Conferencia de Vicente Beltrán Anglada en Barcelona
Vicente.― Vamos a continuar discutiendo el tema
tan importante y trascendente como es el que se refiere a la muerte.
Naturalmente, que cuando hablo de la muerte le doy un sentido trascendente de
vida, por lo cual, todo el enfoque mental que hasta aquí ha sido adjudicado al
tema de la muerte tendrá que sufrir profundas modificaciones. En primer lugar,
porque hay que desechar de una vez para todas las ideas y los conceptos
mediante los cuales la muerte se convierte en una figura pavorosa que causa
terror y a veces desesperación. La enseñanza
religiosa de los últimos siglos
acerca de la muerte ha llenado de terror los corazones de los hombres, en virtud
de esto, la muerte ha sido considerada como una aniquilación y no como lo que
realmente es: uunnaa lliibbeerraacciióónn. Está involucrada en todo este
proceso la vida del Alma que es inmortal, por lo tanto, ya de base, vamos a
sentar la premisa de que la muerte es una liberación del Alma y que lo único
que desaparece es la materia, es decir, la forma de la materia, porque la
materia por su propia cualidad tiende a volver al depósito de unidades
expectantes que llamamos el espíritu de la tierra, todo vuelve a la tierra,
“polvo eres y en polvo te convertirás”, que significa la condición de que todo
lo que es materia va a la materia y que todo lo que es espíritu tiende al
espíritu, es decir, aquello que tan bien definió Cristo cuando decía: “Dadle a
Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, otorgando aquí una
importancia a esta distinción que existe entre el espíritu y la materia, y
también entre la intermediaria celeste, entre el espíritu y la materia, que es
el Alma que todos conocemos.
Evidentemente, si bien el mundo ha dado grandes pasos
en el sentido técnico, científico de la vida, ha perdido, no obstante, la
gloria del vivir creador, porque todo cuanto el hombre ha aprendido a través
del tiempo, lo único que ha sabido asimilar durante el período que va desde su
nacimiento hasta la muerte son teorías acerca de este punto fundamental de la
muerte. Teorías basadas en el temor, en la desesperación, en la inquietud, y
esto ha creado más víctimas en la Tierra que la propia muerte. El hecho de que
la persona esté pendiente de la muerte obliga a la mente a reestructurarse de
una manera diferente a tal como lo tiene dispuesto el Creador, es decir, que la
vida debe ser una constante liberación; liberación mental, liberación
emocional, liberación física, es decir, aquello que técnicamente llamamos: La
Ley de Restitución. La Ley de Restitución es cósmica, no tiene sólo que ver con
la humanidad o con los reinos inferiores de la naturaleza, es un hecho en la
naturaleza, en el cosmos, y cuando muere un universo, automáticamente surgen
otros del espacio, es decir, que es volver a surgir del éter y re-volver al
éter, de esta manera, es un toma y daca la Ley de la evolución, siendo cada vez
más enaltecida la conciencia y cada vez más sublime la forma donde la vida
tiene que manifestarse.
Hay que distinguir, también, que si bien tenemos
técnicas para nacer —existen infinitas aportaciones científicas al respecto—,
no existe una técnica definida para preparar el individuo para la muerte. De
esta manera, la muerte siempre es un punto negativo dentro de la conciencia del
hombre. Jamás puede decirse que el hombre comprende exactamente la virtualidad
del proceso de vivir. De esta manera, siempre está embargado de temores, de
inquietudes, de desazones, está constantemente muriendo en la vida siendo al
contrario de lo dispuesto por el Creador, que debe estar viviendo aún dentro de
la propia muerte, en el caso de la idea de la propia muerte, tal como ha sido
bien dada por todas las religiones casi en su entero. Porque al terminar la
vida ¿qué es lo que hay? No hay explicaciones científicas que puedan respaldar
ciertas ideas de tipo religioso basadas en la muerte, por ejemplo, al Cristo
nunca se le presenta como resurrección y como vida sino como a un hombre
clavado en la cruz, eso demuestra que la propia religión que tendría que hablar
de vida, está hablando de muerte, pero no en un sentido positivo sino en un
sentido negativo, en un sentido despiadado y cruel para las conciencias de los
hombres, y seguramente que habrá un canon preparado para toda esta
mistificación del proceso, de este ocultamiento solapado de las verdades
eternas, porque al final de la vida solamente quedan como opciones una
eternidad de gloria o una eternidad de desesperación. Clama la justicia del cielo.
Por tanto, en la Nueva Era, donde la presentación de la verdad debe ser lisa y
llana, simple, con toda la simplicidad de nuestra mente coherente, habrá que
hacer un énfasis especial sobre la vida que triunfa de la muerte, que está más
allá de la muerte, que es la liberación del Alma, que no es la negatividad ni
tampoco la aniquilación, que es el vivir más allá del tiempo y del espacio,
hasta aquel momento en que espacio y tiempo se convierten en los aliados del
Alma, controlados por el Alma, y resucitando constantemente en cada uno de los
momentos de la existencia, tal como debiera ser la preparación técnica de la
vida: este constante morir en sí mismo, este constante vivir dejando jirones
del yo vencido entre las malezas de la vida social, este trabajo inmenso, no de
recopilación de cosas, porque cuando hablamos de liberación hablamos de un
proceso constante y eterno de restitución. ¿Qué es lo que estamos restituyendo?
El cuerpo, mejorando siempre las actitudes; el cuerpo emocional sublimando las
emociones, y la mente, el precioso tesoro de la mente, dejándola desguarnecida
de vanos pensamientos o llevando el pensamiento a la más elevada sublimidad
abstracta. He ahí el trabajo, he ahí el proceso, he ahí el desafío a nuestra
conciencia.
¿Aceptaremos el reto de la acción? Eso depende de
todos y cada uno de nosotros. Solamente queda en pie que de la misma manera que
hay técnicas para nacer, debe existir forzosamente una técnica de morir y
tenemos que aplicarnos a la técnica aprendiendo todo el proceso de la vida
desde el ángulo de la resurrección y no de la propia muerte, es decir,
empezando a desechar valores, simplificando el ánimo y llevando nuestra mente a
la unción espiritual, he ahí nuestro trabajo. Y para ir ordenando las ideas
acerca de la muerte, para hablar de la muerte en un sentido científico,
despojada por completo del hálito de la tradición, vamos a explicar
científicamente lo que es la muerte, cómo se produce la muerte y todo cuanto va
aliado con el proceso de la muerte, incluida la propia resurrección de la
carne, tal como se dice, que no es más que la liberación del espíritu contenido
en la carne o en la sustancia material, la parte etérica condensada.
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