Estamos en el mes de Sagitario, en cuyos amaneceres se dice que nacen los dioses. Es un mes que carga una energía muy auspiciosa para disolver la ilusión de creernos separados de la vida universal. Cada rayo de sol es un pensamiento luminoso que ha salido de esa fuente de luz y de vida y recorre el sistema solar hasta llegar a ti. La naturaleza entera se estremece cuando el astro rey aparece por el horizonte. Hay todo un espectáculo de luz y color, aromas, sonidos y vibraciones que pueden transportarte a las dimensiones del alma.
Vivimos en un tejido
de luz, somos una hebra de ese tejido, sin embargo, la conducta humana no lo
expresa. Nos dividimos debido, entre muchos conceptos, a las creencias
religiosas, las nacionalidades, las razas… y defendiendo estos conceptos,
justificamos conductas que no corresponden al género humano. El racismo, las
guerras, el hambre de gran parte de la humanidad lo expresan a gritos y vivimos
negando la verdad de que todo está conectado, que somos una hebra del tejido de
la Vida Una, de la Fuente, de Dios.
La mente y sus
memorias suelen atraparnos enfocándonos en el mundo de las cosas, del devenir,
de todo aquello que, al partir de este mundo, paradójicamente tenemos que
dejar. Y el contacto con la Fuente, con lo Divino se nos escapa entre todos
esos pensamientos generados por las memorias acumuladas en la mente que no nos
dejan acercarnos a nuestra realidad que es vida eterna, que es divina, que es
la existencia misma.
Hay muchas técnicas
para acallar la mente y abrir la puerta a tu realidad interna. Te ofrezco una,
la aprendí de mi Maestro que una vez me dijo “conviértete en un observador”. Y
practicando descubrí que cuando uno mira la naturaleza, en especial el reino
vegetal, cuando uno mira sus hojas, sus flores, sucede que ellas al ser parte
de ese tejido de la Vida Una, sin mente que las separen, te aportan un elemento
de su ser que silencia tus pensamientos y te conecta con tu realidad interna.
Es un instante, pero sucede. Es una ayuda que la Naturaleza nos da, que muchas
veces no sabemos expresar al sentimos el gozo de un instante.
El Reino Vegetal es un
reino muy evolucionado. Ha logrado expresar su arquetipo divino como ningún
otro reino de la Tierra. Y tiene una conexión muy profunda con el reino humano.
Es nuestro gran aliado. Pertenece a los Rayos Segundo, Cuarto y Sexto. El
Segundo Rayo de Amor Sabiduría le aporta una sensibilidad sumamente
acrecentada, el Cuarto Rayo de Belleza, Armonía y Arte le da una armonización
general y el Sexto de Idealismo y Devoción le aporta ese anhelo de consagrar la
vida al sol.
El Maestro DK nos dice
que el proceso de este reino es producir abajo los cánones de arriba. Su
Secreto es la transformación, la alquimia que le permite a los vegetales
extraer su sustento del sol y del suelo y transformarlo en forma y color. Su
propósito es el Magnetismo, que es fuente de belleza, encanto y poder atrayente
que atrae hacia sí formas de vida más elevadas. Su agente objetivo es el agua.
Su agente subjetivo es el tacto
y su cualidad es Rajas o Actividad.
El resultado de este
reino es el magnetismo, el perfume, el color y el crecimiento hacia la luz.
“Les
recomiendo que estudien estas palabras cuidadosamente porque en este Reino es donde
primeramente se observa con claridad la gloria que tiene por delante la
humanidad.” D.K.
Este reino nos señala
nuestro destino cuando al expresar el arquetipo divino de un ser humano seamos
magnéticos, emanemos los perfumes y los colores de un Hijo de Dios creciendo
siempre hacia la Luz.
Que puedas percibir en
este maravilloso reino los destellos que serán tu patrimonio. Que al mirar sus
diversas manifestaciones puedas percibir esa vida abundante y recibir ese
impacto energético que ellas te ofrecen. Mira como lo hace un observador
silencioso y descubre sus maravillas que van más allá de lo que perciben tus
ojos.
Que tengas una FELIZ
NAVIDAD llena de luz y de amor.
Siempre desde el alma,
Carmen Santiago – fdnpcaracas@yahoo.es
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