En esta nueva lunación marcada por la Luna
Nueva en Cáncer (la segunda este 2020; la primera fue la que iba
acompañada de un eclipse hace un mes) tendremos más espacio y oportunidades
de profundizar en el autocuidado y en el de nuestros seres queridos. Podremos
descubrir nuevas maneras de nutrirnos a nosotros y a los demás. Si todavía no
lo sabemos hacer, podemos aprender a comer sano, cocinar bien, cuidar del
hogar, de las plantas, de nuestra casa, de la tierra, de lo que nos rodea y más
importante de nuestro interior, de nuestros sentimientos y emociones. El
cangrejo sabe
esconderse en su caparazón cuando es necesario, cerrar la puerta
de su casa y tirarse en el sofá y descansar, cerrar las luces, apagar el móvil,
desconectar las rrss y dormir pronto. Sabe dar a su sistema el tiempo y espacio
necesario para resetearse y sanarse.
Los demás lo consideran caprichoso porque piensan que
siempre hay que estar al frente, fuerte y activo pero Cáncer sabe que no
siempre puedes enfrentar las cosas de una forma directa, a veces tienes que dar
pasos ladeando los obstáculos o dirigir la atención a las entrañas cuando lo de
fuero es demasiado. Me dice una amiga que el 2020 se pasaría mejor
durmiendo y desde luego está siendo un año duro, desafiante, a veces incluso
cruel.
He visto mucha gente llorar estos últimos meses y mis
lágrimas también se han unido a la Gran Tristeza que ha invadido el mundo
humano. Escucho historias de desesperaciones absolutas, de injusticias, de
miedos grandes, de causas perdidas y hundimientos. Mucha gente que ha muerto y
que se muere…
Es un año triste y hay que honrarlo para lo que es,
con dignidad. Tres conjunciones de Júpiter-Plutón en
Capricornio nos ponen en contacto con que tenemos que abrazar la
Muerte, esa que en realidad siempre ha estado ahí, pero parece que se nos ha
olvidado. Somos polvo en el viento y nos creemos dueños del mundo.
La política da pena, la destrucción del planeta da
pena, las modas espirituales dan pena, la falta de dignidad da pena, la huida a
la luz se ha venido abajo y la gran oportunidad de Júpiter-Plutón es abrazar la
Muerte De Todas Las Cosas. No queda nada porque nunca, en realidad, no
hubo nada…más que sueños, ilusiones y circunstancias configuradas,
momentáneas, efímeras, frágiles e ilusorias con una falsa proyección de
eternidad y permanencia. Esta nueva lunación nos invita a llorar la
Muerte De Todas Las Cosas sin vergüenza y crecer más allá de ella, a ese Sol
que viene después que se vislumbra entre brumas lunares, ese rugido leonino que
se hace camino y que nos hace levantar la vista para mirar hacia el horizonte,
estupefactos y pasmados.
Todavía nadie ha sido capaz
de explicar el Misterio De Todas Las Cosas y tampoco hace falta explicarlo
todo. Se sabe en los oscuros silencios y mirándonos a los ojos.
© Margit Glassel
Un fuerte abrazo, Margit
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