más grande.

Todo lo que ahora hemos aprendido ya no puede ser desestimado; ya no podemos decir que no lo sabíamos. Las cosas que supuestamente hacemos “mal”, ahora pesan más en nosotros. No culpamos a otros por hacerlas sino a nosotros mismos, por nuestra creciente comprensión. De alguna manera esto es un signo positivo. Básicamente estamos hablando aquí acerca de pruebas. Estas no nos son impuestas por otros, sino por nosotros mismos. En estos momentos de prueba, es bueno ver todos los lados de la situación.

Vemos entonces, por ejemplo, que nuestra vida y su propósito se han enriquecido mucho más mediante la Teosofía con más espacio para otras personas. Hemos despertado de un tipo egoísta de estado de sueño. Al apuntar más alto nuestras aspiraciones y al actuar desin­teresadamente, despertamos gradualmente las habilidades dentro de nosotros para llevar la Teosofía a la práctica. Luego llegaremos un día a la notable conclusión de que somos capaces de hacer cosas que apenas pensamos posible unos años antes.

Igualdad

La quinta joya, la evolución progresiva, se basa en este principio inspirador: la igualdad. Todos los seres son rayos o expresiones de la Vida Una e Infinita. Hay infinitos pasos en el desarrollo del Cosmos y cada ser siempre puede alca­nzar las etapas superiores de la evolución en el transcurso del tiempo. Es un asunto de desenvolvimiento en el tiempo.

A la luz de la Teosofía vemos lo absurdo de creernos la medida de todas las cosas y actuar en consecuencia. Menos desarrollado hasta ahora no significa “menos valioso”. Como afirma un Sutra budista: “El Bodhisattva debe tener el mismo respeto para todos los seres como lo tiene para el Tathagata [Buda]”.(2) O, en palabras más comunes en la escuela de la vida, uno no debe mirar a nadie hacia arriba o hacia abajo. Porque en la vida diaria no se puede esperar la misma sabiduría de un niño en primer grado que de un niño de sexto grado, ya que este niño se inició en el primer grado también.

Todas las Joyas de Sabiduría están estrechamente ligadas como aspectos de una ilimitada Verdad. El reconocimiento de todos los seres como compañeros de peregrinaje en el a menudo difícil sendero interno, nos conduce directamente a la sexta Joya de Sabiduría, — los dos senderos, que viene a continuación.

Referencias

G. de Purucker, Wind of the Spirit. Point Loma Publications, San Diego 1976, p. 1. Online: www.theosociety.org/pasadena/wind/ws-01.htm.

G. de Purucker, Esoteric Instructions 1, The Esoteric Path: its Nature and its Tests. Point Loma Publications, San Diego 1987, p. 81 (un fragmento del Mahāprajnāpāramitā).

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