Estamos tan lejos del verdadero Amor que nos afecta muy poco el hecho de saber que infinidad de hermanos nuestros sufren y no conocen la felicidad, por tanto, no nos engañemos, es que no conocemos el Amor. El Amor es un Poder de Dios capaz de alcanzar cualquier meta pero hasta que no le desarrollemos como se desarrolla un músculo y lo ejerzamos de corazón no dejará de ser un concepto. No basta con ser capaz de amar sino que hay que hacerlo correctamente; si somos amados por Dios y por sus jerarquías, debemos amar, no queda otro camino. Lo único que aumenta a la vez que se da es el Amor, y lo único que nos hace felices tanto si amamos como si nos aman también es el amor; además, cuando damos Amor siempre recibimos alguna contra-prestación divina y hace que el mismo Amor que damos vuelva a nosotros. Lo mismo que la actividad de nuestro cuerpo físico produce calor, así la actividad del Amor produce calor del Alma en nosotros para que vibre allá donde vayamos. Está bien sentir compasión por quienes necesitan ayuda y sufren, pero más importante es ponerse en su lugar y sentir su dolor sin buscar culpables, eso es caridad y la caridad es Amor. Por consiguiente, ¿cómo se puede dejar de amar a nuestro prójimo si ―como debería ser― somos conscientes de que nosotros mismos necesitamos Amor?, ¿qué derecho creemos tener para querer que nos amen si nosotros no amamos?
Dios no
tiene preferencias ni es indiscriminado o personal, por eso el Amor es de esa
misma naturaleza y por eso se nos dice que seamos como Dios para que nuestro
amor llegue a todo ser viviente sin ninguna clase de distinción. El Sol alumbra
y calienta a todos por igual; los pájaros cantan sin hacer distinciones en si
cantar para las personas buenas o malas y la lluvia beneficia a todos los seres
por igual. Por consiguiente, ¿por qué tenemos que hacer nosotros distinciones
en cuanto a manifestar amor allá donde nos encontremos o hacia unos u otros? Y,
aún más ¿por qué la mayoría de las veces damos algo que decimos que es amor y
lo hacemos, directa o indirectamente, para recoger algo a cambio? El amor es
gratuito y lo debemos dar de igual forma, sin embargo, aunque queramos hacer
que nazca por la fuerza en los demás, no podemos porque nada se debe imponer
sobre ellos aunque sea con las mejores intenciones. La solución al problema de
que se quiera cambiar a alguna persona que consideramos “mala” no está en ellos
sino en nosotros. Esto es, sólo hay que verlos como ignorantes, inconscientes o
con una baja escala de valores en vez de verlos como malvados o pecadores; de
ahí la famosa y autentica frase de “Padre, perdónales porque no saben lo que
hacen”. Hay que disfrutar dando Amor como da una flor su perfume sin saber
quién se va a beneficiar de él y sin tener en cuenta si eso tiene mucho o poco
mérito.
El Amor se
manifiesta libre y plenamente sin tener en cuenta nada que pueda causar
separación, por eso, cuando nos damos a nosotros mismos sin límites ni
distinciones, es cuando manifestamos Amor. En el Amor no cabe la dualidad, es
un estado elevado de conciencia que causa felicidad y paz en nosotros cuando
tenemos afinidad con el Alma; es un gozo profundo en la comprensión de que Amor
es Dios; es un bien inagotable que ilumina y despierta a la vida de Dios; y es
lo mejor que podemos manifestar puesto que lo tenemos en nuestro interior y
procede de Dios. El Amor es eterno o infinito porque no nace ni tiene fin, de
hecho, sabemos cuál es su concepto pero no le podemos coger ni encerrar en
ningún sitio; solamente podemos conocerlo, sentirlo y manifestarlo. Nuestra
actitud debería ser siempre la de amar sin límites porque cuando se hace todo
con Amor sabemos que estamos haciendo algo puro y natural que entra en los
planes de Dios. El amor no mengua, por eso deberíamos expresar el Amor de Dios
en nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y obras; de esa forma sabemos
que ni engañamos a nadie ni a nosotros mismos.
Podríamos
definir al Amor como la virtud divina que contiene a todas las demás virtudes
ya que, cuando alguien lo vive y manifiesta se siente estimulado para
practicarlas todas. Hay quien define al Amor como un deseo intenso para unirse
a Dios y para elevarse a los mundos espirituales, sin embargo y aunque suena
bien, ese concepto es algo egoísta porque, además, el Amor debe ir unido a la
voluntad y a la sabiduría. La unión con Dios se debe desear para fortalecernos
en el Amor y para ser mejor instrumento en Su Obra y no para nada personal. Es
más, no se puede llegar a Dios si no se ha desarrollado en cierto modo el Amor,
y para desarrollar el Amor hay que ser servidor de la humanidad y saber estar
alerta para no hacer mal a nadie y para aprovechar cualquier oportunidad de
auxiliar al prójimo. El aspirante espiritual que está activo en el “Sendero de
Perfección” no vive para él sino que él se entrega a la humanidad, se debe
considerar una herramienta de Dios y no mostrar nunca lo contrario al Amor.
No quisiera
terminar este artículo sin antes exponer una pequeña parte del maravilloso
“Servicio Devocional del Templo” de la Fraternidad Rosacruz Max Heindel donde
podemos leer:
El amor es
paciente y amable; no es envidioso; no se jacta ni se engríe; no es indecente
ni egoísta; no es susceptible ni mal pensado; no simpatiza con la injusticia
sino con la verdad. Siempre disculpa; siempre confía; siempre espera; todo lo
soporta. El amor es inagotable.”
Francisco
Nieto
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