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17 de mayo de 2020

Seguridad interna y reforzar nuestro sistema inmunológico con amor: Parte 1


por Joe Dispenza
https://drjoedispenza.com

El papel del sistema nervioso autónomo (que significa "automático") consiste en regular de forma automática nuestra fisiología, enviando varias señales químicas y eléctricas a diferentes partes del cuerpo. Todas estas vastas funciones biológicas que crean equilibrio interno y homeostasis tienen lugar sin que seamos conscientes de ellas.
Debido a que estas acciones biológicas no están reguladas por nuestra mente consciente, tiene sentido pensar que es nuestra mente subconsciente (la mente que actúa bajo la mente consciente) quien se encarga de ello. Multitud de funciones relacionadas con la salud — como la secreción hormonal, los niveles de azúcar en la sangre, la temperatura corporal, la digestión, la función inmunológica, etc. — se encuentran bajo el control del sistema nervioso autónomo.
Pero, vayamos un paso más allá. El sistema nervioso autónomo se divide en dos secciones  diseñadas para proteger el cuerpo: el sistema nervioso simpático y el parasimpático.


El incidente desencadenante
Cuando surge una circunstancia potencialmente peligrosa o dañina en el mundo exterior, el sistema nervioso simpático nos ayuda a lidiar con la amenaza (que percibimos y / o interpretamos a través de nuestros sentidos), movilizando enormes cantidades de energía para correr, luchar u ocultarnos de esa amenaza o peligro inminente.
Podemos imaginar el sistema nervioso simpático como un pedal diseñado para la aceleración. Este tipo de movilización de energía hace que el cuerpo salga de su equilibrio habitual para poder lidiar con la amenaza. Todos los organismos emplean esta técnica de supervivencia a corto plazo pero, como ahora sabemos, permanecer en este estado alterado pone al cuerpo bajo estrés y coacción, y con el tiempo puede provocar enfermedades. Si vivimos en estado de alarma constante y movilizamos toda nuestra energía y recursos de cara al mundo exterior, tiene sentido que el interior de nuestro cuerpo se vea comprometido.

La respuesta
 Si el sistema nervioso simpático es el acelerador, imagina el sistema parasimpático como el freno. Cuando nos sentimos seguros en nuestro entorno, la respuesta parasimpática nos ayuda a disminuir la velocidad y relajarnos, de manera que podamos usar nuestra energía interna para metabolizar, asimilar, digerir, excretar, reproducir, etc. En otras palabras, el sistema nervioso parasimpático realiza funciones metabólicas que permiten el crecimiento y la reparación del interior del cuerpo. Mientras que la respuesta simpática se enfrenta a grandes amenazas externas como depredadores, incendios, traumatismos o tormentas, la respuesta parasimpática se ocupa de microbios, virus, mohos, células cancerosas mutantes y otros factores del interior del cuerpo. Uno de los principales “líderes” de ese departamento es el sistema inmune. 

Tropas terrestres
Por un momento, imagina un ejército que se dispersa. Si se dispersa la mayor parte de un ejército en guerra, por ejemplo, desplazándose hacia el frente occidental, el frente oriental se vuelve vulnerable porque la estrategia inicial de defensa ha disminuido. Lo mismo ocurre con el entorno interno de nuestro cuerpo.
Si todos los recursos del cuerpo se utilizan para resolver una emergencia del exterior, tiene sentido que nuestro interior no disponga de energía suficiente para producir glóbulos blancos (que son el ejército interno ideado para combatir infecciones y otras enfermedades), o para permitirles funcionar correctamente.
Con el tiempo, debido a que el cuerpo está en continuo estado de emergencia, el sistema inmunitario, el sistema digestivo y el cardiovascular funcionan bajo mínimos, porque la energía requerida para mantener su eficacia óptima se está dispersando a otras partes del cuerpo. En otras palabras, el cuerpo está ahorrando energía, lo que hace que la respuesta de las células inmunes sea menor. Esta redistribución de energía también altera el flujo sanguíneo al cerebro y al corazón de la persona.
A medida que el flujo sanguíneo disminuye, la energía abandona al corazón y al cerebro para atender el centro suprarrenal. Ahora la persona está en estado continuo de alerta máxima, y más en contacto con su naturaleza animal que con su naturaleza divina.

Fuerzas especiales de élite
 El sistema interno de protección del cuerpo, el sistema inmunitario, tiene glóbulos blancos específicos llamados células T, o células T auxiliares. Estas células son las fuerzas especiales de élite del sistema inmunitario, y cada célula T está armada con receptores. Las células T tienen forma de esfera y sus receptores parecen pequeñas trompetas que se proyectan hacia afuera.
Cuando se detecta un enemigo extraño, ya sea bacterias, virus, moho, células cancerosas, etc., las células T atacan a los invasores. Lo hacen usando sus receptores para conectarse con la bacteria o el virus y liberar inmunoglobulinas (anticuerpos), que debilitan y descomponen la entidad extraña. Tu cuerpo hace esto todo el tiempo; de hecho, lo está haciendo mientras lees estas líneas -atacando incluso a las células cancerosas.

La batalla interior
 Todo esto significa que, cuanto más fuerte sea nuestro sistema inmunológico y más energía tenga, más se activarán esas células T para atacar virus o agentes extraños, antes de que el virus o la bacteria pueda usar sus receptores para atacar a la célula T. Por consiguiente, dentro de tu cuerpo se libran mini batallas en todo momento. 
Cuando las células T están sanas y funcionan correctamente, liberan proteínas (los componentes básicos de la vida) llamadas inmunoglobulinas, que son proteínas con forma de “Y”. Su función es bloquear el ataque de cualquier bacteria, virus, etc. Con la excepción de los glóbulos rojos, todas las células producen proteínas.
Para que una célula produzca una proteína, un gen debe ser señalizado y regulado desde el exterior de la célula. Una vez que la célula recibe la señal correcta, produce una proteína saludable. En el caso de las células T, si el cuerpo vuelve al equilibrio químico, las células comienzan a producir inmunoglobulinas saludables. Así es como ganan los buenos. 
El cuerpo está aprovechando todos sus recursos hasta que esa proteína se activa por una señal de alarma desde fuera de la célula (que activa el sistema simpático, por ejemplo, para crear miedo). Entonces, básicamente, el cuerpo tiene que robarle a Peter para poder pagar a Paul. Del mismo modo, si toda la energía se dirige a afrontar alguna amenaza o peligro del mundo exterior, no habrá suficiente energía en nuestro mundo interior para proyectos de reconstrucción a largo plazo. Si un huracán se aproxima a nuestro hogar, no es momento de remodelar el baño. El cuerpo funciona de la misma manera.
Como tenemos que reservar todos nuestros recursos para combatir la amenaza externa, los receptores de las células T dejan de producir inmunoglobulinas, y esto hace que seamos vulnerables a agentes extraños. Así  funciona el estrés y  es como hace que las personas enfermen.
Si de este modo empieza la guerra, permanece atento a la Parte II, cuando intervengan las fuerzas de paz y los diplomáticos.

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Traducción: Rosa García
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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