La Medicina del Águila es el don de saber que eres importante a pesar de lo pequeño que eres. Es saber que cada paso que das, cada palabra que pronuncias, puede ser una expresión de amor y que esto sienta las bases para una nueva visión, una nueva forma de ser.
El chamán que ha adquirido la Medicina del Águila vive su vida con la perspectiva de los picos, los valles y la curvatura de la Tierra,
contemplando el panorama general, el contexto de los detalles de la vida. Se preocupa de las crisis que sufren sus hijos y de los retos que se enfrenta su comunidad, pero sabe que su tarea es mirar al horizonte y más allá, hacia donde se encuentran las oportunidades. Es como los antiguos, que miraban a lo lejos, donde la Tierra se unía con el cielo, y observaban las sutiles señales que les animaban a viajar en una dirección determinada, hacia un destino más allá de donde el ojo podía ver, un destino que el alma podía reconocer.La
promesa de la Medicina del Águila es la visión, liberarse de un enfoque
continuo en los problemas para abrirse a las posibilidades. Esto es muy difícil
de hacer, porque has sido entrenado desde el nacimiento para encontrar lo que
está mal, para detectar los defectos de los demás, los problemas con tus
circunstancias, o para notar una nota perdida en una sinfonía. Cuando te centras en lo que está mal, el universo te devolverá lo
que crees y lo que percibes, y vivirás rodeado de líos y obstáculos.
En
el fondo, muchos de nosotros creemos que si podemos arreglar nuestros
problemas, prevalecerá la perfección, lo que nos hará seguros y felices. El
sufrimiento forma parte de la condición humana: es valioso y puede ayudarnos a
aprender y evolucionar. La negación y la falsa seguridad de la positividad
tóxica no son lo que ninguno de nosotros necesita. Más allá de la esperanza
errónea de que el reloj puede dar marcha atrás y recuperar la antigua
normalidad, se esconde algo extraordinario para todos nosotros.
Habiendo
dominado el tiempo y saboreado la invisibilidad como resultado de hacer el
trabajo del Norte y del colibrí, el chamán entra en perfecto ayni con los tres
mundos: el mundo inferior, donde puede acceder a la sabiduría del pasado; el
mundo superior, donde puede relacionarse con los sabios del futuro que ofrecen
orientación para labrar un destino satisfactorio; y el mundo medio, donde es un
administrador de la Tierra y un guardián de la sabiduría.
El
don de la visión de águila consiste en ser capaz de ver el paisaje a kilómetros
de distancia y, al mismo tiempo, detectar al pequeño ratón que se escabulle
hacia su escondite, muy por debajo, y lanzarse hacia él con precisión,
realizando la acción perfecta en el momento perfecto. Toda la meditación y el
establecimiento de intenciones del mundo no pueden sustituir el hecho de estar
en ayni con los reinos visible e invisible. No puedes quedarte atrapado en los
problemas cotidianos ni sentarte en un cojín de meditación para siempre. Antes
de tomar forma en el vientre de tu madre, elegiste estar aquí, en este mundo,
participando en la vida en la Tierra y actuando como administrador y cuidador
del planeta y co-creador de nuestra realidad compartida.
No
necesitamos que todo el mundo acceda al don de la visión de águila si queremos
asegurarnos de que el destino de la humanidad en la tierra implique evolución
en lugar de extinción. Sólo necesitamos alcanzar un punto de inflexión
suficiente: un número amplio de personas que se transformen, evolucionen y
sueñen de nuevo, liberadas de las asfixiantes garras del destino.
En
este momento, y más que nunca, estamos llamados a crear una nueva visión, una
nueva realidad de la vida en la Tierra. ¿Responderás al llamado?
Alberto
Villoldo, extracto del libro The Wisdom Wheel: A Mythic
Journey through the Four Directions
La
Rueda de la Sabiduría: Un viaje mítico a través de las Cuatro Direcciones
Llegó perfecto y conduntente al. Corazón
ResponderEliminarGracias ♥
Eliminar