por
Prem Rawat
¿Has
oído alguna vez decir a alguien: “No vas a creer lo que me acaba de pasar”?
Cuando oímos eso pensamos: “Me va a decir que le ha pasado algo, pero ¿por qué
dice: ‘No vas a creer lo que me acaba de pasar’?”. La palabra clave es creer,
porque si hubieras estado allí lo sabrías y no tendrías que creerlo.
Creer
está bien, pero se le da mucha más importancia de la que merece. Lo que merece
la importancia que se le da a creer es saber. Saber es certeza, es
claridad. Ahí no hay ambigüedades, ni hipótesis. Esto es lo que sucedió.
Pero cuando no sabes, ¿basta con creer?
A fin
de cuentas, viniste a este mundo y te macharás. Tienes un sistema de creencias.
Lo tienes. Y tengas o no el valor de escucharlo, yo tengo el valor de decirte
que estás aquí para sentir el cielo.
Siempre
has creído que el cielo es algo que alcanzarás después de morirte, si eres
bueno. Es lo que aprendiste. Pero nadie tuvo que enseñarte el deseo de tener
paz, de ser feliz, de sentir alegría. Lo has tenido desde que eras un bebé.
Se te ha dado este cuerpo, la máquina suprema de sentir. Eso
es lo único que hace durante todo el día: “¡Oh! ¡Precioso! Caliente, frío,
blando”. Si tuvieras que hacer una lista con los sonidos, olores, sabores y
texturas que puede apreciar, sería larguísima.
Tienes
la cosa más increíble, llamada “vida”. De pronto, puedes moverte, puedes
comprender, bailar, sonreír, llorar, pensar, sentir… Todo eso ha venido junto,
y mientras estés vivo puedes saber. Y cuando sabes, viene la paz, llega la
verdadera alegría. Tu vida tiene que evolucionar basándose en saber, no en
simplemente creer.
¡Claridad!
Tu vida tiene que evolucionar en torno a ese deseo de tu corazón, de tu
interior, de querer saber.
¿Qué
es lo que tu vida anhela? La gente hace todo tipo de esfuerzos: “Tengo que
hacer esto y lo otro”. Llega una tragedia y lo pierden todo. Entonces dicen:
“Sólo quiero ser feliz”. Quizá es así como se supone que debe ser. El edificio
de tus logros debe empezar con lograr la paz, la alegría. Construye sobre eso
una torre tan alta como quieras y nunca se derrumbará, porque se habrá
construido sobre una base sólida. Estará sujeta a la cosa más estable que hay
en tu vida. Te habrás ocupado de lo que es esencial en tu existencia, y
entonces sentir gratitud es algo natural. No es algo que uno cree: “Creo que
soy feliz”.
La
verdad no es una cosa misteriosa que está en la cima de una montaña. La verdad
danza en ti. La claridad no es algo que extraes de una mina de
oro. La claridad y la comprensión no están enterradas en algún lugar, están
dentro de ti. Tienes que añorarlas, invitarlas a tu vida. Debes llamarlas,
alimentarlas; tienen que ser invitadas y bienvenidas de verdad. Todas las
respuestas y toda la riqueza que anhelas están dentro de ti. Toda la sabiduría
de todos los tiempos está en tu interior.
Comprende,
acepta, descubre esas cosas que están dentro de ti. Cuando sientes esa alegría
en tu vida, es algo especial.
Y
cuando sientes paz, es el triunfo de un ser humano. Has ganado todas las
guerras. Lo has conseguido. En el momento en que sientes paz, has
cumplido tu destino.
…
…
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