Por Rudolf Steiner
Recientemente me he propuesto hacer un boceto sobre
el ser del hombre y los tres mundos que le rodean: el mundo físico actual, el
mundo del alma y el mundo del espíritu. Más adelante tengo planeado hablar de
los conceptos antroposóficos principales sobre el origen del hombre, la tierra
y los cuerpos celestiales en general. Así habremos repasado el punto de vista
general en la teoría de la vida, según es desarrollada por la antroposofía.
De cualquier forma, hoy me gustaría presentar unas
pocas sugerencias acerca de la manera en que el desarrollo interior del hombre
debe progresar si desea llegar a sus propias conclusiones sobre los principios
proclamados por la visión antroposófica del mundo. Hay que tener en mente que
hay una gran diferencia entre llegar a un entendimiento de los conceptos
presentados por un científico espiritual como una verdad obtenida a través de
su cognición y su experiencia, y el desarrollo del alma y espíritu humanos que
permite a una persona mantenerse en dicha cognición y percepción propias.
Solo podemos dar aquí unos pequeños apuntes ya que
el entrenamiento que el alma y el espíritu humanos deben llevar a cabo para
adquirir el entendimiento antes mencionado es muy extenso. Requiere un largo
período de estudio interior y los numerosos detalles de este entrenamiento no
se pueden elaborar en el curso de una breve charla. La información a la que nos
podemos referir aquí es solo un pequeño apunte de lo que sería expresado en
instrucciones personales. Dicho esto es necesario hacer notar antes de nada que
la mayoría de la gente necesita en este campo la ayuda de un maestro personal.
Algunos son de la opinión que una persona puede desarrollar él mismo
habilidades interiores, fuerzas del alma y percepción espiritual por sus
propios medios, y puede parecer desafortunado que en esta área vital de la vida
una guía personalizada sea supuestamente necesaria. De cualquier modo, la naturaleza
de esta guía da las suficientes garantías para que nadie, bajo ningún concepto,
pueda llegar a tener ningún tipo de dependencia de otra persona. Nadie honra la
dignidad del hombre y el respeto por el individuo más que el maestro de lo
oculto. El instructor del desarrollo místico y antroposófico nunca da nada más
que consejo.
Los más grandes maestros en este campo nunca
hicieron más que sugerir y aconsejar. Se deja al libre albedrío del individuo
hasta que punto pretende seguir estos consejos. Las tareas del espíritu y del
alma que uno se propone dependen del individuo; la consideración por la
libertad humana por parte del maestro es demasiado pronunciada como para
pretender dar más que consejo. En esta área, todo lo que pueda ser expresado de
cualquier manera, debe ser entendido con esta reserva.
Otro punto importante es que la parte principal de
esta educación no se expresa en ninguna formalidad externa particular, tampoco
requiere una medida externa definida. Esta educación es más bien un desarrollo
completamente íntimo del alma humana y todos los grados significantes del
desarrollo que uno debe llevar a cabo se dan lugar en la profundidad más íntima
del ser. Precisamente aquí se lleva a cabo una transformación en la persona,
pero no es necesario que nadie, ni siquiera su mejor amigo, note ninguna
diferencia. Así, en privado, en tranquilidad y en reclusión el místico se
entrena a si mismo para adquirir el entendimiento de los mundos del alma y del
espíritu. No se puede enfatizar lo suficiente que nadie que se proponga a si
mismo al desarrollo espiritual interior necesita cambiar su ocupación en ningún
aspecto ni tampoco descuidar sus tareas diarias. Al contrario, aquel que crea
que para su desarrollo interior es necesario más tiempo y como consecuencia
descuida sus ordinarias obligaciones y de sus intentos de interiorización
adentro de los mundos espirituales se convierte en un anti-social o en un
miembro inferior de la sociedad descubrirá muy pronto que de esta manera se
logra mucho menos.
Este entrenamiento interior progresa discretamente
y sin prisa, en completa tranquilidad interior. Quiero hacer énfasis en este
punto, que ninguna “regla especial” va a ser expuesta ahora sino descripciones
de ese camino de desarrollo interior. Las directrices, cuando son observadas,
sí requieren algo del aspirante sin lo cual nunca podrá lograr ninguna
experiencia personal más elevada. Se trata de la resistencia. Aquel que no
tiene paciencia y resistencia, quien no puede perseverar una y otra vez y
seguir en completa calma las normas interiores que son aplicables aquí,
generalmente no logrará nada en absoluto. Solo hay una rara excepción que
hace posible el éxito sin la observación de estas reglas. Este es el caso en el
cual un individuo está muy avanzado en su camino de evolución como ser humano.
En el caso de un individuo que en una reencarnación anterior ya ha obtenido un
cierto nivel de clarividencia el curso del entrenamiento interior es bastante
diferente y mucho más corto. Aquel que da las reglas correspondientes para el
desarrollo interior ser consciente de este hecho y su trabajo entonces se
limita a eliminar los obstáculos que bloqueen el camino hacia la iluminación.
Ya que las directrices en el camino a la
iluminación varían con cada individuo, es una regla no recomendable el buscar
el desarrollo místico sin guía personal. Aquel que expone las líneas a seguir
debe conocer estrechamente a su pupilo, no en el sentido ordinario de la
palabra sino en el sentido espiritual. Mientras el maestro de lo oculto no necesita
conocer nada de la profesión de su pupilo, manera de vida, miembros de su
familia, sí necesita adquirir un conocimiento íntimo de la condición de su alma
y espíritu y de su nivel de desarrollo. Nos llevaría demasiado lejos exponer
hoy las maneras y los métodos según los cuales el maestro de lo oculto adquiere
este conocimiento. Serán discutidas en ponencias futuras sobre clarividencia.
El desarrollo interior está conectado con ciertas
consecuencias para aquellos que se aventuran en este camino y deben darse
cuenta que, como resultado, ciertas definidas cualidades aparecerán en su
personalidad. Estas cualidades son síntomas y resultados directos del nivel de
desarrollo interior y requieren observación cuidadosa. El maestro de lo oculto
debe conocer cómo interpretar estos síntomas para asegurar la manera apropiada
para proseguir en este desarrollo interior.
El desarrollo del hombre interior es el nacimiento
en un nivel superior. Es el nacimiento del alma y el espíritu, no en el sentido
figurativo, alegórico, sino como un hecho en el sentido literal de la palabra.
Un nacimiento no lo es sin consecuencias y el maestro de lo oculto debe saber
cómo tratarlo.
Después de un contacto inicial con algunas de las
enseñanzas básicas de la antroposofía tal como la reencarnación y el karma, la
doctrina según la cual el alma humana se ha reencarnado en el pasado repetidas
veces en un cuerpo físico y que continua retornando en futuras encarnaciones, y
la enseñanza del karma, de la justicia compensatoria –la mayoría de la gente se
preguntará como uno puede adquirir el entendimiento de estas por si mismo.
Esta es la gran cuestión que confronta ahora a cada persona. Hay una regla
dorada que debe ser observada, que eventualmente guiará a cualquiera a la
comprensión deseada. Esta ha sido la experiencia común de todos quienes se han
dedicado seriamente a los ejercicios en cuestión. No hay nadie que no pueda, de
la manera más fácil posible, adquirir esta comprensión de la reencarnación y el
karma.
De cualquier modo, como decía Goethe “aunque es
fácil, lo fácil es difícil.” Esto es así porque pocos son los que deciden
emplear la fuerza de voluntad, resistencia y la paciencia necesarias para
alcanzar ciertas condiciones definidas del alma y el espíritu esenciales para
esta comprensión. La regla de oro es esta “vive tu vida como si la
reencarnación y el karma fuesen verdades y llegarán a ser verdades para ti.”
Parece como si hubiese que alcanzar esto mediante la autosugestión pero no es
el caso. El símbolo místico de la serpiente que se muerde su propia cola es un
símbolo familiar. Este símbolo tiene varios significados profundos pero entre
las muchas interpretaciones que contiene, una es la que aquí hemos expresado en
la regla de oro.
Es evidente que la suposición inherente en esta regla
de oro se niega a si misma de la misma manera en que la serpiente se enrosca
sobre si misma. ¿Cómo debemos entender esto? Si la reencarnación es un hecho,
entonces ciertos esfuerzos hechos por el hombre y que tienen un efecto en su
alma no pueden ser hechos en vano, sino que más adelante deben convertirse en
la naturaleza del alma. Una de las grandes leyes del hombre que debe ser
probada, íntimamente sobre su propio ser, es expresada en un antiguo texto
Indio, “lo que piensas hoy, serás mañana.” Aquel que cree en la reencarnación
debe darse cuenta que una cualidad que desarrolla dentro de si mismo, un
pensamiento que imprime sobre si mismo al mantenerlo constantemente en la
mente, se convierte en algo permanente en su alma que volver a emerger una
y otra vez. Siendo así, una persona que busca el desarrollo místico debe antes
de nada hacer el esfuerzo de abandonar algunas inclinaciones que tuviese con
anterioridad. Entonces, las nuevas inclinaciones deben ser adquiridas
manteniendo constantemente en nuestra mente el pensamiento de ese tipo de
inclinaciones, virtudes o características. Deben de ser incorporadas de tal
manera en el Ser que la persona es capaz de alterar su alma con la fuerza de su
voluntad. Esto debe ser probado tan objetivamente como una sustancia química es
probada en un experimento. Una persona que nunca haya intentado cambiar su
alma, que nunca ha tomado la decisión inicial de desarrollar las cualidades de
la resistencia, y el pausado pensamiento lógico, o una persona que tiene esa
decisión pero la ha abandonado porque no tuvo éxito en una semana, un mes, un
año o una década, nunca logrará determinar nada en si mismo acerca de estas
verdades.
Así es el íntimo sendero que el alma debe recorrer.
Debe ser capaz de adquirir nuevas características, pensamientos e
inclinaciones. Una persona debe tener la habilidad de emerger, en el momento
que corresponda, con nuevos hábitos adquiridos por pura fuerza de voluntad. Una
persona descuidada debe acostumbrarse a ser cuidadoso y ordenado y esto debe llevarse
a cabo no a través de una presión externa sino por una firme resolución de la
voluntad. Es especialmente efectivo en el caso de características
insignificantes y pequeñas cosas. Cuanto más claramente perciba la persona los
asuntos que le conciernen, mejor será su comprensión en el área de la verdad.
Si, por ejemplo, una persona es capaz de observar objetivamente un gesto, una
expresión facial o algún otro hábito insignificante, si se hace consciente de
el como si estuviese observando a otra persona y entonces por pura fuerza de
voluntad pone en el lugar del hábito o gesto algo que el mismo ha escogido,
incorporándolo a si mismo, esa persona está ya en el camino que lleva a la
comprensión, por si mismo, de la gran ley de la reencarnación. Un químico puede
dar descripciones de procesos que tienen lugar en un laboratorio. De forma
parecida una persona puede establecer las directrices a probar sobre si mismo.
A través de alteraciones insignificantes se alcanzan las más altas cumbres.
Acerca del Karma, la gran ley de la justa
compensación, su percepción y entendimiento puede ser obtenido si uno vive su
vida como si el karma fuese un hecho. Si un desastre o sufrimiento te acaece,
intenta mantener en mente que este sufrimiento o accidente no ha ocurrido por alguna
milagrosa casualidad sino que debe haber una causa. No necesitas buscar la
causa. Solo aquel que clarividentemente pueda disponer de una visión del karma
podrá percibir la causa de un feliz evento, de una pena o de algún infortunio.
Lo que sí es necesario es un cierto estado de ánimo, una sensación a la que
rendirse para que puedas sentir cómo una pena o una alegría deben tener su
causa y al mismo tiempo puedan causar otros eventos en el futuro. Aquel que se
empapa con este estado de ánimo y ve su vida y todo lo que le sucede como si el
karma fuese un hecho, encontrará que esta existencia se le hará cada vez más
comprensible. Aquel que suprime su enfado cuando algo molesto le sucede y en su
lugar piensa que, igual que una piedra rueda al ser empujada así ese algo
molesto debe haber sucedido de acuerdo con alguna inevitable ley del universo,
adquirirá la comprensión del karma. Tan cierto como que mañana te levantarás
por la mañana, dadas las circunstancias necesarias y sin que tu salud sufra
ningún cambio, es igualmente cierto que comprenderás la ley del karma si ves tu
vida de esta manera.
Hay dos prerrequisitos para una persona que desee
la educación espiritual; el aspirante debe ver la vida de esta manera. Pero no
debe aceptar estas actitudes del pensamiento como si fuesen un dogma. Por el
contrario, debe dejar abierta la posibilidad a que sean ciertas o no. No debe
tener ni superstición ni dudas porque estos son los dos mayores obstáculos.
Solo una persona que ve la vida de esta manera, con una mente abierta, está
preparada para recibir instrucción mística.
Aún hay un tercer aspecto que debe ser considerado.
Ningún maestro de lo oculto instruirá a una persona llena de supersticiones y
prejuicios, o una que sea proclive a juicios insensatos o a caer víctima de
cualquier ilusión. La regla de oro aplicable aquí es que, antes de dar el
primer paso en la dirección de un aprendizaje superior una persona debe
liberarse de cualquier pensamiento frívolo o posibilidad de confundir la
ilusión con la realidad. Por encima de todo el aspirante a la iluminación
espiritual debe ser una persona que se dedica a observaciones y pensamientos
disciplinados. Si una persona se inclina hacia los prejuicios y la superstición
en el mundo de la realidad de los sentidos en seguida tiende a ser corregida
por la propia realidad de los sentidos. Sin embargo, si una persona no piensa
lógicamente y se deja llevar por las fantasías entonces la corrección no es tan
simple. Siendo así, es esencial que uno tenga su vida-del-pensamiento completamente
a mano y que sea capaz de ejercer un control estricto sobre sus pensamientos
antes de adentrarse en los mundos del espíritu y del alma. Uno que se inclina
fácilmente hacia fantasías, supersticiones e ilusiones no está preparado para
entrar en la educación previa a la enseñanza espiritual. Pero es fácil
engañarse aquí. La liberación de las fantasías, ilusiones, prejuicios e
ilusiones se obtiene con autodisciplina. Esta libertad no se adquiere
fácilmente por cualquiera. Es necesario recordar hasta que punto la mayoría de
la gente tiende a pensamientos torpes y descuidados y son incapaces de
controlar su vida-del-pensamiento a través de su propia fuerza de voluntad.
Al sopesar las demandas que te hace la vida diaria
es evidente que es imposible liberarse completamente a si mismo de las
impresiones exteriores. Para poder hacerlo es necesario apartar un pequeño
periodo de tiempo cada día. Este período de tiempo, que es necesario pero que
no debe suponer un conflicto con nuestras obligaciones, es suficiente. Cinco
minutos, o incluso menos, es bastante. Durante este breve período de tiempo una
persona debe ser capaz de separarse de todas las impresiones sensoriales, de
todo lo que le llega a través de los ojos, oídos y su sentido del tacto.
Durante este breve período de tiempo debe volverse ciego y sordo a su entorno
exterior. Todo lo que nos asalta desde el mundo exterior nos une con la
sensualidad y el ordinario mundo diario. Todo esto debe ser silenciado y la
total calma interior debe tomar su lugar. Cuando este silencio interior, este
despojarse de todas las impresiones sensoriales se ha llevado a cabo la memoria
de todas las impresiones sensoriales pasadas deben ser extinguidas también. Es
suficiente sopesar durante un momento cómo estamos completamente atados a los
asuntos del tiempo y del espacio, con todo lo que es temporal y mortal. Analiza
el pensamiento que acaba de pasar por tu cabeza hace un momento y ve si no está
asociado con algo de naturaleza transitoria. Este tipo de pensamientos no
tienen valor para el desarrollo interior.
Así todos los pensamientos que nos conectan con
asuntos finitos y transitorios deben ser silenciados. Entonces, cuando ese
silencio ha sido producido en el alma y durante un rato nuestro entorno, ya sea
de la Era, la nación, la raza o del siglo en que vivimos, ha sido eliminado, el
alma volverá a hablar por sí misma. Esto no sucederá inmediatamente. Primero el
alma debe estar preparada para este punto y hay maneras y direcciones que
traerán este sonido interior. El hombre debe rendirse a pensamientos, conceptos
y sentimientos originados no en lo temporal sino en lo eterno. Su contenido no
debe ser verdadero para hoy, ayer, un siglo o mañana sino para siempre. Este
tipo de pensamientos se encuentran en los libros religiosos de todos los
pueblos. Se encuentran, por ejemplo, en el Bhagavad Gita, el himno de la
perfección humana. También se encuentran en el Antiguo y el Nuevo testamento,
particularmente en el Gospel of St. John empezando por el capítulo
decimotercero. Pensamientos efectivos también se encuentran en las cuatro
primeras líneas del libro, Luz en el Sendero de Mabel Collins, familiar para
los miembros de los Movimientos Theosóficos y Antroposóficos.
Estas cuatro líneas, grabadas en los muros
interiores de cada templo de iniciación no dependen del tiempo y del espacio.
No pertenecen a un hombre, una familia. No forman parte de una generación o de
un siglo, sino que se extienden a través de toda la evolución. Eran ciertas
hace miles de años y lo seguirán siendo miles de años más. Despiertan las
adormecidas facultades del alma; déjalas levantarse de su reino interior. Pero
es necesario que esto sea entendido correctamente. No es suficiente asumir que
se ha comprendido el sentido de estas frases. Uno debe permitir que estas palabras
cobren vida en su propio ser interior. Uno debe permitir que el significado
completo de estas palabras irradie en el interior de su ser, debe rendirse a el
por completo. Uno debe aprender a amar esas palabras. Si una persona cree que
ha comprendido el significado, solo entonces ha llegado el momento correcto
para que esas palabras se levanten en el resplandeciente una y otra vez. La
comprensión intelectual no es importante; el amor de esa verdad espiritual sí
lo es. Cuanto más amor hacia esas verdades fluya a través de ti más poder de
visión interior crecerá en nosotros. Esas palabras no deben ocuparnos uno o dos
días sino semanas, meses y años hasta que finalmente se despierten en nosotros
esos poderes del alma. Entonces finalmente llega cierto momento bien definido
en que aún otra iluminación toma lugar.
Aquel que proclama verdades espirituales por su
propia experiencia está familiarizado con esta vida de contemplación interior.
Las grandes verdades espirituales que proclama cada día son una parte de un
vasto panorama espiritual que puede ver con el poder interior del alma y el
espíritu. Vuelve su vista a los reinos del alma y el espíritu. Aparta su mirada
de la tierra para explorar los sistemas solares. Aún así este poder interior se
extinguiría rápidamente si no se nutre cada nuevo día. Este es el secreto del
investigador espiritual, que este inmenso panorama de universo y humanidad que
ha pasado por su alma cientos de veces debe pasar de nuevo por su alma cada
mañana. Una vez más comprenderlo todo no es lo importante sino aprender a
amarlo más y más. Así cada mañana lleva a cabo una adoración divina durante la
cual mira en reverencia a los grandes espíritus. Ha aprendido a repasar el
panorama completo en unos pocos minutos. La gratitud hacia aquello que le ha
dado el alma le llena por completo. Si no se sigue este camino de reverencia no
es posible llegar a la claridad. Es esencial que las declaraciones del
investigador espiritual estén formadas con esta claridad. Solo si este es el
caso puede asumir la autoridad para hablar de las verdades del misticismo, las
verdades de la antroposofía y de la ciencia espiritual. De esta manera funciona
el investigador espiritual, y así debe empezar todo el mundo, de la manera más
simple y elemental hasta que alcance la comprensión de estas enseñanzas.
La individualidad humana y la de los seres cósmicos
es profunda. Uno no puede lograr nada en este área sin paciencia, perseverancia
y amorosa devoción hacia los poderes cósmicos. Estas son fuerzas que, como la
electricidad en el mundo exterior, son poderosas en el mundo interior. No son
solo fuerzas morales sino fuerzas de cognición. Cuando el aspirante a la
iluminación es capaz de permitir que estas verdades residan en su interior
durante un tiempo, si las ha aceptado en gratitud hacia aquellos que se las han
revelado entonces finalmente alcanzará un punto especial, que más tarde o más
temprano se hará accesible a todos aquellos que han permitido que la
tranquilidad y el silencio den frutos en su alma. Este es el momento en el que
su alma empieza a hablar, cuando su propio ser interior empieza a percibir la
grandes verdades eternas. Entonces, de repente el mundo a su alrededor se
ilumina de colores nunca vistos antes. Algo jamás oído se hace ahora audible.
El mundo irradiará una nueva luz. Esta nueva luz, esta nueva irradiación llega
a el desde el reino del alma. Es característico del mundo del alma que uno lo
“vea”. Es igualmente característico del mundo de los espíritus que uno lo
“escuche”.
Si se busca el auto-desarrollo en este área
entonces una parte de el viene a través de la obediencia y de la observación de
una gran suma de reglas y directrices. Aquí solo puedo hacer un pequeño apunte
de cómo esto es posible y de cómo puede ser experimentado. Es preciso seguir
diligentemente estas reglas individuales, igual que el químico debe pesar y
medir las más ínfimas substancias de un compuesto químico con los instrumentos
más delicados. Una descripción de las reglas que se pueden dar en público se
pueden encontrar en mi libro, Conocimiento de Mundos Superiores y su
Adquisición. Estas reglas ofrecen instrucciones específicas para
seguir este camino. También requieren de una paciencia y una perseverancia
diligentes.
Las reglas presentadas en este libro nunca se
habían hecho públicas con anterioridad, cuando la instrucción de lo oculto solo
se enseñaba en las escuelas de lo oculto. Este tipo de instrucción todavía se
enseña en las escuelas de lo oculto porque es un proceso de enseñanza íntimo
entre dos personas. No es bueno buscar esta instrucción por propia iniciativa,
escuchando o leyendo reglas especiales de forma fragmentada en un lugar u otro.
Toda la instrucción que uno puede recibir de diferentes lugares, y de hecho hay
tiendas anunciando este tipo de instrucciones, no son más que pequeños
fragmentos sacados del gran libro de la enseñanza de lo oculto. Una persona que
las utiliza debe darse cuenta que se expone a una serie de peligros. No es
conveniente ser introducido en los asuntos que conllevan una alteración actual
del alma, a los aspectos más profundamente importantes de la vida del alma, a
través de los canales comerciales. Los métodos de entrenamiento de lo oculto
que se anuncian a cambio de una ganancia monetaria no solo carecen de ningún
valor sino que además pueden ser peligrosos según en qué circunstancias. Es
necesario que esto sea dicho porque en la edad actual hay tanto de este tipo de
cosas que confrontan al hombre. Precisamente porque hay tantos de estos
supuestos métodos ocultos abarrotando la escena actual se ha hecho necesario
mostrar la imagen real.
Las reglas expuestas en el libro Conocimiento
de Mundos Superiores y su Adquisiciónvienen de antiguas tradiciones. Los
espíritus que guían la evolución han dado su permiso para la publicación de
estas reglas porque es esencial que la verdad se de a conocer, aunque aún solo
es posible publicar una cierta cantidad. El resto ha de ser excluido porque las
reglas más importantes solo se pueden desvelar de palabra.
Lo que se encuentra en Conocimiento de
Mundos Superiores y su Adquisición es diferente de otros libros de
instrucción en que es inofensivo. Solo se desvelan las guías que no pueden
dañar a la persona, incluso si no son seguidas con paciencia y perseverancia.
Incluso si la persona hace un uso impropio de ellas no podrían dañarla. Era
necesario mencionar este punto porque ha surgido la pregunta de por qué y con
que autoridad se han publicado un conjunto de leyes esotéricas.
Otro punto de consideración es que para despertar
en el mundo del alma uno debe tener órganos sensoriales en el mundo del alma
igual que los tiene para el mundo material. Igual que el cuerpo, que tiene ojos
y oídos, el alma y el espíritu deben poseer órganos para percibir la radiancia
del reino del alma y los sonidos del mundo del espíritu. Una persona que tenga
experiencia en este campo, que es clarividente, puede actualmente percibir el
proceso de desarrollo de ese tipo de órganos del alma en una persona que está
llevando a cabo un entrenamiento interior. Son percibidos en su aura, envueltos
en una nube de luz.
El aura de una persona que no se ha desarrollado
espiritualmente se ve como una formación nebulosa. Cuando la persona duerme el
aura flota sobre el cuerpo físico porque el cuerpo astral se separa durante el
sueño. El aspecto del aura es de dos espirales enredadas como anillos de
niebla. Se entrelazan el uno con el otro en continuas espirales, desapareciendo
en reinos indefinibles. Cuando una persona comienza el entrenamiento de lo
oculto su aura se define cada vez más. Los extremos indefinidos de la espiral
desaparecen y las dos formaciones espirales entrelazadas se vuelven claramente
organizadas. Se convierten en estructuras compactas y bien definidas. Ciertos
órganos aparecen en el aura y son llamados chacras en el lenguaje esotérico.
Estos son los órganos sensoriales del alma. Su estructura es delicada y para
que florezcan hay que cuidarlos y protegerlos. No pueden desarrollarse bajo
ninguna otra circunstancia. Quien se desvíe de esto nunca disfrutará la
verdadera percepción espiritual. La persona debe suprimir todas las sensaciones
y los sentimientos negativos dentro de si para nutrir estos ojos del alma. Los
chakras no pueden emerger si una persona se enfada a cada oportunidad. Hay que
preservar la ecuanimidad y hay que practicar la paciencia. La furia y la cólera
no permiten que aparezcan los ojos del alma, la prisa y los nervios no permiten
su desarrollo.
Aún más, es necesario que el hombre se libere de
algo que es difícil de apartar en nuestra civilización, el ansia de aprender
“lo que es nuevo.” Esto tiene una tremenda influencia en el órgano-alma. Si uno
no puede hacerse con un periódico lo suficientemente rápido para contarle las
noticias a algún otro, si una persona no puede ver o escuchar algo sin
guardárselo, si no puede suprimir el deseo de transmitirlo, su alma nunca
alcanzará el desarrollo. Es también necesario que uno adquiera una manera
definida de juzgar a tus semejantes. Es difícil lograr una actitud a-crítica,
pero el entendimiento debe sustituir al criticismo. Si confrontas inmediatamente
a tus semejantes con tu propia opinión obstaculizas la evolución del alma.
Debemos escuchar al otro primero y este ejercicio es una manera muy efectiva de
desarrollar los ojos del alma. Cualquiera que quiera alcanzar un nivel superior
en esta dirección se lo debe a haber aprendido a abstenerse de criticar y de
juzgar todo y a todo el mundo. ¿Cómo podemos ver y entender dentro del ser de
una persona? No debemos condenar sino entender la personalidad del criminal,
entender al criminal y al santo igual de bien. Se requiere empatía para todos y
cada uno, esto es lo que quiere decir la “atención” oculta. Así, si la persona
se conduce, con estricta autodisciplina, al punto de no evaluar a sus
semejantes, a al resto del mundo de acuerdo con su juicio personal, opinión y
prejuicio y en su lugar permite que ambos trabajen en el en silencio, entonces
tiene la oportunidad de adquirir los poderes ocultos. Cada momento durante el
cual una persona toma la determinación de resistirse a un pensamiento malvado acerca
de sus semejantes es un momento ganado.
Un hombre sabio puede aprender de un niño. Un
persona simplona puede considerar los dichos de un sabio parecidos a los
balbuceos de un niño, convencido de que es superior a un niño y desconociendo
la practicalidad de la sabiduría. Solo cuando ha aprendido a escuchar el
tartamudeo de un niño como si fuera una revelación ha creado en él el poder que
surge de su alma.
Finalmente uno no puede esperar que los ojos del
alma se abran inmediatamente. Una persona que combate la ira, la cólera, la
curiosidad y otras cualidades negativas está, para empezar, derribando los
muros que encierran su alma. Este esfuerzo debe ser repetido constantemente.
Una persona clarividente puede evaluar hasta dónde los delicados órganos del
alma están floreciendo. Cuando las declaraciones humanas han perdido su
agresividad y se han vuelto amables y llenas de comprensión hacia sus
semejantes el órgano espiritual localizado junto a la laringe se despierta.
Antes de que una persona se haga consciente de esto por si misma debe practicar
durante mucho tiempo. Fueron necesarios millones de años para que se
desarrollase el ojo físico en el hombre, desde unos minúsculos puntos hasta el
comienzo de la lente y de ahí a la compleja estructura del ojo. El ojo del alma
no necesita de tanto tiempo. En algunas personas es necesario varios meses,
para tras más. Hay que tener paciencia. El momento en el que estas delicadas
estructuras del alma comienzan a percibir por primera vez llega para todo el
mundo, más tarde o más temprano. Eso si la persona continua los ejercicios y
particularmente si desarrolla ciertas virtudes, las cuales las dificultades de
la vida misma pueden desarrollar. Hay tres virtudes en particular que hay que
desarrollar que casi pueden convertir a un hombre en clarividente, solo que hay
que practicarlas con la necesaria intensidad y énfasis. Son estas: la
auto-confianza emparejada con la humildad, el autocontrol junto con la
gentileza y la presencia mental junto con la perseverancia.
Todo esto son líneas generales, y así deben verse.
Son ejemplos de las direcciones que el pupilo espiritual debe seguir en los
tres niveles hacia el despertar espiritual. Las tres fases de la enseñanza de
lo oculto son llamadas preparación o catarsis, iluminación o iniciación.
Durante la primera fase o nivel, el ser del hombre esta preparado de manera que
permita emerger a las delicadas estructuras del alma. En el nivel de la
iluminación el hombre adquiere la habilidad de percibir en el reino del alma, y
a través de la iniciación obtiene la facultad de expresarse a si mismo en el
reino del espíritu. Lo que he dicho esta noche puede que sea difícil de
entender para algunos, y aunque es realmente fácil, si es cierto aquí que lo
fácil es difícil.
Cualquiera puede seguir el camino de lo oculto; no
está cerrado para nadie. Los secretos residen están en el ser interior de cada
persona. Solo se requiere un serio esfuerzo interior, el hombre debe intentar
liberarse de todos los obstáculos que interrumpen esta vida interior. Hay que
ser consciente de que las verdades más grandes y preclaras llegan a nosotros de
la manera más íntima. Los más grandes sabios de la humanidad no descubrieron
las grandes verdades siguiendo cualquier otro camino que no fuese el que aquí
se menciona. Encontraron estas verdades porque encontraron el camino que lleva
a su ser interior y porque sabían que la paciencia y la perseverancia eran
requeridas para practicar los diferentes ejercicios.
Así, cuando una persona alcanza lo más profundo de
su ser, cuando se aleja de los pensamientos que le asaltan desde el exterior y
en vez de eso se concentra en los pensamientos que pertenecen a la eternidad,
está avivando la llama dentro de si que le iluminará los mundos del alma.
Cuando una persona desarrolla dentro de si las cualidades de la ecuanimidad, la
calma interior y la paz igual que las otras virtudes aquí mencionadas, está
alimentando a esta dama con la sustancia adecuada. Si una persona es capaz de
mantenerse en silencio y expresar solo pensamientos elevados, si vive una
existencia llena de amor y su vida se convierte en una vida de devoción a lo
divino, el mundo a su alrededor empezará a “sonar.” Esto es lo que Pitágoras
llamó “Música de las esferas”. No se quería decir simbólicamente; es una
realidad.
Solo es posible dar aquí pequeñas pistas que guíen
en la dirección del camino que lleva a la puerta estrecha. Cualquiera puede
alcanzar esta puerta estrecha y para aquel que no tiene miedo de las
dificultades la puerta se abrirá. Entonces encontrará lo que todas las grandes
ideologías religiosas y filosóficas han proclamado: La Verdad Única
Eterna y la Vía de la Vida.
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