La esperanza te permite poner de manifiesto tus negatividades con la finalidad de purificarla. Te permite seguir tus sentimientos, a través de tus defensas, hasta llegar a sus fuentes, y traer a la Luz de la conciencia aquellos aspectos de ti mismo que se resisten a alcanzar la plenitud, que viven informados por el miedo.
El viaje que conduce al poder auténtico exige que seas consciente de todo aquello que sientes. Desenterrar y purificar tus negatividades puede parecerte un proceso interminable, pero no es así. Todos tus aspectos vulnerables, tus debilidades y temores, no son diferentes de los del resto de los humanos. No desesperes porque tu humanidad despierte.
Siente tus intenciones en el corazón. No sientas aquello que
te dicte tu mente, sino lo que te dicta tu corazón. En lugar de servir a los
dioses falsos de la mente, sirve a tu corazón, al Dios verdadero. No
encontrarás a Dios en tu intelecto. La inteligencia divina se encuentra en el
corazón.
Ábrete a tu prójimo. Experimenta sin trabas lo que sientes
hacia ellos, y escucha lo que ellos sienten. Las interacciones que llevas a
cabo con ellos están en la base de tu crecimiento. Cuando tienes miedo de lo
que encontrarás en tu corazón o en el de los demás, si eres capaz de permitirte
escuchar lo que los otros tienen que decir, huirás de las oportunidades que el
Universo te ofrece de encontrar la energía de tu corazón, el poder de la
compasión. No creces hasta que no tienes la valentía de comprometerte con las
relaciones humanas.
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