Hay una poderosa manera de explicar el alza de Donald Trump que la
mayoría de los comentaristas se han perdido por completo o la han
infravalorado. La línea estándar describe a Trump como una extraña anomalía.
Comenzando como un candidato de celebridad improbable, él ha desafiado todas
las reglas convencionales de la política, lo que debería haber sido mortal.
Pero en cambio Donald Trump ha barrido todo lo que tenía por delante en
el lado republicano. Poseyendo un “genio” para aprovechar la oportunidad, sigue
dominando la escena de manera que ningún político anterior lo ha logrado en los
tiempos modernos – por lo que la visión convencional continúa.
Donald Trump
La Sombra
La sombra combina todos los oscuros impulsos – el odio, la agresión, el
sadismo, el egoísmo, los celos, el resentimiento, la transgresión sexual – que
están ocultas a la vista. El nombre se originó con Carl Jung, pero su origen
básico provenía de una visión de Freud de que nuestras psiquis son duales,
fuertemente divididas entre el consciente y el inconsciente. El surgimiento de
la civilización es un tributo a lo bien que obedecemos a nuestra mente
consciente y reprimimos nuestro lado inconsciente. Pero lo que se esconde en
las sombras saldrá a la luz.
Cuando lo hace, las sociedades que se ven bien ordenadas y racionales,
justas y equitativas, cultas y refinadas, de repente estallan en horribles
despliegues de todo lo que no son: violencia, prejuicios, caos e irracionalidad
ingobernable. De hecho, la trágica ironía es que las peores erupciones de la
sombra se producen en las sociedades que en la superficie tienen menos de qué preocuparse.
Esto explica por qué toda Europa, en el apogeo de su comportamiento asentado,
civilizado, se arrojó a sí misma al infierno de la Primera Guerra Mundial.
Si Donald Trump es la última expresión de la sombra no es una anomalía
extraña, lo cual sería cierto si los valores racionales normales fueran el
único estándar de medición. Den vuelta la moneda, haciendo que el inconsciente
sea su nivel de medición, y él es absolutamente típico. Cuando la sombra
estalla, lo que está mal es correcto. Ser transgresor se siente como un alivio,
porque de repente la psiquis colectiva puede brincar en campos prohibidos.
Cuando Donald Trump se entrega a la mala conducta desenfrenada y al
mismo tiempo dice a sus audiencias tumultuosas “Esto es divertido, ¿verdad?”,
él está expresando en público nuestro impulso vergonzoso de dejar de obedecer
las reglas.
Pero la diversión de la Primera Guerra Mundial, que casi alegremente
envió jóvenes a luchar, rápidamente se convirtió en horror, y la sombra cerró
una trampa insidiosa. Una vez liberada, es muy difícil obligar a la sombra a
regresar a su búnker subterráneo. El partido republicano ha mantenido a la
sombra a fuego lento durante décadas, desde que Nixon descubrió cómo tomar
ventaja del racismo sureño, de las agresiones de la ley y el orden en contra de
las minorías, y las actitudes de “ellos contra nosotros” hacia el movimiento en
contra de la guerra de Vietnam.
Con el fin de no sentir vergüenza de sí mismos, las buenas gentes de la
derecha encontraron después de Nixon figuras decorativas que exudaban
respetabilidad. La ironía es que, tal como en las sociedades civilizadas que
parecen las menos propensas a permitir que la sombra corra libremente, cuanto
más benignos actuaron un Reagan o un Bush, más fuerte se volvió la sombra detrás
de la fachada.
Donald Trump ha arrancado la fachada, intoxicado por la “diversión” de
dejar a sus demonios correr y descubriendo para su sorpresa (tanto como lo hizo
Nixon) que millones de personas rugieron con aprobación. Sin embargo, en
comparación, Nixon retuvo un relativo control sobre las fuerzas que desató,
mientras que Trump puede que esté montando un tigre – esa parte de la historia
aún tiene que mostrar sus efectos.
Si la sombra se niega a volver bajo tierra, que siempre es el caso, ¿qué
resultados podemos anticipar para los próximos seis meses? La situación actual
nos encuentra atrapados entre la negación y el desastre. La negación es cuando
ignoras la sombra; el desastre es cuando te rindes totalmente a ella. Sin estar
en cualquiera de los extremos, en este momento muchos estadounidenses sienten
el síntoma inquietante de estar fuera de control. Trump glorifica el estar
fuera de control, y mientras este estallido siga su curso – el cual nadie puede
predecir – él permanecerá inmune a todas las restricciones normales.
¿Qué hacer mientras tanto? Algunas cosas vienen a la mente.
Ver el Trumpismo como lo que es, un enfrentamiento con la sombra.
En vez de demonizarlo, reconocer que la sombra se encuentra en todo el
mundo y así lo ha sido siempre.
Al mismo tiempo, reconocer que al final la sombra nunca gana.
Encontrar cada oportunidad de reforzar el valor de volver a lo correcto
y razonable en tu propia vida.
No combatir la sombra con la sombra, lo que significa no agacharse a
jugar con las reglas nihilistas de Donald Trump – él siempre estará dispuesto a
ir más bajo de lo que estás dispuesto a ir.
Estados Unidos ha sido afortunado con nuestra capacidad para dejar salir
el vapor y reconocer que tenemos demonios. Durante la Gran Depresión, los
ladrones de banco se convirtieron en héroes populares, pero nadie sugirió
elegir de presidentes a Bonnie y Clyde. Las limitaciones racionales que
permiten la evolución humana han tenido éxito durante miles de años, ya que la
parte superior del cerebro se convirtió en dominante sobre la parte inferior
del cerebro.
Ese dominio todavía es válido, sin importar lo cerca que coqueteemos con
las áreas primitivas de la mente. Donald Trump representa algo auténtico en la
naturaleza humana, y en tiempos difíciles él es el chico malo que se convierte
en un héroe popular. Nadie puede predecir si su postura Incorrecto = Correcto
lo llevará a la Casa Blanca. La contienda con nuestra propia sombra no ha
terminado todavía.
Autor: Deepak Chopra
Traducción: Marcela Borean
Traducción: Marcela Borean
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