Al hacer caso de tus sentimientos vas dándote cuenta
de las diferentes partes de ti mismo y las diferentes cosas que éstos desean. Y
de que no puedes tenerlas todas al mismo tiempo, puesto que muchas de ellas
entran en conflicto. Por ejemplo, aquella parte de ti que desea más dinero y
una casa más grande entra en conflicto con aquella otra que sufre por los
pobres y los hambrientos. Descubres que cuando das satisfacción a una parte de
ti, quedan sin satisfacer las necesidades de otra. Y así, cumplir con una parte
crea angustia en otra, o en otras, y ello provoca tu división.
De la misma manera que quien hace experimentos en
física cuántica no puede provocar a un tiempo el experimento de las ondas y el
de las partículas en la luz física, y debe elegir el experimento a realizar, tú
también, al dar forma a la luz no física, debes elegir la experiencia a crear.
La elección de no elegir es igual a permanecer
inconsciente y, por tanto, a ejercer el poder de manera irresponsable. El
conocimiento de la personalidad fragmentada y de su necesidad de integración
trae consigo la necesidad de una elección consciente. Cada decisión exige que
elijas las partes de ti mismo que deseas cultivar, y cuáles son las partes que
quieres mantener al margen.
Una elección responsable es aquella que tiene en
cuenta las consecuencias de cada una de sus decisiones. Solamente a través de
la elección responsable puedes decidir conscientemente cultivar y nutrir las
necesidades de tu alma, y enfrentarte y abandonar los deseos de tu personalidad
Fuente: Escuela Claridad
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