Llega un momento en la vida, de los que traemos en nuestro destino, en que buscamos contactar con alguna escuela o filosofía oculta, en que sentimos la necesidad de buscar algo superior que nos saque de la rutina del mundo físico y de los quehaceres cotidianos. Generalmente, antes de conectar con alguna escuela seria de ocultismo (si no se ha contactado ya en otra vida anterior) se suele conectar con religiones, movimientos, sociedades o asociaciones relacionadas con algunos conocimientos esotéricos pero también con el mundillo del espiritismo, de la magia negra, de los extraterrestres, del tarot o de la videncia entre otros. No es que sirvan para mucho respecto al desarrollo espiritual, pero sí valen a modo de experiencias y aprendizaje respecto a las mismas y sobre lo que puede ser verdadero o falso, útil o inútil para el desarrollo.
En
muchos de esos sitios les dirán que practiquen ciertos ejercicios que les
ayudarán a desarrollar poderes, videncias, salidas conscientes del cuerpo
físico, etc., pero en pocas les dirán a los aspirantes y buscadores que se
interesen por practicar los que verdaderamente ayudan al desarrollo espiritual.
Por ejemplo: la meditación, contemplación, concentración, oración,
autoobservación, retrospección, etc. Sin embargo, si tienen paciencia,
persistencia y discernimiento dentro de todas esas experiencias, tarde o temprano
sentirán la necesidad de buscar algo más elevado donde se pueda comprobar que
da resultados y que nuestra vida puede cambiar para mejor.
En
mis más de 40 años en el mundo del ocultismo he leído algún libro (aunque nunca
completo excepto los de la Fraternidad Rosacruz) de las diferentes escuelas más
o menos serias, de las que cualquier aspirante puede aprender y desarrollar en
algún grado su espiritualidad. También podría decir que en mis comienzos en el
mundo del ocultismo leía todo lo que me aconsejaban o lo que creía atractivo en
las librerías esotéricas, pero de esos libros saqué poco provecho en
conocimientos profundos y en espiritualidad hasta que cayó en mis manos el
Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel.
Fue
a principio de los años 80 cuando contacté con la Fraternidad Rosacruz y cuando
conocí el ejercicio de la Retrospección. Yo ya practicaba algunos otros como la
concentración (enfoque y control de la mente) la meditación o la oración; pero
la Retrospección me sorprendió y me hizo comprender su gran valor para esta
misma vida y respecto a las siguientes.
Los
estudiantes de la Fraternidad Rosacruz así como todo aquel que la conozca y la
practique o la haya practicado, sabe que lo que acabo de decir es cierto, sin
embargo, en la mayoría de los casos eso se queda como una “posibilidad” y no
como un hecho consumado. ¿Por qué digo esto? Pues porque, generalmente, se
comienza a practicar con muy buenos resultados y al cabo de un tiempo se deja
de hacer como debe de ser o, simplemente, no se hace. Entonces la Retrospección
deja de ser una gran ayuda para el aspirante espiritual.
Para
comprender mejor la ayuda de la Retrospección es necesario que quienes saben
poco de filosofía oculta sepan lo que ocurre después de la muerte del cuerpo
físico, y eso lo explicaré de una forma muy resumida a continuación.
Nosotros
estamos guardando en todo momento y de forma similar a una película que va
desde el nacimiento hasta la muerte todas las experiencias de las que somos
conscientes y parte, así como de todas nuestras expresiones o actos. En el
momento de la muerte, nada más abandonar el cuerpo físico, recopilamos esa
película para llevárnosla al Mundo de Deseos (mundo inmediato superior al
físico) donde se encuentran el Purgatorio y el Primer Cielo. En las regiones inferiores
de este mundo se encuentra el Purgatorio y es ahí donde seremos retenidos para
revisar lenta y progresivamente todo el mal que hayamos hecho o que haya
causado dolor a los demás para que tomemos conciencia de lo que no se debe
hacer gracias a sufrir nosotros lo que hicimos sufrir a ellos. Esto puede durar
aproximadamente un tercio de los años vividos en la Tierra.
Una
vez limpios de maldad y una vez borrados los “pecados” ascendemos al Primer
Cielo donde rememoraremos la parte que queda de la película y donde viviremos
la felicidad que causamos a otros y otros a nosotros por medio de las buenas
obras. Esto quedará grabado en la conciencia como algo que sí debemos
practicar. Después ascendemos al Mundo del Pensamiento para hacer otros
trabajos, pero eso ya no tiene tanta relación con la retrospección.
Lo
mismo que desde que muere el cuerpo físico hasta pasar al Mundo de Deseos se
debe guardar silencio y no tocar o molestar al muerto para que esa película
quede bien grabada para así poder extraer mejor la quinta esencia de las
experiencias, también en la Retrospección es imprescindible que se haga muy
consciente y atentamente para que tenga un verdadero efecto, tanto en nuestra
vida cotidiana como después de la muerte. La Retrospección fue dada por los
Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz como una herramienta de progreso
espiritual en la vida y en la muerte.
¿De
qué trata la Retrospección? La Retrospección fue ideada, principalmente, con la
intención de evitar en gran medida la estancia post-morten en el Purgatorio y
en el Primer Cielo. Lo que significa que trata de vivir aquí, cada noche, esos
dos estados antes de dormirnos. Pero, no se trata de revivir y revisar las
experiencias de cada día de una forma superficial, sino de revivirlas
exactamente como han sido incluyendo los aspectos sentimentales y de
pensamientos. Pongamos un ejemplo: si yo he discutido con alguien, cuando
llegue ese momento de la Retrospección, no me quedaré solamente con la imagen
de dicha discusión, sino que tendré que analizar lo que hice físicamente (si
nos pegamos); las cusas, los deseos, sentimientos y emociones; y la clase de
pensamientos que tuve contra la otra persona. Entonces, viendo todo así y sus
efectos sobre la otra persona (sintiendo lo que ella sintió) y sobre mí mismo
(mi violencia, si me sobrepasé, si me precipité, etc.) comprenderé mucho mejor
todo y podré tomar nota en mi conciencia de lo correcto o incorrecto de mi
actuación, del bien y del mal que hice, y del dolor ajeno.
Así que, en la Retrospección se aprende a valorar, a perdonar al prójimo, a perdonarnos a nosotros mismos, a aprobar o rechazar lo que hacemos, a arrepentirnos, a estar más pendientes de nosotros mismos, a ser sinceros e imparciales ante los hechos, a utilizar el discernimiento y la justicia, a disciplinarnos para no volver a caer en los mismos errores, a conocernos mejor, etc., etc., etc. Dice Max Heindel “Ha de ser comprendido que una revisión de las escenas del día no hecha en forma rutinaria o superficial, será de gran beneficio… es el sentimiento de remordimiento, de honda y sincera pena por lo que hemos hecho, lo que erradica las imágenes del átomo simiente dejándolo puro e inmaculado…”
Esto
significa que, como he dicho, debemos examinar con detenimiento y atención las
imágenes y hechos que hemos experimentado ese día. Si solo lo vemos de una
forma pasajera y no paramos a revivirlo de la manera más fidedigna posible,
esos errores y todo lo que deberíamos ver en el Purgatorio y en el Cielo,
seguirán en el átomo simiente donde se está grabando toda nuestra vida. Y si
esto es así, en nuestro estado post-morten (purgatorio y cielo) nos veremos
ante esos hechos de nuevo. ¿Qué significa esto? Pues que la Retrospección nos
da la oportunidad de borrar del átomo simiente las experiencias que queramos
siempre y cuando las revivamos como se reviven allá en el Mundo de Deseos.
Quizás
alguien piense que el Purgatorio no existe por el dolor que causa el mal que
hacemos y porque sería una tortura constante. Quien así piense tiene razón, en
parte, porque no es del todo cierto. En el Purgatorio vivimos una vida basada
en la que hemos vivido aquí de acuerdo al conocimiento adquirido y a la
grabación que hay en dicha película. Pero no toda esa vida purgatorial es un
continuo sufrimiento, a quien le guste pintar podrá pintar, a quien le guste
meditar o rezar se podrá ver en el lugar más maravilloso practicándolo, y así
con todo lo demás. Es decir tenemos una vida que, dependiendo de nuestro grado
de desarrollo espiritual, aunque sea purgatorial, puede ser a ratos feliz. Y
digo a ratos porque, de tiempo en tiempo, vendrá algún pasaje de la vida pasada
(de la película) donde hicimos mal, y tendremos que revivir el hecho sufriendo
el dolor que causamos a otros. Y cuando el sufrimiento deje su huella en la
conciencia como algo que no se debe hacer, entonces volveremos a la vida
purgatorial rutinaria que queramos tener. Evidentemente, los aspirantes
espirituales que buscan la elevación moral, intelectual y espiritual no
perderán el tiempo intentando revivir el aspecto personal y material de su vida
pasada, sino que buscarán algo donde entretenerse de manera tal que puedan
aprender o aprovechar su estancia allí.
El
motivo por el que el sufrimiento allí no es continuo es porque, como el niño
malo que se le castiga todos los días impidiéndole ciertas cosas, termina por
acostumbrarse y llega el momento en que el castigo no le afecta. Así que, de
forma similar, en la Retrospección, es la perfecta revisión y observación de
los hechos del día y el arrepentimiento sincero que cause el dolor adecuado, el
que borra la experiencia del átomo simiente. Si resulta que en cada error no
visto con imparcialidad, además, encontramos disculpas para no avergonzarnos y
arrepentirnos y, como consecuencia, no admitimos nuestros errores, de poco
servirá la Retrospección. Hay que persistir en la visualización de los errores
para ver qué sentimos, qué intenciones teníamos, y qué pensábamos para que
pueda haber un correcto juicio y crítica o admiración y felicitación.
Esto
tiene otra gran ventaja, generalmente, cuando la Retrospección se hace
correctamente, nuestra conciencia queda tranquila respecto a los errores
revisados y ya dejan de martirizarnos como a veces pasa en la propia vida. Pero
en sentido contrario, si no hacemos la Retrospección de un hecho grave o
contrario al desarrollo espiritual un día, es muy probable que la próxima vez
que se repitan los hechos volvamos a caer en lo mismo por no haberlo trabajado
en la Retrospección. Es más, hay personas que cuando llegan a un determinado
hecho grave en su Retrospección evitan revisarlo por vergüenza, porque son
incapaces de transmutar su odio en amor, porque simplemente porque no quieren,
o porque ya la hacen de mala gana sin pensar en su progreso espiritual. No a
todos los aspirantes espirituales les apetece martirizarse mental y
emocionalmente, y entonces declinan o frustran el propósito de la
Retrospección. Pero, repito, así no se consigue nada porque en su estado
post-moren, en el Purgatorio, tendrán que hacerlo. Llegando entonces a la
conclusión de que han perdido un hermoso tiempo de su vida que podían haberlo
aprovechado para transformarse como persona y haber hecho mucho bien al
prójimo.
Tengamos
en cuenta que con cada Retrospección grabamos o recalcamos en la conciencia (la
que nos advierte para que no hagamos mal o nos regaña cuando lo hemos hecho) lo
que es correcto y lo que no, y eso junto al sufrimiento voluntario, nos va
haciendo mejores personas. Si pasamos lo dicho a lo que ocurre en el Primer
Cielo, veremos que con cada observación del bien que hacemos y el sentimiento
de felicidad de cuando nos hacen algo bueno, queda también grabado en la
conciencia como algo bello y elevado que está de acuerdo con las Leyes Divinas;
lo que se traducirá en “impulso para hacer el bien y de agradecimiento a los
demás”. Y si alguien se pregunta que por qué hacer la Retrospección de los
hechos buenos, diré que de lo que se trata es de estar el menor tiempo posible
en el Mundo de Deseos y estar todo lo posible en el del Pensamiento que es
donde aprendemos a ser creadores de todo lo relacionado con nuestra evolución
aquí en la Tierra.
Una
correcta Retrospección nos ayuda a relajar el cuerpo antes de comenzar, nos
enseña a controlar y concentrar la mente, nos hace conscientes del valor de
saber discernir y de la devoción a la Verdad y a la Justicia, nos enseña a
saber utilizar la Ley de Consecuencia, aprendemos a armonizar nuestros cuerpos
y nuestra mente, progresamos aceleradamente en el sendero espiritual,
desenvolvemos los poderes del Espíritu y evitamos tiempo en la estancia en el
Mundo de Deseos después de la muerte.
Por
lo tanto, acuéstese, relájese y comience por visualizar momento a momento lo
que ha hecho desde ese momento hasta que se levantó (en orden inverso como se
hace en el Mundo de Deseos) párese cuando observe algo importante, bueno o
malo, y analícelo para revivir los hechos y ponerse en lugar de las otras
personas, tanto si ha hecho bien como si ha hecho mal pero, sobre todo, reviva
interiormente lo que sintió. Sufra lo que crea que pudo sufrir la otra persona
dañada o sienta la felicidad que puede haber sentido quien ha recibido su
ayuda, consuelo, etc. en la forma que sea. Y así sucesivamente hasta llegar a
la mañana. Propóngase no volver a caer en el futuro y esté atento cada día a lo
que hace para no repetirlo. Esto puede transformar totalmente su personalidad,
(forma de pensar, de actuar, deseos, sentimientos y pensamientos) y si transforma
su personalidad cambiará su destino futuro con mayores oportunidades de
progreso espiritual e incluso material.
Francisco
Nieto
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