Un viejo chamán explicó que “Tu Dios es un Dios descendente. Baja de los cielos en raras ocasiones para tocar a los que estamos aquí en la Tierra; mientras que nuestra deidad es una divinidad ascendente que se eleva desde la Tierra como el maíz dorado y reside entre nosotros. Nuestra fuerza creadora es Pachamama, la Madre Divina”.
- Alberto Villoldo
Muchos se preguntan ¿quién es Gaia, Pachamama, la Madre Divina y
cómo pueden abrazarla?
Un viejo chamán explicó que “Tu Dios es un Dios descendente. Baja de los cielos en raras ocasiones para tocar a los que estamos aquí en la Tierra; mientras que nuestra deidad es una divinidad ascendente que se eleva desde la Tierra como el maíz dorado y reside entre nosotros. Nuestra fuerza creadora es Pachamama, la Madre Divina”.
Los sabios trabajaban con la Madre Divina, una energía o
inteligencia con la que podían interactuar, para curar a sus pacientes. Cada
uno de nosotros tiene el potencial de descubrir a la Madre Divina en la
naturaleza. Se trata de una fuerza que infunde toda la creación, un mar de
energía y conciencia en el que todos nadamos y del que formamos parte. Esta
fuerza vital infunde cada célula de nuestro cuerpo, anima a todos los seres
vivos e incluso alimenta a las estrellas.
Para que podamos descubrir a la Madre Divina, primero
debemos liberar a nuestra propia madre, por maravillosa o terrible que sea
nuestra relación. Podemos lograrlo practicando la gratitud. La gratitud nos
lleva más allá del perdón, más allá de la idea de que fuimos agraviados y que
nuestra madre necesita nuestro perdón. En la gratitud, agradecemos a
nuestra madre, abuelas o cuidadoras las lecciones que nos enseñaron, incluso
las difíciles. Hasta que no lleguemos al lugar de la gratitud por nuestra madre
física, no podremos llegar a la Madre Divina transpersonal.
Para ello, realizamos la Ceremonia del Ser Amado que
explicamos a continuación.
3 PASOS DE LA CEREMONIA DEL SER AMADO
Primero, sopla tu gratitud hacia tu madre, abuelas o
aquellas que actuaron como madre en tu bastón. Deséales lo mejor y deséales un
viaje divino. Ahora sopla cualquier energía: remordimiento, arrepentimiento,
añoranza en tu palo. Después coge tu palo y quémalo en el fuego para quemar
todas las energías que habías envuelto alrededor de la historia de tu madre.
Luego lleva la energía del fuego al centro de tu corazón y trae todas las
lecciones y la gratitud. Puedes repetir este ejercicio con tu abuela, tus
hermanos u otras mujeres que hayan desempeñado el papel de madre para ti.
En segundo lugar, da el siguiente paso para volver a la
Madre Divina. Coge otro palo y sopla en él las tres vidas anteriores que
encontraste para liberar cualquier karma que aún pueda estar derramándose en el
presente. Sopla una visión hermosa y una terrible que hayas visto en cada vida.
Sopla la forma en que moriste. Honra cada vida y sopla eso en el palo, luego
quema el palo en el fuego. Pasa tus manos sobre el fuego y trae todas las
lecciones de vida a tu corazón.
Tercero, haz el voto de volver a la Madre Divina y nunca
dejarla. Acude a ella arrepentido y con la intención de convertirte en
mayordomo y guardián del Edén. Dale las gracias por entrar en tu corazón y
convertirte en un Maestro del Tiempo. Sopla tu voto en un palo y luego quema el
palo en el fuego. Pasa tus manos sobre el fuego y lleva tu voto a tu corazón.
Puede que necesites repetir este tercer ejercicio hasta que sientas que has
sido aceptado de nuevo en el Edén físico aquí en la tierra.
¿Estás listo para abrazar con gratitud todo lo que aprendiste de
tu madre terrenal para que puedas abrazar a la Madre Divina?
Con amor, Alberto Villoldo
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