Escuela Huber
Hércules y el toro cretiense, por Francisco de Zurbarán, en el Museo del Prado.
Este
viernes 5 de mayo tenemos el plenilunio de mayo, una de las Lunas llenas más
importantes del año al celebrarse el Festival de Wesak, también conocido como
Festival de Buda, una fecha en la que se ensalza la compasión, la devoción y el
servicio a la Humanidad.
Pero
la de este 2023 es incluso más especial, por dos motivos más.
Primero, porque coincide con el primero de los dos eclipses lunares de este año, un eclipse penumbral (el más sutil de todos) que, de todos modos, podrá verse en algunos lugares de África, Asia y Australia.
Y
segundo, porque el día 16 de este mismo mes, Júpiter entra en Tauro, reforzando
la energía del Signo de dos maneras distintas: propiciando cambios en las
experiencias individuales con la abundancia y la confianza, y aumentando nuestra
capacidad para manifestar y construir de una manera más sólida y estable.
Veamos el gráfico general para este plenilunio tan especial.
De
mano, observamos una configuración interesante relacionando las luminarias con
un stellium en Tauro y con un Júpiter que, todavía en Aries, y a un nivel más
sutil, agudiza la percepción sensorial y el interés en la filosofía.
Identificamos
un Triángulo de ambivalencia entre el Sol (en conjunción con Urano), la Luna y
Marte, estimulando la acción meditada, la reflexión y la capacidad de
observación desde un estadio más sereno, pudiendo aprovechar su energía para
finalizar temas inconclusos.
Por
otro lado, Plutón y Neptuno forman parte de dos Triángulos de Aprendizaje junto
con Júpiter y Venus, facilitando la visión de futuro, propiciando cambios o
buscando nuevas estrategias para hacer frente a los retos diarios.
Toda
la configuración del plenilunio apuesta por crear nuevos recursos con base a
los talentos personales: por un lado, la Luna reta la confianza taurina desde
el lado opuesto de Escorpio, añadiendo una parte emocional de compromiso y
profundidad en las relaciones y el entorno; y por el otro, Saturno, desde
Piscis, aporta la necesidad de que los ideales y los intercambios estén en
consonancia con la realidad.
¿Dónde
se encuentra el eje Tauro/Escorpio en tu carta? Como siempre, sus casas serán
las áreas más influenciadas por esta Luna llena, ponles atención.
Hércules
y el mito de Tauro
Para
su segundo trabajo, a Hércules se le encomendó dirigirse a la isla de Creta. Su
misión era encontrar y capturar el toro sagrado que vivía ahí (y que Minos, el
Rey, quería sacrificar) para después llevarlo a salvo a la tierra de los
cíclopes.
Hércules
realiza la misión con éxito, buscando el toro, persiguiéndolo hasta la guarida,
controlándolo con maestría y después guiándole desde su lomo por las aguas
hasta su destino, ofreciéndolo finalmente a Brontes, Steropes y Arges, que así
se llaman los cíclopes.
Veamos
la historia más de cerca.
El
toro representa al hombre común, en el que instintos, impulsos y emociones
buscan satisfacer sus deseos, ya sean físicos o emocionales.
La
isla es «la tierra del deseo».
Y
el agua que la rodea, representa (por elemento) el mundo emocional.
Como
el mito, el Ser humano puede vivir como un toro atrapado en la tierra del deseo
(recordemos, la isla), y estar emocionalmente aislado (por el agua que la
separa de otras tierras), especialmente del continente, que representaría la
Humanidad autoconsciente.
Otro
rasgo destacable del escenario presentado por este mito, y que menciona Alice
Bailey en su libro Los 12 trabajos de Hércules, es que, en la misma isla, se
encuentra el laberinto del Minotauro, símbolo inequívoco de la gran ilusión que
aturde, confunde y enreda a los hombres, atraídos a él con la intención de
alcanzar el tesoro que esconde en su centro.
Con
todos estos principios, una lectura podría ser que, en mayor o menor medida,
todos tenemos nuestra parte más «toro», aquella que nos lleva a comportarnos de
forma temperamental, incluso ciega en nuestro avance; y que, por tanto, en
ocasiones, nos puede llevar a vivir engañados, desde la falsa consecución de
deseos y desde expectativas forjadas a la sombra de nuestra personalidad real.
El trabajo de Hércules en el signo de Tauro nos habla de la fuerza de los instintos y de cómo podemos gestionarla. Hércules cabalga al toro como si fuera un caballo (lo domina), lo saca de la isla (la ilusión de los deseos) y finalmente lo conduce a tierra firme.
El
mito nos recuerda que andar «sobre la tierra firme de nuestro mundo interior»
es el único camino posible para conocer la realidad de nuestra esencia.
Así
pues, y recordando el pensamiento semilla de Tauro («Yo veo y, cuando el ojo
está abierto, todo se ilumina»), transmutemos el deseo en aspiración y
sustituyamos la satisfacción en los deseos materiales por el deseo de valores
espirituales, aunque sea de forma progresiva, nos ayudará a desarrollar nuestra
Voluntad, nuestro Amor y nuestra Sabiduría.
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