El primer versículo en la porción de Bemidbar dice que el Creador habló a Moshé en el desierto del Sinaí. Y dado que sabemos que todas las palabras en la Torá fueron incluidas por una razón, hay algo interesante que investigar aquí. Está claro hasta en la lectura más superficial de esta porción que los israelitas seguían en el desierto; por consiguiente, es obvio que cuando el Creador le habló a Moshé fue en el desierto. Entonces, ¿por qué la Torá considera necesario informarnos dónde estaba Moshé físicamente mientras el Creador hablaba con él? ¿Qué lección hemos de aprender?
"¿Qué lección hemos de
aprender?"
Rav Yaakov ben Asher, en su
comentario Baal HaTurim, habla al respecto mientras cita al Midrash; dice que a
menos que una persona se libere y esté abierta a todos, al igual que un
desierto, no hay manera de que pueda ser espiritual u obtener verdadera
sabiduría espiritual, que es la esencia de la Torá. Así como cualquiera puede
entrar y salir del desierto y hacer lo que le plazca, de la misma manera se
debe ser si se busca alcanzar este nivel.
El Midrash usa un
término, hefker, que no tiene una verdadera traducción en
español, pero que básicamente denota algo o alguien que es completamente libre
y abierto a hacer cualquier cosa que se desee, algo o alguien que no tiene
dueño ni custodio; como un desierto. Por lo tanto, esta lección es importante:
la Torá en realidad nos está diciendo que hay un prerrequisito que, hasta no
cumplirlo, nos impedirá obtener un verdadero crecimiento espiritual o una
conexión con el Creador. Debemos estar sin ego, sin preocuparnos si alguien nos
hizo o no nos hizo algo, no enojarnos con otra persona porque no hizo lo que
queríamos, ya que somos hefker, como el desierto.
"Es una tarea que
necesitamos asumir si queremos crecer"
La idea de ser como el
desierto abarca casi todas las facetas de nuestra vida, y la verdad es que es
una labor bastante intimidante. Desde el momento que nacemos y a lo largo de nuestra
vida, nuestra naturaleza es exactamente opuesta a la de un desierto. Protegemos
ferozmente todo lo que es nuestro o lo que creemos que debería ser nuestro.
Sentimos la necesidad de contraatacar a cualquiera que de alguna manera
interfiera en lo que creemos que es nuestro territorio. Pero a pesar de la
naturaleza imponente de la labor de ser como un desierto, la Torá nos dice que
sin esta transformación no podemos conectarnos verdaderamente con la Luz del
Creador.
Es una tarea que necesitamos
asumir si queremos crecer espiritualmente y conectarnos con la Luz del Creador.
No obstante, es importante
recordar que no se espera que nos transformemos en hefker de
la noche a la mañana. Más bien lo que se espera de nosotros es que, con
regularidad, hagamos lo necesario para provocar esta transformación. Es un
proceso largo, para el cual nos han dado toda una vida a fin de completarlo, y
con la ayuda de la porción de Bemidbar podemos dar los primeros pasos para
iniciar esa transformación. Siempre y cuando estemos transformándonos
constantemente, podremos conectarnos con la Luz del Creador; no podremos
conectarnos con la Luz solo al no hacer ningún esfuerzo en desarrollar esta
cualidad de ser como un desierto.
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