Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
Es naturaleza humana querer controlar las cosas. Dedicamos mucho tiempo a
intentar supervisar cada aspecto de nuestra vida: nuestro entorno, nuestras
relaciones, nuestras carreras e incluso lo que las personas piensan de
nosotros. La verdad es que no podemos controlarlo todo y, cuanto más lo
intentamos, más ansiedad y estrés genera. La gran paradoja en esto es que,
cuanto más entregamos el control, más fácil se vuelven las cosas y más nos
abrimos a un futuro satisfactorio.
He aquí tres consejos para desprenderte del control:
1. Concéntrate menos en el
resultado y más en el proceso.
La vida se desarrolla de
maneras inesperadas. Lógicamente, sabemos que no podemos controlar todo
siempre, pero esto no impide que sigamos tratando de hacerlo. Entregar el
control no significa entregar tu autonomía, sino más bien deshacerte del apego
a un resultado en particular. Significa ajustarse positivamente a sucesos
inesperados, ser flexibles, mantener un sentido del humor y conservar nuestra
certeza en que la vida transcurre a nuestro favor y no en nuestra contra.
Nuestro apego a cómo
“deberían” ser las cosas nos impide tener la vida que en realidad estamos
destinados a tener. La única manera en que podemos aprender cosas nuevas y
crecer es desprendiéndonos de esos apegos. Dedica tu energía y esfuerzos a las
cosas que te importan, pero comprende que todo consiste en el aprendizaje a lo
largo del camino. Concéntrate en invertir tu energía en lo que está bajo tu
control y en reaccionar de maneras que favorezcan tu crecimiento cuando las
cosas no marchan según tus planes. El resultado y la manera en que se perciben
las cosas son irrelevantes si estás invirtiendo tu energía en el lugar
correcto.
2. Considera tu vida como una
alianza con el Creador.
Solemos creer que tenemos toda
la responsabilidad de que las cosas ocurran en la vida. Tenemos el miedo de que
nada avance si no estamos controlando cada aspecto de nuestra vida. En
realidad, la Luz del Creador está fluyendo todo el tiempo y nosotros tan solo
tenemos que conectarnos a ella. Nuestro propósito no es forzar las cosas para
que ocurran, sino más bien subirnos a la ola de energía.
Trabaja en hacer esto un modo
de vida. Cada vez que estés por hacer algo importante, di: “No quiero ser la
única fuerza que cree esto. Quiero conectarme con la Luz del Creador. ¿Qué
quiere el Creador que yo comparta?”. Ten presente que esta energía existe para
apoyarte en tu viaje y que tienes el poder de acceder a ella.
3. Ábrete a la posibilidad de
que hay bendiciones ilimitadas esperando por ti.
Demasiadas personas creen que
no les esperan grandes cosas en esta vida o que las circunstancias no pueden
mejorar. Esta es una de las maneras más grandes en que nos estancamos en la
vida. En realidad, hay bendiciones ilimitadas esperándote en la puerta de casa.
El día de mañana puede ser mucho mejor en demasiados niveles.
Si no crees que hay
bendiciones a tu disposición, ese es el primer lugar donde comenzar. Nada
cambiará a menos que tus pensamientos cambien. Empieza abriéndote a la
posibilidad de que hay alegría y bondad ilimitadas esperándote. Solo con esa
conciencia podrás descubrir el gran futuro que estás destinado a tener.
Entregarse es una palabra que
da miedo, pero eso no significa que debamos desistir de las cosas que nos
importan. Significa acoger los procesos de la vida y desprendernos de los
apegos que nos ralentizan. Consiste en comprender que el futuro es incierto y
en ponernos en manos del Creador. Cuando experimentas la entrega, encuentras
una paz que nunca habías conocido antes y que te hace indetenible en la
búsqueda de tus sueños.
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