La porción de Emor comienza con el Creador diciéndole a Moshé: “Habla con
los cohanim, los sacerdotes, los hijos de Aharón, y has de
decirles…”. Hay una repetición del concepto de hablar con los hijos de Aharón.
Los comentaristas preguntan: ¿por qué el Creador le dice a Moshé que hable una
vez y después que hable de nuevo? Hay un Midrash que dice que cuando el Creador
habla con los ángeles solo necesita decirles una vez lo que deben hacer, y
entonces lo hacen. Pero a la humanidad, que vive en este mundo y como
consecuencia tiene una inclinación negativa, hay que decirle las cosas dos
veces y, con suerte, entonces puede escuchar y hacerlas.
"En los asuntos espirituales nunca hay carencia."
Por tanto,
Emor comienza con una repetición en la que el Creador le dice a Moshé: “Habla
con ellos y habla con ellos nuevamente”, y queremos entender qué está diciendo
el Midrash aquí. La enseñanza básica es que el Creador le dice a Moshé que a
los ángeles puedes decirles las cosas una vez y lo harán, pero si les dices a
los humanos las cosas dos veces, solo entonces hay una posibilidad de que
escuchen. Pero ¿por qué dos veces? Si bien parece un número arbitrario, sabemos
que nada en la Torá es arbitrario. Por ende, para que podamos entender cuál es
el secreto de estos dos niveles de habla tenemos que llegar a un nuevo
entendimiento de quiénes somos.
Hay una
sección del Benéi Yisajar, el Rav Tzvi Elimélej de Dinov, en su libro Igra
de Cala al HaTorá, en el que dice que el alma que cada uno recibe del
Creador antes de que vengamos a este mundo proviene de un lugar llamado la
Shejiná, el Mundo de las Almas. Y tal como Rav Áshlag suele repetir en Las
Diez Emanaciones Luminosas: en los asuntos espirituales nunca hay carencia.
Por ejemplo, en el mundo físico tenemos una taza y si la entregamos a alguien
más, esa persona tiene ahora la taza y nosotros no; pero en el mundo espiritual
esa realidad no existe. En el mundo espiritual no hay desaparición, si una Luz
o energía existió en un lugar y un momento determinados, existe allí para
siempre; y si se ha compartido Luz, significa que existe tanto en el lugar que
estaba originalmente como en su lugar de destino.
"El
alma superior permanece perfecta todo el tiempo."
Lo mismo
ocurre con nuestras almas. Nuestras almas provienen del mundo llamado Shejiná
(o el Clal Israel, la congregación de todas las almas) y residen
eternamente allí, así que incluso después de que nuestra alma descienda a este
mundo, sigue viviendo y existiendo en el reino celestial. Desafortunadamente,
solemos cometer el error de pensar que nuestra alma solamente existe en este
mundo, pero eso no es verdad, porque nuestra alma tiene dos mitades: la mitad
que reside en el Mundo Superior y la mitad que es enviada con el cuerpo. De
hecho, nuestra alma tiene 248 partes del cuerpo así como nuestro cuerpo físico
tiene 248 partes.
Espero que
esta enseñanza cambie nuestra visión de lo que solemos creer que es nuestro
trabajo espiritual. Porque una vez que entendamos que tenemos dos partes de
nuestra alma —el alma superior que permanece perfecta todo el tiempo, y el
alma inferior que está en nuestro cuerpo— tendremos una nueva forma de
considerar nuestro trabajo espiritual. El propósito de nuestro trabajo
espiritual es que cada acción espiritual y acción de conexión que realicemos
permita que nuestra alma superior y perfecta irradie sobre nuestra alma
inferior, al alma que está en el cuerpo físico. Por lo tanto, el propósito
definitivo de nuestro trabajo espiritual es que la totalidad de nuestra alma
superior brille sobre nuestra alma inferior y que ambas se vuelvan una.
Por ejemplo,
en el momento de la atadura de Yitsjak, cuando Avraham alcanzó el propósito
definitivo de su vida, está escrito que el Creador llamó a Avraham y dijo su
nombre dos veces; el Zóhar explica que ese es el secreto de este versículo.
Dado que Avraham alcanzó la perfección de su alma en ese momento, no fue que el
Creador le envió una gran Luz, sino que su propia alma perfecta pudo unificarse
completamente con su alma inferior. Él creó una conexión perfecta entre su alma
superior y su alma inferior y, por consiguiente, alcanzó el propósito por el
que vino a este mundo. Y esa es la meta que cada uno de nosotros debe alcanzar:
hacer que nuestra alma superior brille sobre nuestra alma inferior a través de
nuestro trabajo espiritual.
Por otra
parte, si una persona realiza acciones del Deseo de Recibir para Sí Mismo, crea
una barrera entre su alma superior y su alma inferior. Por lo tanto, lo que
desafortunadamente sucede es que reduce sus conexiones y su trabajo espiritual.
Cuando actúa conforme a su Deseo de Recibir para Sí Mismo, causa una separación
entre su alma superior y su alma inferior, y como resultado no recibe las
bendiciones ni la Luz que provienen de esa conexión con nuestra alma superior.
Así que
ahora tenemos una forma nueva de ver nuestro trabajo espiritual. Por un lado,
está el alma superior, el alma perfecta que existe en ese mundo llamado
congregación del almas, también llamado Shejiná, y luego está
la parte inferior del alma que desciende con el cuerpo. En cualquier acción
espiritual que hagamos, si nuestra conciencia puede ser que a través de esa
acción podamos despertar una conexión más fuerte entre el alma superior y el
alma inferior que está en nuestro cuerpo, podremos unificar ambas partes del
alma y esto nos permitirá atraer más la Luz y las bendiciones que estamos
destinados a tener en este mundo.
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